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Todas las neuronas

Por Dona Wiseman

No tengas miedo de usar todas tus neuronas. Sí, cuestiono tu inteligencia. No cuestiono que seas inteligente, sino que estés usando toda tu inteligencia.

La ciencia, hace algún tiempo, comprobó la existencia de neuronas en el cerebro (eso es muy sabido), en el corazón (¿oh?), y en los intestinos (¡ahora sí te pasaste!). Pues no. Así es. Tenemos neuronas en cerebro, corazón e intestinos. Tres “cerebros”. Tres diferentes maneras de “pensar”. Tres maneras de reaccionar ante el mundo. He leído que la felicidad radica en poner de acuerdo lo que pienso, lo que siento, y lo que hago. Aquí está la manera de hacerlo, o bien de comenzar el proceso y el trabajo de acercarnos a esta opción y manera de vivir.

Estamos acostumbrados a pensar en forma intelectual, usando el cerebro y su lenguaje: las palabras y las imágenes. He escuchado a personas decir cosas como: “No podemos decidir en base a una emoción.” Pero ¿qué pasa si lo que siento es una parte fundamental de la situación que estoy viviendo? También he escuchado: “Ni modo de seguir mis impulsos.” ¿qué sucede con la intuición, los deseos y los anhelos? He escuchado: “No puedo razonar lo que siento.” Y ¿qué sucede cuando sabemos que lo que sentimos, en casos, nos ha llevado a tomar malas decisiones?

Aplicando mi implacable idealismo, diré que saber con cuál de nuestros centros tomar una decisión específica sería una señal de madurez. O bien, tomar el tiempo y hacer el esfuerzo de comunicarme con los tres centros para escuchar mis tres lenguajes, me daría la opción de ocuparme de mi misma de una manera más completa.

Hoy, una mujer participante en un taller que impartía yo, se vio ante la desconfianza que tiene su propia intuición. El trabajo que hicimos la llevó a ver la necesidad de moverse por su intuición con mayor frecuencia. Yo recordé que la he oído decir sobre situaciones en su trabajo, “Si hacen eso de esa manera, las cosas no saldrán.” Lo dice con total seguridad. Y le creo. Habla con suficiente experiencia y conocimiento y no tiene necesidad de un detallado análisis para ver el resultado con bastante certeza.

Hay otras personas que creen que si se “dejan llevar” por sus sentimientos se verán vulnerables, no, más bien débiles. La vulnerabilidad es una característica inherente e inevitable, a pesar de una buena dosis de negación.

En nuestro mundo occidental hay un fuerte énfasis en el pensamiento y los procesos intelectuales. El conocimiento (no tanto la sabiduría) es valorado, sobre todo. Incluso las mujeres (a quienes adjudicamos supuestamente un mayor dominio de las áreas de emoción e intuición) son alentadas a los estudios de ciencias exactas, a la adquisición y uso de información. He observado que se sienten más valiosas incluso dentro de sus familias de origen en base a lo que aprenden y sus resultados académicos.

Entonces, ¿qué hacemos para usar más completamente nuestras herramientas? ¿Cómo podemos usar todas nuestras neuronas?

En cualquier situación, yo sugiero que tomemos un paso hacia atrás. Qué tomemos el tiempo para hacernos tres preguntas antes de decidir algo. ¿Qué pienso? ¿Qué siento? ¿Cuál es mi impulso? El intento sería que los tres centros estén de acuerdo. No sucederá de inmediato. No sucederá siempre. Este ejercicio es una herramienta invaluable para conocernos más a fondo.

Y, nos dará la opción de ser más fieles a quienes realmente somos.

Dona Wiseman: Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.
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