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6 poemas de Miriam Reyes

Por  Alejandra Peart

Desde que decidí estudiar Letras, siempre me he inclinado más por la poesía. No quiero decir que no me guste la narrativa, las novelas, los cuentos, sino que en la poesía siempre me he identificado más. Sobre todo, con la poesía escrita por mujeres, lo que me ha llevado a ser una fiel coleccionista de libros de poetas, de todo el mundo.

Y así como en los libreros de mi casa, casi sin querer los he llenado con el tiempo de casi pura poesía, así voy llenando estas repisas virtuales con poesía femenina. A través de este espacio les comparto mis poetas favoritas, las que me han salvado, me han inspirado, me han dado el aliento que he necesitado para continuar.

A veces, cuando siento que me falta inspiración, que estoy un poco triste o desconcertada, tomo un libro al azar de mi librero y lo abro en la página que caiga y comienzo a leer. De verdad es impresionante el resultado, el mensaje, el poder sanador de la poesía.

Hoy subiré al #ElLibrero, algunos poemas de los que más me gustan de la poeta española Miriam Reyes, quien además de escribir poesía, combina palabra con la imagen, generando otros formatos de poesía, como el vídeo, la fotografía y las nuevas tecnologías. Super recomendable cualquiera de sus libros, ¡que la disfruten!

 

 

– Antes de que te lo enseñen por ahí

te lo voy a explicar yo

-me dijo-

mientras abría mi cama.

Ya no recuerdo cuantos años tenía entonces,

si era joven o vieja.

Sólo recuerdo el asco

arrastrándose dedo tras dedo

por las manos de todos los hombres

-por mis propias manos-

Por favor, pasen sin tocar, pasen pasen.

Hasta que un día encerré el dolor en un frasco

le puse al asco tu cara

y cerré la tapa.

Cuando abrí los ojos habías desaparecido

y por fin pude besar

los ansiolíticos dedos de mi amante.

 

 

Soy lo que no entiendes

y simplificas

lo que no puedes cambiar

y limitas

lo que necesitas

y humillas.

 

Por más que te obedezca

no hago lo que deseas.

 

Por más que me anules

te lastimo.

 

 

No voy a contestar esa llamada

trae una voz de uñas rayando la pizarra

y un repertorio de rostros de la náusea

que conozco de sobra.

 

Corté los hilos limpié las huellas

detuve todo flujo que pudiera extenderse

del uno hacia el otro.

Barrí tu cuerpo de huesos y carne

fuera de mi cabeza.

Todo lo tibio también todo a la calle.

 

Y tú sigues repicando

incansable entre los tubos

vacíos de mis arterias.

 

….

 

No soy dueña de nada
mucho menos podría serlo de alguien.
No deberías temer
cuando estrangulo tu sexo,
no pienso darte hijos ni anillos ni promesas.

Toda la tierra que tengo la llevo en los zapatos.
Mi casa es este cuerpo que parece una mujer,
no necesito más paredes y adentro tengo
mucho espacio:
ese desierto negro que tanto te asusta.

 

….

 

Te tengo todo marcado

como un yacimiento arqueológico.

No es extraer los restos de ti lo que persigo

-ruinas de una ciudad tallada en la arenisca-

lo que quiero es penetrarte

taladrar la piedra de tu cuerpo

y este sexo cóncavo de mujer

se vuelve inútil para mi deseo.

Cavo en tu ombligo

para entrar por el flujo de tu sangre.

Vacío mi espíritu como aire en tu boca

y te observo respirarme.

Ya sé que no necesito de piel para tocarte

no es eso

lo que yo quiero es hacerme

una cueva en tu cuerpo.

Flexiono tus rodillas bajo mis axilas

como los brazos de un taladro.

Las aceras que rompo

son las de tu calle.

Con mis pestañas barro

el polvo que levanto de tu frente

y no me detengo hasta que soy tú

y tu sexo es el mío hasta que soy yo

quien está dentro.

Alejandra Peart: Arquitecta y Licenciada en Letras Españolas con Maestría en Creación Literaria. Fundadora y Directora Editorial de Editorial Atemporia. Escribí el poemario En estas horas (Ed. Minimalia, 2004). Actualmente soy Directora de Contenido de la revista NES No Estás Sola, promotora cultural, editora, poeta, diseñadora editorial, feliz mamá de Rodri y esposa de Jorge. This is me.
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