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Bitácora de una madre de tres en un mundo de “sólo 1”

Por Alex Campos

Y digo qué estaba pensando, sintiéndome aliviada, de no dejar mi sueño de ser madre de más de 1. ¿Qué me hizo salirme del común denominador de la población en los “30” con la ideología de sólo 1, o mejor ninguno?

No sé qué pasó, pero me alegra el factor que me hizo desear diferente, ¡soy felizmente madre de un kínder de 3!

Admito que la mitad del tiempo hay mucho caos en mi camioneta, en la casa y tal vez en los lugares que visitamos, pero la otra mitad me hacen sacar carcajadas con sus ocurrencias, derretirme de amor con tan sólo una sonrisa o un abrazo, llorar de emoción por logros alcanzados y hacerme sentir que soy la mujer maravilla porque ellos creen que todo lo puedo, y TODO el tiempo agradezco por sus vidas.

De hecho, creo que si la energía me alcanzara ¡tendría 1 más! Como haciéndole un homenaje a las familias numerosas de antes. No quiero que me aplaudan o que todos los treintañeros (como yo), quieran ser padres ¡de más de 1 o 2!  Pero tampoco quiero saber que, salir a la calle con 3 niños, ¡¡¡se convertirá en un espectáculo circense!!!

Lleno de espectadores, malabares para poder entrar y salir de lugares públicos (por qué nadie piensa en construir baños aptos para mamás con carreolas y niños en mano), y con un espectáculo de fuerza incluido en el show, pues nadie te ayuda a bajar o subir de un elevador o del carro ni a cargar la carreola para bajar la banqueta, porque no hay accesos ni rampas en donde debe haber.

Uf, y si tienes más de uno, seguramente haz sentido el estrés de hacer todo el procedimiento de subir al carro luego del “ya nos vamos”, con un carro con intermitentes esperando entrar a tu lugar en el estacionamiento de un centro comercial, mientras tú corres de una puerta a otra abrochando cinturones, poniendo chupones, preparando mamilas, desarmando o doblando carreola y por último brincar de prisa al asiento del piloto porque ya te tardaste mucho y están esperando desesperados, que cosa tan más horrible y ¡que nervio provoca!

Y es que, tristemente, creo que las personas se han convertido en espectadores, sólo miran, a veces murmuran. Algunos se sienten conmovidos, unos cuantos asombrados y otros asustados con la idea de ver una mujer sola llevando una carreola doble, con un bebé de menos de dos años, otro de 8 meses y una niña de 4 años tomada de la mano.

¿Qué resulta tan increíble? Y vaya, no en todos los casos “increíble” se define en el buen sentido.

Si, estamos conscientes de que todo ha cambiado. Antes, nuestros abuelos tenían cuando menos 4 hijos y eran consideradas familias pequeñas o promedio. Luego, nuestros papás 3 o 2 y raramente uno, pero hoy en día tener 3 es multitud.

Tal vez si, pues precisamente nuestra manera de pensar se ha modificado tanto, que el dinero no alcanza a veces ni para uno o así creemos, el tiempo nos persigue sin que podamos disfrutar de los días, las metas laborales y económicas se han convertido en “el hijo predilecto”, y el consumismo nos impone de tal manera que nuestro pensamiento llega al punto en que sacrificamos tener un hijo más para poder adquirir bienes materiales que vemos anunciados en la televisión.

Todo este pensamiento viene a mi mientras camino por una plaza comercial, en donde, a mi paso, en compañía de mis tres, recibo miradas atónitas, comentarios de sorpresa, algunas otras madres me regalan una mirada de “qué aventada” y parejas jóvenes con ojo cuadrado meditando si “se avientan o no”. Y yo queriendo decirles “¡SI!, ténganlo, por qué no conocerán nada más cercano a un sentimiento tan sublime cómo el de ser padres”.

¿Han intentado entrar a un baño público con dos bebés en carreola y una toddler a la que tienes que cargar para que no se siente en la taza? ¡Qué hazaña tan complicada! ¿O qué tal subir a un elevador tamaño “promedio”, de esos que ahora son de 2 x 2? Y ni qué decir de entrar a una tienda que no sea un supermercado, atiborrada de ropa o productos y con pasillos muy apretados, como no cabes, vas tirando todo a tu paso.

Hubo un momento de ese épico paseo, que me causó frustración y molestia.

Ahí voy yo, en una nueva ciudad, sin mi acompañante de cajón (mi marido), sin ayuda de nadie, decidí que quedarnos encerrados sería peor que “atreverme” a salir con mis 3. Al entrar a una tienda, en una plaza comercial, uno de los encargados me miró con unos ojos saltones, pasando de la sorpresa de verme cargando a tres niños, a la incomodidad de tener que decirme “Le pido por favor que solamente utilice los pasillos más amplios”, seguido de esa sugerencia los dos volteamos a ver al fondo de la tienda y creo que la misma pregunta pasó por nuestra mente.”¡¿Cuáles pasillos amplios?!”, sólo el de la entrada es amplio.

Acto seguido, cansada de lidiar con “El mundo de 1 solo hijo”, me di la vuelta (con mucho esfuerzo porque vaya que una carreola doble pesa) y seguí caminando.

Ahí lo comprobé, en México estamos adquiriendo la ideología de menos hijos, o de sólo 1, o mejor una mascota o de plano ninguno.

Si es así, vivo en la época equivocada, en el país equivocado y felizmente siendo mamá de 3 gremlins bellísimos, que bien me hacen pasar momentos incómodos, en estos lugares tan reducidos de espacio, pero a los 20 min después muero de la risa de acordarme de cada puntada o de todo lo vivido.

Este paseo, o cita a solas con mis tres, fue toda una misión, pero en cada misión se aprende, y algo que aprendí es que mis hijos entienden qué espero de ellos cuando salimos solos si se los explico y los comprometo a portarse bien.

Esto resalta de lo vivido en ese paseo:

  1. La próxima vez que vea a una mamá sola con más de 1 y lidiando con problemas de espacio o de logística, me ofreceré ayudar en lugar de sólo mirar.
  2. No me estresaré ni haré las cosas rápido y mal hechas en los estacionamientos porque algún carro me espera, pues seguramente entienden y tal vez hasta hayan pasado por eso.
  3. No dependeré de la ayuda de nadie, más bien buscaré técnicas para lograr un paseo más amigable con mis hijos.
  4. Mi marido y yo decidimos ser papás de 3, y nos encanta, (aunque tenga sus retos y a veces nos quejemos) así que a pesar de que este mundo nos dicte que lo mejor es tener “sólo 1”, la próxima vez que salga con ellos y la gente se asombre o no ayude, les lanzaré una sonrisa dándoles a entender “lo tengo bajo control”, aunque a veces no lo tenga, para evitar dar mensajes equivocados a los potenciales futuros padres.
  5. Evitaré los lugares con espacios reducidos, incluyendo estacionamientos saturados.
  6. Antes de salir, explicaré a mis pequeños qué haremos, y les diré por qué mamá necesita de su ayuda portándose bien.
  7. Las mamás estamos hechas para estos retos, la maternidad nos hace ser fuertes, pero de todos modos cuando salga sola con ellos buscaré lugares de fácil acceso.

Somos muchas mamás de más de 1 en el mundo, así que si nos vemos en la calle podemos ayudarnos a subir la carreola, a sentar a los niños, a detener la puerta del baño o simplemente sonreírnos.

Alex Campos: Lic. en Comunicación por la Universidad Del Valle de México. Conductora en diferentes facetas, actualmente presentadora de noticias. Apasionada de la escritura y enamorada del arte de ser mamá. Mamá de Samantha, José Antonio y Rafael.

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  • Excelente ! Me siento identificada aunque solo tengo 2, Dios los bendice y felicidades por los 3pequeños

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