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Rosario, la lámpara encendida

Por Liliana Mendoza

 

Sólo una tonta podía dedicar su vida a la
soledad y al amor.

Sólo una tonta podía morirse al tocar una lámpara,
si lámpara encendida,
desperdiciada lámpara de día eras tú.
-Jaime Sabines, Recado a Rosario Castellanos

 

En esta ocasión quisiera hacer una pausa sobre el tema de madres solteras y hablar sobre una de mis mujeres favoritas, que quien me conoce bien lo sabe y ahora te lo comparto.

Considerada una de las primeras feministas del país, amiga cercana de Jaime Sabines, estoy hablando de Rosario Castellanos, ¿la conoces?

Chayo nació en la ciudad de México en 1925 y murió de una forma muy tonta, en 1974 al salirse de bañar, prendió una lámpara y se murió, ¿lo puedes creer?

Mi primer acercamiento con Rosario fue cuando estaba en la preparatoria, nos encargaron memorizar un poema, mi papá me recomendó uno de Jaime Sabines llamado “Recado a Rosario Castellanos”, lo memoricé y cumplí, pero me entró la duda de quién era esa famosa Rosario por la cual Jaime Sabines estaba tan dolido por su muerte.

Balún Canán es una autobiografía (aunque jamás nombra a su protagonista, que es ella misma), cuenta cómo, cuando su hermano murió, su papá, inmerso en su dolor, le dice que hubiera preferido que muriera ella en vez de su hermano. Así creció Rosario, en un ambiente donde los hombres eran primero y las mujeres no contaban, tomando en cuenta la época y la ciudad, Comitán, Chiapas (ciudad también de Sabines).

Emigró después, como signo de liberación, a la Ciudad de México donde se graduó como Maestra en Filosofía, dio clases en la UNAM, en la Universidad de Wisconsin, en la de Colorado y en la de Indiana, fue nombrada embajadora de México en Israel en 1971, y trabajó como catedrática en la Universidad Hebrea de Jerusalén, además de su labor como diplomática, nada mal para una mujer en la cual en su casa no era tomando en cuenta ¿no crees?

Se casó y tuvo un hijo, quien fue su adoración después de varios abortos involuntarios y la muerte de una hija recién nacida, se divorció 13 años después, amó profundamente a Ricardo su marido a pesar de que la engañó muchas veces.

La mayoría de sus libros se desarrollan en Chiapas, y es de las escritoras mexicanas que escribió en casi todos los estilos literarios, cuentos como Los Convidados de Agosto, obras de teatro como El Eterno Femenino, que empieza en salón de belleza y termina interactuando la Virgen María con Doña Josefa Ortiz y Eva, poesía en su libro Poesía eres tú, libros de protesta como Oficio de Tinieblas que habla sobre la matanza hacia la población indígena de Chiapas (muy actual a pesar de ser escrito en los 70s), ensayos como el fabuloso Mujer que sabe latín que viene del dicho popular Mujer que sabe latín, no tiene marido ni buen fin, qué tontería ¿verdad?, y múltiples artículos periodísticos.

Ella decía que no es una mujer de ideas, “nunca he tenido una, jamás repetí otras”; tampoco una mujer de acción, “basta mirar la talla de mis pies y mis manos”; y que mucho menos es, continúa irónica en sus versos, una mujer de palabra. “No, de palabra no. / Pero sí de palabras/ muchas, contradictorias, ay, insignificantes, / sonido puro, vacuo cernido de arabescos, / juego de salón, chisme, espuma, olvido.”

Rosario se solidarizó con el dolor, la miseria, los indígenas y las mujeres, era sagaz e irónica, cada vez que leo sus libros la admiro más, te invito a conocerla, a entenderla, a solidarizarnos con sus causas, tan vigentes e importantes hoy en día.

Liliana Mendoza: Mamá de Diego, Maestría en Administración de Instituciones Educativas, trabajo en el sector público, me apasiona leer y aprender sobre mujeres. Ahora aprendo a ser mamá.
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