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Coco

Por Laura Prieto

Hace unos meses en una de mis columnas hablaba del significado del Maneki-neko, gracias a

esto, una amiga y clienta frecuente me contactó interesada en tatuarse a su gata, Coco,

dibujada como el famoso personaje de la leyenda, gustosa empecé el proceso, comencé a

trabajar a partir de fotos que me envió, me platicó que era una de sus gatas más queridas y

que había fallecido poco tiempo atrás.

El Maneki-neko tiene mucha tradición y poder, es un amuleto, traté de caracterizar a Coco, la

imaginaba como la figura regordeta, con la pata levantada, semi sonriente, un tradicional

tatuaje japonés, no me esperaba que fuera todo un reto, con fotos a la mano empecé el

diseño, a caricaturizarla, ponerle el collar, la pata saludando, la posición, la moneda, pero no

encajaba, veía la foto de Coco y me miraba molesta, volvía al dibujo y sus ojos no encajaban

con el tradicional gato feliz, empezaba de nuevo y sucedía lo mismo. Coco me miraba con

desaprobación al verse “ajuareada” con ese disfraz de gato extranjero, sentía su vibra y no era

una muy feliz, dudé un poco de mí misma, al sentir tan intensa su molestia, después de varios

dibujos, y no lograr mi cometido, inquieta contacté a mi clienta, y entre bromas le dije que

Coco me estaba saludando a mi madre cada vez que la quería poner como un tierno Maneki-

Neko. Simplemente la mirada y energía que emanaba me impedía dibujarla como una

caricatura japonesa, mi clienta riendo me dijo que ella era así “muy amargosilla”, me platicó

que era la líder de sus gatos, era quien ponía orden en la casa, controlaba a todos con una

mirada, no necesitaba ser agresiva, y que ahora, ausente, la siente presente en la casa, los

gatos se siguen reuniendo en torno a donde ella solía estar, como que la energía de Coco

siguiera en casa.

Entendí todo, Coco quería ser Coco, con su majestuosidad, su mirada fuerte y seria, melena imponente y postura de gata reina, hay quien nace para ser tierna caricatura,

pero ella era Coco, y me lo hizo saber, la molestia que sentía de su parte no estaba alejada de

la realidad. Entonces la dibujé como era ella, respeté su porte, mirada, postura y solo le

agregué los símbolos característicos del Maneki-neko, el collar con el cascabel, la moneda,

sus patas están en la tierra, no saluda, están firmes, como era ella. Ha sido una experiencia

sorprendente y bonita en mi haber de tatuadora, son las recompensas de mi oficio, captar la

esencia de cada imagen, de cada idea, y hacer que tanto para mi cliente como para mí, el

resultado sea ideal, sorprenderme de que las imágenes trasmiten sensaciones y energías, y

poder sentirlo, es la belleza del arte.

 

Y así quedó Coco, en el brazo derecho de mi amiga, recordándole que sigue aquí, cuidando a

su familia. Coco de la suerte.

Laura Prieto: Nací en Saltillo, Coahuila hace 32 años. La vida me llevó a aprender a tatuar, complementé mi aprendizaje estudiando artes gráficas y haciendo toda cosa creativa que llegara a mí. Ahora soy madre, esposa, llevo 14 años en el mundo del tatuaje y sigo feliz y encantada de trabajar en lo que estoy.
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