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Madurar en el amor

Por Dona Wiseman

 

De nuevo una publicación en redes sociales me pone a contemplar, ahora sobre el amor y de cómo lo definimos y lo que exigimos en una relación.

Un gran maestro comentó una vez (así como los grandes maestros dicen las cosas, como si fueran tan simples, pero dejándome con la boca abierta y en shock) que aquello que reclamamos a los demás, al otro, en nuestras relaciones es justo lo que nosotros tenemos que dar.  ¡¿Cómo?¡

Solo se entiende esto si tomamos en cuenta varios preceptos.  1.  La relación no es una complementariedad dentro de la cual el otro aporta lo que yo no tengo y viceversa, sino un crisol en donde yo me veo en el otro, haciéndome a cada paso más auténtica y transparente, reconociendo aquello que hay en mí que no he podido ver ni desarrollar aún.  2.  Ver en el otro lo que yo soy es resultado de la proyección.  Yo no veo más que lo que yo soy en el otro y en el mundo.  Es algo similar a “lo que te choca, checa”, pero no es así de simple, y para nada tan tajante.  3.  Si yo me encargo de desarrollarme como ser, podré dejar de exigirle al otro que sea algo que no es y yo me encargaré de hacer mi trabajo de vida.  De esa manera libero al otro de cumplir mis expectativas, lo puedo ver tal y como es y así admirarlo y aceptarlo.

En el amor no hago feliz al otro y el otro no está ahí para hacerme feliz a mí.  La vida en pareja es el lugar más apropiado para el crecimiento individual.  Dentro de la pareja me veré reflejada en cada momento en el otro y así podré llegar a conocerme cada día más profundamente, y más auténticamente.  Es muy fácil construirme una idea de quién soy o de quién creo que soy, o de quién deseo pensar que soy.  Es mucho más retador y provoca verdadero crecimiento estar en presencia de otro que me contradirá si lo que reporto de mi misma no va de acuerdo con lo que el otro vive de mí.  Si estoy en proceso de crecimiento y deseo ser honesta, tomaré en cuenta lo que me dice el otro y lo usaré como recurso para seguir mi camino de autoconocimiento y autoconciencia.  Eso no significa que lo que los demás dicen de mí siempre es la verdad, no, pero si son pistas.

Enamorarme y tener pareja no es solamente un proceso de romanticismo.  Tiene su encanto, por supuesto, pero el trabajo real de construir una relación y de construirme como individuo dentro de la relación implica dejar de lado el romanticismo y muchas ideas fantasiosas sobre el amor y la vida en pareja. Implica mirar de cerca lo que yo deseo recibir en una relación para incorporar eso a lo que ofrezco.  Como dice en el encabezado, “Si deseo admirar, tendré que convertirme en una persona admirable.”  Si deseo un amor maduro, tendré que madurar.  No encontraré en otro lo que yo debo aportar, o mejor dicho, solo encontraré en otro lo que busco si primero lo encuentro en mí misma.

 

Dona Wiseman: Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.
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