Maternidad y derechos. El inicio de la lactancia.

Por Clara F. Zapata Tarrés

Hoy hablo desde la maternidad. Pero no desde una perspectiva romántica ideal. Hablo desde la postura crítica que permite discutir sobre lo que podemos construir a futuro y sobre todo, intentando reivindicar las grandes posibilidades que tenemos las mujeres de poder transformar algunas estructuras de poder que están implícitas en muchos ámbitos de la vida cotidiana. Hoy hablo desde la preocupación pues de los pasos que ya se habían conquistado, estamos corriendo el riesgo de ir hacia atrás.

Me dedico a acompañar a familias que han decidido amamantar. La mayor parte de las dificultades casi siempre se perpetran a partir de la primera hora del nacimiento de los bebés. Hoy, avanzamos un paso y retrocedemos dos.

A lo largo de algunos años habíamos ya conquistado algunos derechos; se certificaron varios hospitales como “Amigos de la Niña y del Niño”; los médicos de hospitales públicos hicieron esfuerzos inmensos por sensibilizarse y mirar horizontes más amplios, colaborando y apoyando a las parturientas en su proceso de parto, aceptando un acompañante y regalándoles el mayor presente que es tener a sus bebés desde el primer minuto de la vida. Algunos (pocos) médicos del ámbito privado también han logrado desaprender algunas prácticas y ceder en protocolos hospitalarios rígidos y defensivos. Además, se dejaron de regalar fórmulas a diestra y siniestra permitiendo que cada sucedáneo fuera recetado en caso, solamente, necesario. Algunos pasos importantes se dieron. Es imperioso enfatizar en lo anteriormente dicho. Durante varios años ya, se han hecho esfuerzos inmensos por crear reformas a leyes, cambio en los protocolos hospitalarios, así como grandes discusiones que han concluido en el respeto a los acuerdos internacionales (Como el Código de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna). Todos estos esfuerzos se han logrado gracias a ello y a otras acciones. Las personas estamos mucho más informadas y los grupos de apoyo de organizaciones como la Liga de La Leche han ayudado a que los índices de lactancia aumenten y en consecuencia que tengamos un país que promete la sanación de una sociedad consumida por epidemias y también pandemias. Formamos un equipo que avanzaba. Pasamos de un 14% de lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses de vida a un casi 30% en 6 años.

Con la pandemia del COVID19 la forma de nacer ha cambiado. De marzo a la fecha los bebés están siendo separados de sus madres y la lactancia se ha visto truncada o en el mejor de los casos, aplazada. Pero “¿Qué podría pasar?”, dirían algunos; “Puede comenzar a amamantar ya que esté en su casa de regreso del hospital”, dirían otros… Se vislumbra un futuro incierto donde quizás nos podamos arrepentir.

Hoy necesitamos reformular y renovar. Informarnos mucho más. Saber que la leche humana tiene grandes componentes inmunológicos, que cambia su composición dependiendo de cada necesidad del bebé, que tiene células vivas y más de 200 elementos que ayudan a crecer a un ser humano. La Organización Mundial de la Salud, incluso el mismo gobierno mexicano, a través de las ya renombradas conferencias vespertinas de cada día, plantea que se necesita seguir amamantando, con todas las precauciones necesarias. Pero: seguir amamantando.

La lactancia, que en ocasiones es considerada como un tema de la arena privada, sale a flote para demostrarnos que hoy, más que nunca, necesita convertirse en un asunto de salud pública y que las personas que desean amamantar tienen el derecho de decidir. Si el interés superior de la niñez es la prioridad, la lactancia se vuelve un acto político y las repercusiones en el impacto de la salud de niñas y niños será la consecuencia. Las decisiones están por venir. Tenemos esperanza, aún. Las mujeres seremos las protagonistas en este tortuoso camino.

*”Las opiniones expresadas en este texto son solo mías y no necesariamente reflejan las opiniones de la Liga de La Leche”.

Clara Zapata

Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.

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