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El año se cierra así

disfrutar el presente y enfocar el futuro

El 2016 está a punto de terminar. Para mí siempre ha sido importante cerrar años de una manera adecuada y consciente. Mi experiencia de vida y mi observación de otras personas me muestran que cada año tiene una personalidad específica, trae su propia energía, nos propone cosas, nos facilita algunas y nos estorba en otras. Los últimos tres años han sido fuertes; de cambios, de mucha energía, de revoluciones internas y externas. La manera en que vemos la vida no es igual hoy que hace cuatro años, y, entrando el 2017, se acomodarán otros temas y volveremos a ajustar la forma de vivir y de pensar. Muchas veces dejamos que estos cambios y ajustes “nos sucedan” y no los tomamos como una plataforma desde la cual podemos proponer y participar activamente en la construcción de nuestras vidas.

¿Qué pasaría si, en vez de contemplar una vida que “nos sucede”, tomáramos lo que la vida y el año proponen y determináramos qué vamos a construir con ese material? Siempre hay personas que miran alrededor y declaran que quieren algo que en el momento específico no existe. Esa manera de vivir provoca frustración, rabia e insatisfacción. Declarando de antemano que no abogo por el conformismo, propongo que veamos el material natural que la vida aporta en cada momento y los recursos internos y externos propios con los cuales contamos para conscientemente tomar de y aportar a la vida misma. Creo que eso sonó algo rebuscado. Lo que sugiero es que veamos lo que sí hay en vez de protestar porque no hay justo lo que yo pienso que quiero. Ah, tampoco abogo por una actitud de positivólogo empedernido.

¿Entonces? Digámoslo así: vivimos en Saltillo, Coahuila, en el desierto coahuilense, entonces construimos casas de block, ladrillo, y adobe. Si viviéramos en Canadá en medio de un bosque de enormes pinos, construiríamos casas de madera. Hacerlo de otra manera resulta impráctico y poco útil. Si cada uno de nosotros observáramos lo que se presenta en nuestras vidas (oportunidades, recursos, apoyo, conocimientos, etc.), podríamos usar lo que está disponible para, de manera práctica, lograr una sana satisfacción. ¡Ojo! “Satisfacción” no es sinónimo de resignación, sino de felicidad, usando la palabra “felicidad” en su sentido de contento, de gozo sereno.

Energéticamente tenemos hasta el 21 de diciembre para este trabajo que consiste en hacer el balance del año 2016, cerrar los ciclos que por naturaleza propia lo requieren y comenzar a discernir las posibilidades que el 2017 trae para cada uno de nosotros. Para mí se avecina un despliegue de fe, de confianza, de entrega, de suavidad, de serenidad. Eso siento en mi vida. Los últimos tres años han sido magníficos para mí. ¡Han sido tan llenos de energía, tan movidos que han empatado con mi propia energía y no he parado! Los he disfrutado. Los he vivido al máximo, para bien y para mal. He tenido grandes logros y gozos, muchísimo amor, y una pérdida que aún me duele profundamente. El 2017 me habla ya con otra voz. Y estoy dispuesta a escuchar. La vida no es una lucha (no me refiero a la necesidad de luchas sociales y ese tipo de acciones hacia un mundo más justo). La evolución de la especie depende de la adaptación. Ya sé. Me estoy atreviendo a decir cosas que son muy controvertidas. Me la juego. Adaptación significa aceptar la realidad tal y como es. Sí, Donald Trump será presidente de los Estados Unidos. No hay nada que puedo hacer. Lo que sí puedo hacer es tomar las oportunidades que ese hecho me aporta, como sería mirarme en ese espejo y hacer un ejercicio profundo de autoexploración. Pero, ese es tema para otro día. La realidad del 2017 para cada uno de nosotros es (existe como tal). Les propongo que escuchemos su voz. Me aprovecho para comentar que el 2017 abrirá en luna nueva. Tiempo muy propicio para nuevos proyectos y metas. Miremos a nuestro mundo, a nuestro planeta, a nuestro país, a nuestra ciudad, a nuestra colonia, a nuestro lugar de trabajo, a nuestra casa, y a nuestro ser (externo e interno). Hagamos el balance del 2016. Decidamos con qué nos queremos quedar y qué queremos cambiar. Observemos las herramientas y los recursos que el momento y la vida nos entregan. Y manos a la obra. Construyamos una vida que contiene suficiente, una vida de satisfacción.

Por Dona Wiseman

Dona Wiseman: Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.
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