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El impacto ecológico del veganismo

Por Andrea Odessa

Lo primero que viene a nuestra mente cuando hablamos de ecología, suelen ser los consejos que siempre hemos escuchado desde pequeños: “No tires basura en la calle”, “usa tu automóvil lo menos posible”, “aprendamos a reciclar”. Todas esas medidas son muy importantes, y deben de ser ejercidas. Pero hay algo de lo que casi no se habla: la industria cárnica.

Todos sabemos lo que es el efecto invernadero. Fenómeno en el que la Tierra se calienta debido a la emisión de gases de los vehículos y de la industria. Pero pocas personas saben que la mayoría de las emisiones de estos gases de invernadero como el metano, dióxido y monóxido de carbono, provienen casi en un 20% de la industria ganadera. Estos gases provienen en su mayoría del proceso digestivo y la respiración de estos animales. Actualmente, mantenemos una población de 3,600 millones de cabras, reses y ovejas destinadas para consumo humano. ¿Te imaginas esa cantidad de animales? Para darnos una idea, sería como tener una fábrica del tamaño del estado de Texas produciendo volúmenes masivos de gases TODOS LOS DÍAS DEL AÑO.

La realidad del pastoreo industrial. Foto cortesía de farmsanctuary.org

¿Por qué nadie habla de esto entonces? ¿Por qué no se pueden tomar medidas al respecto? Aquí es donde el asunto se complica. Resulta prácticamente imposible reducir o eliminar los gases producto de la digestión de los animales. También hay que sumar el factor de la deforestación masiva para el pastoreo industrial de los animales, lo cual reduce la capacidad de la Tierra para eliminar esos gases. De igual manera, debemos considerar la cantidad de agua empleada para mantener a semejante cantidad de animales en condiciones óptimas para su consumo. También hay que tener en cuenta la cantidad de desechos fecales que invariablemente terminan contaminando los ríos y lagos cercanos a los campos de pastoreo.

Para nosotros es fácil tomar un paquete de carne del supermercado sin que nos importe las implicaciones ecológicas o morales. Yo lo hice durante casi 20 años de mi vida, y en ningún momento sentí que le estuviera haciendo daño a nadie ni nada. Sin embargo, ninguna industria en el mundo resulta tan dañina y cruel como la industria cárnica. No quisiera entrar en detalles, pero todos aquí sabemos que el resultado final en esa industria, siempre termina en muerte y sufrimiento para nuestros inocentes hermanos animales. Infinidad de veces hemos escuchado “eres lo que comes”, entonces, ¿por qué permitimos que nuestra familia se lleve a la boca el producto del sufrimiento de tantos animales inocentes?. No existe una ‘buena muerte’ en un mundo industrializado, donde lo que más importa es reducir costos financieros cueste lo que cueste.

El veganismo como postura ambiental

Por eso y muchas razones más es que millones de personas hemos adoptado el veganismo como un estilo de vida. Repudiamos la indusria cárnica (y láctea) por sus prácticas tan irresponsables e inmorales. En el proceso, hemos aprendido a ser conscientes de lo que comemos y de nuestra nutrición. Yo no lo hice por salud, y es por eso que me sorprende mucho que en los 2 años que llevo siendo vegana, no me haya enfermado una sola vez. Cuando toda mi vida fui una persona con padecimientos respiratorios y digestivos crónicos. Mientras más me metía en el veganismo, aprendí como la industria cárnica aparte de inmoral, es la mayor causa del calentamiento global.

Hablar de veganismo siempre es complicado. Muchas personas tienen la percepción de que comer carne es absolutamente necesario para el desarrollo del cuerpo, cuando no es así. Hablando de nutrición, lo único de lo cual carece una dieta vegana, es de la vitamina esencial B12 que se produce en el tracto digestivo de los animales, producto de un proceso bacteriano. Y comprar suplementos de vitamina B12 es tan accesible y barato como comprar menos de medio kilo de carne al mes. El asunto de las proteínas también es otro mito. Las plantas son una fuente increíble de proteínas, tanto que incluso existen fisicoculturistas veganos que han superado a los fisicoculturistas omnívoros.

Torre Washington. Fisicoculturista y activista vegano.

Mi intención es invitarte a reflexionar acerca del impacto de nuestras acciones cotidianas. Si decides aventurarte, puedes empezar eliminando la carne de tu plato 3 días a la semana. Nuestra Madre Tierra y nuestros Hermanos Animales te lo agradecerán.

Si tienes Netflix, te invito a que veas Cowspiracy: el secreto de la sostenibilidad.

Andrea Odessa: Mujer transgénero que nació en la Ciudad de México y nómada que ha vivido en 7 ciudades de México. Es diseñadora gráfica egresada de la UANL, animadora de caricaturas y spots publicitarios y administradora de contenidos para redes sociales. Ahora vive en Oaxaca y ostenta entre sus logros personales ser activista vegana, ser entusiasta de una vida saludable con mucho ejercicio y ser una mujer feliz.
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