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Si yo estoy bien, ellos también

Por Alex Campos

Antes de terminar el ciclo escolar no sé tú, pero yo, ya pedía a gritos unos días de descanso… bueno, ¡NO TANTOS!

Las vacaciones llegaron y con ello se redujo un poco el estrés matutino, pues los niños podían levantarse, desayunar con tranquilidad y quizá después ver un poco de TV o jugar en el jardín.

Si, es maravilloso, pero no me dejarán mentir, y es que ¿quién nos entiende?

Luego de muchos días de vacaciones, juguetes tirados por todos lados, un refrigerador que se abría cada 5 minutos, todos los programas y caricaturas educativas ya vistas, playdates, paseos y quizá actividades inventadas por mamás desesperadas de tener 24 horas en casa a los niños. El encanto de la vacación se había ido y ya gritábamos, rogábamos, por el regreso a clases.

Se llegó el momento de volver a cumplir con horarios establecidos en las escuelas, tareas, actividades extra curriculares y la hora de dormir adecuada para los niños que se levantan temprano.

Con este traqueteo, el ir y venir, tener comida lista, atender juntas escolares y cumplir con todo el protocolo escolar, nosotras, las mamás, estamos susceptibles a caer en un tercer plano en nuestra lista de prioridades…. ¡¿UN TERCER LUGAR EN NUESTRA PROPIA AGENDA?!

Imagino la típica escena en la que dejamos listas loncheras, uniformes, checamos los famosos whatsapp de las mamás del salón de nuestros hijos, porque ahí uno se entera de lo que debe llevar, lo que no, el chisme de que a Ximenita le encontraron piojos y ahora Juanito también tiene, salen los remedios caseros, las ventas de moñitos, pasteles y todo lo que se nos pueda ocurrir. Invitaciones a desayunos para convivir con las mamás, mandan las fotos de la circular que a alguna mamá no le llego y ¿cómo no leer los comentarios de aquella mamá que de todo se queja o siempre tiene alguna sugerencia de lo que deberían hacer en el colegio? Cliché, pero NO estar en ese chat es cómo ser un fantasma en el ciclo escolar.

Pero bueno, volviendo a la escena antes del interminable chat de mamás, nos esmeramos forrando cuadernos, preparando lunch, desayunos, comidas y cenas, las que no tienen ayuda se esmeran limpiando la casa y por si fuera poco aunque quisiéramos ir a recoger a los niños en pijama porque el día estuvo agotador, también nos esmeramos en vernos ¡por lo menos decentes!

Y a eso voy, ¿cómo podemos pretender mantener un estilo de vida así, sin pensar en que algún día, podemos colapsar? Colapsar en muchos sentidos, en nuestro propio ánimo, en nuestra salud y en nuestra imagen.

Yo también, cómo tú, deseo con todo mi corazón ser la mejor mamá para ellos, también pienso que ellos sabrán cuánto los amo a través de mis mimos, mis cuidados y de mi tiempo. Pero también estoy convencida de que, si ellos me ven bien, me sienten bien y mi proyección les dicta equilibrio y bienestar, ellos se sentirán más seguros y por consiguiente amados. Sabrán, algún día, que quien cuida de ellos sabe cuidar de ella misma.

Lo más maravilloso de esta comprensión de nuestro papel de mamá, es que, para lograr ese equilibrio, a la medida de lo posible y conforme los niños vayan creciendo, nos obligaremos a formar un equipo, en donde la mamá dirige, sus pequeños ayudantitos van aprendiendo a cooperar con tareas específicas y el papá se involucra. ¿Suena cómo algo demasiado IDEAL?

Si es ideal pero no DEMASIADO.

Todos formamos la familia, y si bien en la gran mayoría de los casos la mamá es la que provee el equilibrio emocional y el ambiente en casa, todo será más funcional si cada miembro sigue un rol y le ayudan un poco a mamá a cargar la columna que sostiene al hogar.

Los niños también pueden ayudar a guardar cosas, a cierta edad a vestirse solos, los hermanos mayores pueden ser llamados los capitanes y hacer tareas adecuadas para ellos, y al papá no hay que dejarlo fuera, de pronto nosotras podemos ser en parte culpables si no se involucran pues queremos hacerlo todo nosotras. Tal vez por su trabajo de pronto no le sea fácil involucrarse, pero habrá ciertas cosas en las que papá pueda ayudarnos y así favorecer vínculos con sus hijos.

He comprobado que la organización puede ser una clave muy importante para lograr rutinas funcionales y armoniosas en casa, siempre buscando un estilo de vida balanceado y teniendo como objetivo sentirnos y vernos muy bien y así poder proyectar esa energía positiva a nuestros pequeños.

No soy la reina de la organización, voy así, cómo tú, descubriendo, aprendiendo, conociéndome una y otra vez en este rol que nos toca ahora de ser enfermera, cocinera, cuenta cuentos y a todo le hacemos. Aquí vamos, tú, yo y muchas mamás, aprendiendo de otras, algunos días con una sonrisa en la cara porque lo hicimos muy bien, algunos otros con ojos tristones porque algo no salió como creíamos.

Aquí te doy algunas ideas de cómo puedes facilitar tu vida, ser más práctica y ganarle al menos algunos minutos al reloj que tanto nos persigue:

 

  • Prepara una noche antes uniformes completos, desde el moñito de las niñas, hasta los calcetines de los niños. Puedes incluir a tus hijos y pedir que te ayudan a acomodarlo en el lugar donde sueles arreglarlos.
  • Prepara tu ropa, ya sea ropa deportiva, los aforados yoga pants o hasta la pantufla que usas para ir a dejar a los niños, lo sé, suena absurdo pero de verdad que todo quita tiempo.
  • Cada fin de semana, tomate 5 min para platicar con tus hijos y preguntarles qué les gusta más de lunch, qué llevan sus amiguitos que les haya gustado y hagan una lista de menú de lunch juntos.
  • Planea el menú de la semana, de modo que incluso puedas cocinar 2 o 3 guarniciones de las más elaboradas, dejarlas refrigeradas y casi listas para usarlas durante la semana, haz cantidades que puedas alternar y usar dos días, cuando sea el segundo día puedes agregarle algo diferente.
  • Para incluir a toda la familia en la rutina; hagan una lista de qué puede aportar cada quien durante el día y siempre explica a tus pequeños que “mamá, al igual que ellos, también se cansa y necesita ayuda.” Criemos niños considerados y no comodines.
  • Por último, date tus 15 min del día, cuando se pueda, donde se pueda. Utilízalos para escuchar tus pensamientos, organizar tus ideas, preguntarte qué te hace falta y disfrutarte tú misma.

 

Recuerda que todo esto es para lograr que en algún momento del día puedas tener ese momento tuyo.

Si eres de las afortunadas y cuentas con ayuda, aún más fácil, no dejes que la mala organización, las miles de obligaciones te opaquen y logren que pierdas tu color, junta los eslabones de esa cadena llamada bienestar, el primer eslabón es amor propio.

Alex Campos: Lic. en Comunicación por la Universidad Del Valle de México. Conductora en diferentes facetas, actualmente presentadora de noticias. Apasionada de la escritura y enamorada del arte de ser mamá. Mamá de Samantha, José Antonio y Rafael.
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