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Cuando mamá y papá piensan diferente

Por Dennis Charles

La manera en que educamos a nuestros hijos se determina en gran parte por nuestra personalidad, historia personal y por la forma en que fuimos educados por nuestros padres. En su libro “Disciplina Positiva” Jane Nelsen nos explica las diferencias que existen en el modo de educar. Los tres principales enfoques para la interacción entre niños y adultos son las siguientes:

  • Rigor: en una familia que se encuentra bajo este enfoque, los padres establecen reglas, límites y castigos para cuando estos se traspasan. Para los hijos no hay opciones, hay un orden, pero no libertad. “Lo haces así porque yo lo digo”
  • Permisividad: contrario al rigor, unos padres permisivos no establecen límites, hay libertad sin orden y los hijos tienen opciones ilimitadas. “Puedes hacer lo que quieras”
  • Disciplina Positiva: es un enfoque que no incluye ni el control excesivo ni la permisividad. Se basa en el respeto mutuo y la colaboración con el objetivo de la enseñanza de habilidades para la vida. Existe una libertad, pero con orden y opciones limitadas.

Cada vez son más los padres que deciden educar bajo el enfoque de disciplina positiva y generalmente uno de los dos padres es el primero en conocer y dar el primer paso; sin embargo ¿Qué sucede cuando uno de los dos no se siente seguro de la funcionalidad de disciplina positiva y decide seguir educando bajo el control y rigor? Cuando esto sucede, se produce un desequilibrio y se generan conflictos. Por un lado, está el padre que emplea castigos, amenazas y regaños y por el otro lado, el padre que está convencido de la importancia de crear una conexión con sus hijos, en base al respeto mutuo y la colaboración. Estos padres se pueden llegar a sentir que se encuentran solos en la crianza de sus hijos y, al no sentir apoyo, el camino hacia la disciplina positiva se torna algo difícil.

Es un gran reto educar cuando ambos padres van en caminos totalmente opuestos. Lo ideal sería que ambos caminaran juntos de las manos, pero en ocasiones esto simplemente no sucederá. Al igual que nosotros, nuestra pareja tiene derecho y libertad de educar de la manera que él o ella piensa que es la correcta (si él o ella tomó esa decisión, lo hace porque cree que es lo mejor para sus hijos y por amor a ellos).

Sabemos que las herramientas de disciplina positiva, contrario al castigo, pudieran no tener efectos de manera inmediata, pero, a largo plazo, sus resultados son positivos. Disciplina positiva ayuda a que los padres se “ganen a sus hijos, en vez de ganarles” y no es un camino sencillo; requiere de mucha paciencia, amor y sobre todo constancia para poder ver los resultados en nuestros hijos. Si sus efectos positivos se dieran de manera inmediata, ambos padres estarían convencidos y no existiera ningún desacuerdo.

Discutir con nuestra pareja y, sobre todo, delante de los niños, no ayudará a resolver el problema; al contrario, podemos crear un distanciamiento y nos seguiremos encontrado solos en este camino. Disciplina positiva se trata de crear conexión y no sólo con nuestros hijos, también con nuestras parejas y si estamos conectados con ellos, las cosas fluirán mucho mejor. No podremos entendernos si estamos desconectados el uno con el otro. Es por eso que también hay que entender, empatizar y respetar a nuestra pareja para seguir creando esta conexión.

Y si nuestra pareja decide tomar un camino distinto al de nosotros en cuanto a la educación de los hijos; podemos ver esta situación de distinto modo y sacarle provecho. Ponte a pensar que, a lo largo de su vida, tus hijos se encontrarán con distintas personas que piensan diferente a nosotros (maestros, jefes, etc.); entonces tus hijos podrán reaccionar y solucionar asertivamente ante las diferentes situaciones que se van a encontrar.

Debes entender que tu pareja, al igual que tú, buscan lo mejor para sus hijos; cada uno con sus herramientas y con sus formas; lo importante es acompañarlos en su crecimiento. Si has intentado hablar con tu pareja para hacerle conocer los beneficios que Disciplina Positiva tiene y, sin embargo, su decisión es educar de una manera más tradicional; respétalo y dale el tiempo que necesite. No podemos obligar a nadie a pensar y actuar como nosotros, pero si podemos cambiarnos a nosotros mismos. Confía en ti y en tu decisión y llévala a cabo; dentro de algún tiempo verás los beneficios en tus hijos y en toda tu familia.

Dennis Charles: Mamá de dos niñas, psicóloga con Maestría en Aprendizaje y cognición y especializada en neuropsicología infantil, certificada en Discipline Positive Parent Educator y en Encouragment Consult.
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