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10 AÑOS DE MATRIMONIO

Por Elena Hernández

He escuchado que las parejas que superan la “crisis del primer año”, sobreviven juntas hasta los 10 años, donde viene otra “crisis”, y me imagino que así sucesivamente. Si, y no. Para mí son ¡puras habladurías! Cada matrimonio tiene sus crisis y son la consecuencia de muchas circunstancias. Pero como todo en la vida, dependerá de nuestra capacidad de moldearnos, de ceder, de negociar, de luchar y de amar, el poderlas sobrellevar o superar.

Es difícil en principio vivir con nosotros mismos, con nuestras manías y mal humor, nuestras creencias y vivencias, traumas y fijaciones como para agregar al costal toda la carga emocional, social, económica y moral de otra persona, sin embargo, lo hacemos. Nos aventuramos, decimos –sí acepto y hasta que la muerte nos separe y bla bla-. Pero qué arduo es cumplir con todo esto. Debería hallarse una advertencia subrayada y con mayúsculas en el discurso de quien preside la ceremonia de matrimonio, civil o religiosa donde claramente nos indiquen que todos los detalles de uno y del otro se verán acentuados con los años, que no siempre estaremos de acuerdo y que a veces discutiremos por la cosa más simple con tal intolerancia que desearemos salir de casa corriendo y no volver jamás, pero que no podremos hacerlo. Que los hijos, el trabajo y las tareas diarias nos abrumarán y absorberán tanto que a veces no tendremos tiempo para “ser pareja”, que tendremos que esforzarnos demasiado para no perder el interés en el otro, que el matrimonio es un barco en el que una vez arriba, no puedes bajarte así nomás en medio del océano, que remar cansa, y que no hay un destino por alcanzar. Esto es lo más importante que deberíamos saber. Que no hay una hermosa playa a la cual llegar, que el destino es el trayecto, que el objetivo se cumple cada día en cada halada que damos, con cada mañana que despertamos juntos y sentimos nuestros pies rozándose suavemente bajo la sabana, en cada sorbo de café que compartimos mientras desayunamos juntos, con cada beso que nos damos al despedirnos cada día, con cada abrazo de bienvenida cuando cae la tarde y en cada cruce de miradas intencionadas que terminan en la entrega más salvaje o la más dulce.

Nuestros 10 años de matrimonio nos han enriquecido, hemos superado la crisis del primer año, del segundo, del tercero, y de cada año en que hemos tratado de remar con sincronía. Sigo enamorada y aunque muchas veces he tenido las ganas de saltar del barco, sé que no hay lugar más seguro para mí que sus brazos, ni hogar más maravilloso que el que hemos formado, ni persona que me haga reír tanto, ni sentirme más feliz, ni con quien desee realizar este difícil recorrido de vida llamado matrimonio.

Elena Hernandez: Nací un soleado día de abril, hace casi 36 años, la mayor de una familia que parece común pero no lo es tanto, llena de personajes interesantes como seguro cada familia tiene los suyos. Arquitecta de profesión, madre de corazón y soñadora por convicción. Hoy dejo la puerta entreabierta para que te asomes un poco a mi mundo, mis vivencias, mis alegrías, mis penas, y descubras conmigo este pedacito de mí antes de que se esfume con el viento.
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