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LA SOMBRA ANDA SUELTA

Por Dona Wiseman

Entrelazado con noticias de feminicidios e infanticidios, hay un coro de voces que, lejos de realmente moverse hacia la transformación individual y colectivo, se dedica a repartir opiniones que tal vez sean certeras pero que no llevarán a mucho si no estamos dispuestas a hacer el trabajo individual que corresponde.  Y también hay una cantidad extraordinaria de personas que se dedican a repartir “noticias falsas”, o noticias recicladas, para provocar que nos enganchemos y así tener nuestra energía invertida totalmente en la histeria masiva.  Tengo el anhelo, basado en la ilusión (o séase algo que no es real) de que podríamos compartir información necesaria sin caer en comentarios inútiles y obvios como, “Pinche gente enferma”, y, “Esta sociedad está muy mal.” 

Todo ser humano tiene un grado de “enfermedad”.  Yo soy esa “pinche gente enferma”, y a mí, Dona, se me hace muy arriesgado aseverar que siempre o nunca haría tal o cual cosa y juzgar lo que hace algún otro, sin saber su condición de vida, y más aún, dictaminar certezas sobre un evento antes de verificar las fuentes y la información en sí misma.  Hoy me llega inbox tras inbox diciéndome que a las 11pm debo cambiar mi foto de perfil por una imagen que dice, “Yo sí te creo.”  No he visto, sin embargo, una explicación que me dice a quién estaré declarando mi absoluta confianza.  Y sé que, al no cambiar mi foto, seré severamente juzgada por muchas otras mujeres, tal vez por muchas de Uds.

Yo también soy sociedad.  Uds. y yo formamos esta sociedad que está tan mal.  Por más libros que he leído, no veo mi propia oscuridad, no en realidad.  Créanme que si realmente viéramos nuestra parte oscura en toda su expresión no hablaríamos a la ligera del “trabajo con la sombra” dándonos baños de pureza junguiana.  No hay nada que festejar allí.  Mi sombra es un monstruo.  A mí me causa vergüenza y susto, y la veo a diario reflejado en las sombras de otras personas, sombras que con tanta facilidad condeno.

Lo que deseo, una vez más, es ver cómo yo, Dona, participo en el mal y cuál es el trabajo personal que aún me falta hacer para ser realmente un agente de bien en el mundo, mi mundo, o cuando menos para llegar a ser aspirante a ser humano.  Quizás querer ser agente de bien es muy ambicioso.

Hoy, justo, uno de mis maestros hablaba sobre la manera en que racionalizamos (pensamos) cuando queremos evitar sentir.  Así nos desconectamos de la brújula de la vida que es el corazón.  ¡Ojo!  “Emocionarme” también es pensar.  Estar atrapada en emociones, y hablar y hablar sobre ellas, es ser presa de las creencias que están justo detrás de esas emociones como su principio rector.  Y estamos atrapadas en emociones y nos estamos dedicando a explicar esas emociones y a reaccionar desde ellas.  Creo que pensamos que ante ciertos sucesos debemos experimentar ciertas emociones.  Pero, sentir es otra cosa.  Si vivo, siento y experiencío, estaré en el terreno de la posibilidad de aprender.  El camino de aprender es la aceptación, y al despotricar contra lo que veo afuera pierdo totalmente la aceptación de que lo que rechazo allá afuera y que está en mí. 

Las redes sociales y las pláticas de café, por hoy, están permeadas por declaraciones poco productivas.  Parece, o es, un tipo de psicosis que se ha apoderado de nosotras.  Es importante que sepamos lo que está sucediendo.  Es importante que sepamos, y nos organicemos, para cuidarnos y cuidar a nuestros hijos, y a los hijos de otras.  Pero…NO…yo no dejaría a mis hijos en manos de alguien porque ofreció en Facebook cuidármelos.  Tampoco llamaría a nadie por teléfono para pedir ayuda porque anunció su solidaridad en redes sociales.  Todas tenemos redes de personas conocidas para eso.  Usémoslas.  Tampoco ofreceré mi ayuda a alguien si esa situación me pone en riesgo a mí o a personas cercanas a mí, y hablo de riesgo real, no de ser criticada o porque me incomoda.  Creo que estamos cayéndonos en aguas profundas. 

Habiendo dicho todo eso, también diré que sí creo que estamos en momentos cruciales (que en realidad no son tan nuevos) y que ya no podemos andar de puntitas en torno a ciertos temas.  Sí hay personas con enfermedades mentales que no están aptos para cuidar a niños, y, sin embargo, tienen hijos.  Sí hay personas que no valoran la vida de niños, jóvenes y mujeres más allá del valor en dinero que se intercambia por sus vidas y su integridad.  Sí existen los feminicidios.  Sí mueren mujeres por ser mujeres.  Sí nuestras vidas valen mucho más que monumentos “históricos”.  Sí el sistema patriarcal tendrá que caer.  Sí me preocupan Uds.  Sí me preocupo yo.  Cuidémonos…y, a pesar de la urgencia que sentimos, cuidemos la manera en que la información nos mueve y cuidemos el trabajo personal. 

Dona Wiseman: Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.
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