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El peor maestro

POR MAYTE CEPEDA

Todos, sin excepción alguna, guardamos recuerdos de nuestra infancia: las escuelas a las que asistimos, los amigos que hicimos, los maestros que tuvimos, las travesuras , caídas y raspones, los viajes, piyamadas, aventuras y mil cosas más.

Si le escarbamos un poquillo a la etapa de estudiantes, posiblemente saldrán algunos momentos incómodos en la escuela. Algo así como los típicos regaños de los maestros, tareas de más, reportes de conducta y demás correctivos. Recuerdo que algunos maestros optaban por darnos castigos “saludables” haciendo que corriéramos alrededor de una cancha o repitiendo sentadillas una y otra vez.

El tema es que, independientemente de cómo recordemos a nuestros maestros, la gran mayoría de ellos nos dejaron un legado, enseñanza, aprendizaje o, en el peor de los casos, una lección tal vez no aprendida, pero sí pendiente de aprender.

LA ENSEÑANZA CONTINÚA

Y sucede que ya en la vida adulta seguimos teniendo un montón de maestros y no necesariamente del tipo que nos dan clases y nos regañan si no ponemos atención.

Nuestros hijos se convierten en maestros, la gente a nuestro alrededor, ya que para bien o para mal, del entorno siempre se aprende, solo que lo convertimos o disfrazamos en sensaciones o emociones, de acuerdo a nuestra inteligencia o conveniencia. De la persona chismosa aprendemos de perdido que eso no es muy conveniente hacerlo, porque ni te deja buen sabor de boca o satisfacción alguna y aparte nos podemos convertir en el objeto del chisme.

Y de aquellas personas que con tan solo tenerlas cerca nos transmiten un “no se qué” pero que te da una sensación de paz y alegría, obvio aprendes que su vibra y energía algo bueno deben tener, ya que hacen que te sientas “agusto” y a la vez quisieras que los demás se sintieran así cuando te tengan alrededor.

Pero bueno, no quiero desviarme del tema… siguiendo con el asunto de las enseñanzas que nos transmiten los maestros, hay algunos que no vienen en forma de personas, si no de situaciones, situaciones muy duras a veces y plenamente etiquetadas; ¿un ejemplo claro? ¿qué te parece este año 2020?

DE TODO Y DE TODOS SE APRENDE

Ayer me enviaron por un montón de chats, un video de un influencer o figura pública (me parece que es regio) sobre una serie de reclamos que le hacía al 2020, viéndolo como un enemigo al que independientemente de todo lo que ha hecho en su trayecto en contra de la humanidad, con desastres naturales, conflictos económicos, políticos y una grandísima pandemia, lo estábamos venciendo como humanidad, visualizando un futuro más “tolerable” para el 2021.

Sin embargo, siento que aquí el malo de la película no es el pobre año 2020. Más bien, creo que a él le tocó ser el maestro duro del que nos corresponde aprender, mucho, muchísimo.

Cada mes de este 2020 tuvo un sabor distinto. El primer par de meses tranquilos hasta cierto punto. Pero después, meses de pandemia, desastres naturales, caída del petróleo, mercados internacionales empinados, conocidos, amigos, familiares y hasta uno mismo con el virus encima, más pandemia, y demás. Día con día amanecíamos con novedades hasta cierto punto inexplicables que como humanidad nos generaban algo de duda, miedo, impotencia, ansiedad y desesperación de ver lo vulnerables que podemos llegar a ser y, bueno, con ello, aprender a apaciguar al ego que cada vez se veía más y más golpeado al sentir la falta de fuerza y capacidad para controlar lo que sucedía.

El chiste de todo esto es tener la capacidad y humildad de poder ver lo que realmente nos quiere enseñar el duro maestro 2020. ¿Qué estará bueno cambiar en mi vida? ¿Serán acaso mis hábitos? ¿O que mi parte espiritual la tengo medio dormida e inactiva? ¿Tal vez sea que no necesite gastar en cosas superfluas como un carro último modelo, una bolsa de diseñador, o un clóset repleto de ropita para el perro? ¿Qué tal si aprovecho mejor mi tiempo y lo comparta con mi familia, incluso con la que casi no veo? Y así le podemos seguir con una lista infinita de cuestionamientos, de los que solo tú y nadie más que tú sabe donde te cae el saco.

¡GRACIAS 2020!

Entonces, no es necesario ver como un enemigo al 2020. Más bien, te sugiero, tal y como me lo he sugerido a mí misma día con día desde hace unos meses, a ver a este año como uno lleno de información, señales y lecciones para aprender y evolucionar, siempre en consciencia y amor. Y con ello, valorar la vida, la oportunidad, la coincidencia, lo que soy, lo que tengo y a quien tengo a mi alrededor. Y así, despedir a este duro maestro 2020 sin rencores, con la frente en alto y dándole las gracias por lo que me tocó aprender. ¡Namasté!

IG @yogamayte

FB Mayte Cepeda / yoga lovers

Mayte Cepeda: Yogini ~ abogada ambientalista ~ mamá ~ esposa ~ hija ~ hermana ~ enamorada de la naturaleza, la vida, la familia, los libros y la música ?
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