X

Fóllame

Por Liliana Contreras Reyes

Me duelen los ojos y siento punzadas en diferentes partes del cuerpo. ¿Un piquete a las buenas costumbres y la educación tradicional? ¿Coraje? ¿Excitación?

Así de impactante e incómodo es leer a Virginie Despentes. En su ensayo, Teoría de King Kong, los argumentos se basan en la vida real y sus propias experiencias. Es una mirilla hacia lo que vivimos muchas mujeres y en él se abordan, desde la claridad que da la introspección y el desprecio al “qué dirán”, temas que nos mueven uno que otro hilo sensible: la violación, la prostitución, la pornografía, el rechazo a la maternidad, la masculinidad y, entre líneas, los temas opuestos, como disfrutar la sexualidad, el instinto maternal, la fragilidad y, sobre todo, la realidad en que fuimos educadas (y también, aunque muy por encima, educados).

Les quiero narrar mi experiencia personal al leer a la autora francesa, a quien llegué por referencias constantes en Tsunami 2 y toda la oleada de feminismo.

Despentes, narra en primera persona, autodefiniéndose como ese King Kong que aparece en la portada de su libro, con un tatuaje de corazón. Es un símil a la imagen que constantemente se publica cuando se habla de mujeres “feministas”, independientes o (la palabra que menos me agrada y sigue mucho en boga), “luchonas”. No sé si la vi o por alguna razón la asocio con una lata de comida.

Ella es la fea. Es la “no quise tener hijos”. Es la “no me da vergüenza no ser una tía buena” (léase con acento de España). Es la “nunca hablan de mí en los libros”. Es la “demasiado viril”. Es la “me salí de mi casa a los diecisiete años” y viví la “vida loca”.

Trabajaba y no iba a la escuela. Vivía sola, con amigas o dormía en la calle, con el solo afán de ir a un concierto de la banda del momento. Viajaba en tren por la noche y se escondía en la estación, para poder dormir ahí cuando cerraran. Andaba sin dinero y pedía para el pasaje. En pocas palabras, diría cualquier mamá, se exponía. Y sí, la violaron unos jóvenes que le dieron aventón a ella y su amiga. Y sí, como muchas, pudo hacer consciente esa violación hasta años después, se sintió culpable y justificaba lo que le había pasado.

Aquí hago una pausa. Una pausa importante, porque representa una marca en mi cerebro: volvió a ir a un concierto, volvió a viajar en el metro en la madrugada, volvió a pedir aventón.

La marca no es de espanto, es de reconocimiento.

Pensé en Madona (disculpen las raras conexiones). En alguna ocasión escuché un testimonio de la reina del pop, donde platicaba que había sido violada en Nueva York (si no recuerdo mal), a donde se había ido a vivir sola, para seguir su sueño como cantante. Y Madona, como Despentes, siguió saliendo de noche. Siguió cantando en antros o bares. Siguió “exponiéndose”.

Hay dos puntos importantes en ambas experiencias, las cuales son abordadas en Teoría de King Kong:

Primero, las mujeres que sufren abuso, violencia o una violación deben comprobar su inocencia. No es el abusador, el hombre violento, ni el violador. Somos nosotras. Despentes lo apunta en su libro en una larga reflexión, acerca de la ideología masculina, según la cual la mujer violada realmente sí quería “pero se hacía la difícil” o “no acepta que estaba excitada”. Es decir, realmente los hombres no asumen su acto como lo que es: una violación, maltrato físico, manipulación. Los golpeadores piensan o que a la mujer le gustan los golpes o que se los merecía. En aquel momento, además, la autora expresa que no encontraba ayuda en los libros, no encontraba una explicación que le permitiera sanar.

Segundo, y el que realmente me cambió la perspectiva, Despentes, como mujer violada, asume su experiencia y DECIDE seguir. DECIDE vivir. DECIDE continuar experimentando. Explícitamente la autora reflexiona acerca de su proceder, explicando cómo, tras un proceso interno, toma la rienda personal y continúa hacia el autodescubrimiento y autorrealización.

Mucho tiempo después de haber sido violada, Despentes lee a Camille Paglia, quien trata, como que no quiere la cosa, el tema de la violación.

Paglia lo aborda de la siguiente manera:

“es un riesgo inevitable, es un riesgo que las mujeres deben tener en cuenta y deben correr si quieren salir de sus casas y circular libremente. Si te sucede, levántate, dust yourself, desempólvate y pasa a otra cosa. Y si eso te da demasiado miedo, entonces quédate en casa de mamá y dedícate a hacerte la manicura”.

Despentes, 2021, p. 49

Un nuevo piquete, ¿no? Pero lo realmente hermoso del fragmento anterior es que Paglia ve en la mujer el valor para recuperarse. Desdramatiza. Nos da la posibilidad de sanar. Sigue siendo un acto inverosímil, delictivo, que atenta de todas las formas posibles en contra de la mujer. Pero, ella ve en el sexo femenino esa fuerza para seguir, en lugar de quedarse en el “pobrecita, mejor que nadie lo sepa”.

Es en ese proceso de reconstrucción que Despentes se prostituye a través de una aplicación (parecida a las aplicaciones de citas actuales), mediante la cual se contacta con sus clientes y descubre que, en realidad, la prostitución y el matrimonio tienen mucho más en común de lo que esperaría. Descubre hombres solitarios en busca de compañía y, sobre todo, que vivir como prostituta no es lo que nos pintan. Sin embargo, sigue siendo un acto marginal y delictivo, que, de alguna manera, se ha mantenido así para dar tranquilidad a las familias.

El libro Fóllame (también traducido como Viólame), narrado en parte en Teoría de King Kong, es un dolor en fuga. Una mirilla en la puerta que nos da la pauta para conocer lo que ocurre en esas calles obscuras, en esas habitaciones de Moteles de mala muerte, en esas carreteras con tambos alumbrando en la noche. Despentes contactó a un par de prostitutas para llevar Fóllame al cine, película dirigida por ella misma. Además de haber sido prohibida en Francia, está clasificada como cine porno.

Conocer la historia detrás de las cámaras (y detrás de las páginas), más que asustarnos, debe llevarnos a cuestionar nuestra sexualidad, el derecho sobre nuestro cuerpo, el respeto por las decisiones de las demás. Ya lo he dicho antes. Hay feminismos como mujeres en el mundo. Despentes, no mató a su violador (violadores). Lo llevó a las páginas y al cine, en un intento de comprender las emociones y dudas que la marcaron de por vida.

Despentes, se atrevió a ir más allá: confiesa, dice las cosas como son, y, con ello, nos está dando una nueva y diferente forma de ser mujer. Nos está dando un modelo con el cual identificarnos, el cual surge desde los más obscuros y genuinos elementos que nos conforman: el ser quienes somos, el asumir nuestra realidad y, ante todo, el dar un paso más allá. Somos blanco y negro. Malas y buenas. Sumisas y mandonas. Hostigantes y temerosas. ¡Y cuánto más!

Posdata:

Hay un tercer punto importante. Como quien teje una trenza, de manera reiterada he encontrado que las mujeres, tomamos la mano de otras mujeres. Nos acurrucamos, nos abrazamos, nos mezclamos. Jalamos unas de otras, nos entretejemos. Despentes encontró en Paglia las respuestas que necesitaba. Cada una, punta de lanza, abriendo puertas de quienes venimos detrás. Ese debe ser el camino.

Despentes, V. (2021). Teoría de King Kong. Random House: México.

Liliana Contreras: Psicóloga y Licenciada en letras españolas. Cuenta con un Máster en Neuropsicología y una Maestría en Planeación. Se dedica a la atención de niños con trastornos del desarrollo. Fundó el centro Kua’nu en 2012 y la Comunidad Educativa Alebrije en 2019. Ha publicado en la revista La Humildad Premiada, Historias de Entretén y Miento, La Gazeta de Saltillo, en los periódicos Vanguardia y Zócalo de Saltillo. Colaboró en el libro Cartografía a dos voces. Antología de poesía (Biblioteca Pape & IMC, 2017) y en el Recetario para mamá. Manual de estimulación en casa (Matatena, 2017). Publicó el libro Las aventuras del cuaderno rojo (IMCS, 2019), Brainstorm. Manual de intervención neuropsicológica infantil (Kuanu, 2019), Abuelas, madres, hijas (U. A. de C., 2022), Un viaje por cielo, mar y tierra. Aprender a leer y escribir en un viaje por México (Kuanu, 2022) y, actualmente, escribe para la revista NES, en la edición impresa y digital.
Related Post