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TÓTEM: LA VIDA Y CÓMO REACCIONAMOS ANTE ELLA

Por Mary Carmen Urrieta

Dirección: Lila Avilés
País: México, Dinamarca, Francia. 2023
Actúan: Naíma Sentíes, Monserrat Marañón, Marisol Gasé y Mateo García Elizondo.

Siempre he creído que los niños, en muchos casos de éxito, son sabios que se nos presentan en empaques pequeños.

Tomando en cuenta eso hablaré de “Tótem”, la nueva película de la directora mexicana Lila Avilés.

No quise investigar nada de esta cinta, solo supe que es la producción que representará a México en los Óscares del 2024 y que la tenía que ver sí o sí.

Así, con el dulce desconocimiento, me adentré en una historia que nos presenta un día en la vida de Sol,( Naíma Sentíes) una pequeña de 7 años que enfrenta la enfermedad de Tona (Mateo García Elizondo), su papá.

Tonahiu, padre de esta chiquilla, vive en casa del abuelo junto a Nuria (Monserrat Marañón) y Alejandra (Marisol Gasé) sus dos hermanas; los hijos de estas; Cruz, (Teresa Sánchez) la mujer que cuida de él y varias mascotas.

Todos se preparan para el festejo de cumpleaños de este hombre que padece cáncer y cuya salud no mejora con el paso del tiempo.

A veces contada desde el punto de vista de una niña, (incluso la cámara está a su estatura) otras como si el espectador estuviera al lado de cada integrante de la familia, en “Tótem” nadie da explicaciones y nos presenta ese momento en el que un enfermo terminal enfrenta sus días con toda la fuerza que le dan su corazón y la morfina y trata de que cada palabra o acción no se vea o suene como una despedida, aunque en el aire flota ese sentimiento de manera constante.

Y es, desde los ojos de Sol, (tremenda en su actuación) que la realizadora nos ofrece momentos duros y otros muy tiernos que finalmente nos dejan en claro que la vida se construye de tristezas y alegrías.

Sol y Lucía (Iazua Larios), su mamá se dirigen a casa del padre, donde las tías le celebrarán una fiesta de cumpleaños. La madre, con otras ocupaciones encima, deja a Sol desde muy temprano, quizá con la esperanza de que la niña conviva un poco con su papá, pero la salud de éste no lo permite, en su lugar las tías y una de sus primitas, muy espontánea por cierto, conviven con ella y así pasan el rato, hasta que se realice la fiesta.

Es lo que sucede entre la llegada de Sol a la casa y la celebración de esa cena, lo que nos muestra cómo es que cada integrante de la familia lidia con la enfermedad de Tona.

Las tías, Nuria y Alejandra a pesar de lidiar sus propias batallas, se dan el tiempo para atender con cariño a Sol, quien por momentos deambula sola por la casa, como para mostrarnos de qué forma enfrenta la vida, rodeada de personas, pero finalmente sola.

Seguro habrá espectadores que sientan que la película no les dice nada, que pareciera que la directora dejó la cámara en la cocina de una familia mexicana y ya.

Y es precisamente eso lo valioso de “Tótem”, en ningún momento se presenta como una oportunidad para la sensiblería o el chantaje emocional, al contrario, la historia fluye de forma natural, aunque sabemos que lo que se viene no será fácil de enfrentar.

Eso se muestra durante una plática en la cocina, en la que utilizando un “lenguaje diferente” los adultos discuten sobre las decisiones que tomó Tona respecto a su enfermedad y los métodos para tratarla

Es interesante cómo Lila Avilés presenta a una familia que enfrenta la enfermedad de uno de sus integrantes y eso, además de hacer que se tambaleén su economía, su cordura y su fe… busca en detalles como un pastel o una fiesta de cumpleaños, la oportunidad para disfrutar y enfrentar la vida con la sencillez y sabiduría de un niño.

 
 
 
Mary Carmen Urrieta: Soy comunicóloga de profesión, géminis al 100% y cinéfila de corazón. Tengo 20 años de experiencia en edición periodística y a mi paso por diferentes diarios de Saltillo y uno en Guadalajara, aprendí la magia que despierta la palabra escrita en todos los que nos dejamos enamorar por ella. Hace muuucho tiempo, para celebrar mi cumpleaños número 4 le pedí a mis papás que no me hicieran fiesta, pues además de que no me gustaba el pastel, me sentía más contenta en una sala de cine. Con el paso del tiempo, solo una cosa ha cambiado, ya amo los pasteles. Mi amor por el cine no solo creció y me llevó a prepararme y escribir sobre lo que veo, también me ha regalado increíbles experiencias que comparto con quienes me leen.
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