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Yoga para cuarentonas (o treintonas, cincuentonas y demás)

POR MAYTE CEPEDA

Yo comencé a practicar yoga hace como mil años. En el 2001 para ser exactos. Después de terminar con una relación larga, no fui a cortarme el pelo, ni a hacerme un tatuaje. Según yo me puse más rebelde y fui directo a inscribirme en el primer centro (y mejor elección que hice) de yoga que vi. Y lo de rebelde fue, porque me habían dicho que el yoga era malo.

LA JUVENTUD Y FLEXIBILIDAD

En aquellos años maravillosos, con una excelente guía y maestros muy bien calificados logré hacer de mi práctica habitual, una mezcla de posturas físicas, técnicas de respiración, meditación, hábitos de vida que me encantó adoptar y me hacían una persona muy feliz. Desayunaba, comía y cenaba pensando cada día al salir de mi trabajo volando para irme a mi clase de yoga.

Hablando de las posturas físicas en específico, –las asanas— en sánscrito, no me dejarán mentir que cuando un cuerpo es joven, todo funciona bonito y sin mayor esfuerzo. Los cuerpos físicos jóvenes en su gran mayoría son flexibles, fuertes y aguantan mucho.  En mi caso, lograba hacer con mi columna vertebral, movimientos y posturas muy complejas y maravillosas que me hacían gancharme más y más en esta disciplina y estilo de vida.

Y como nada es permanente, todo cambia, avanza y se transforma, después de los años, el nacimiento de los hijos y todo lo que pasa mientras transitamos por la vida, evidentemente hay cosas que ya no son ni funcionan como antes. Al menos en mi caso, era una necesidad el estar avanzando en posturas físicas y lograr posiciones nuevas. Hoy, después de mucho trabajar con el interior, he comprendido que esto no es necesario y pienso completamente distinto.

LUEGO, MADURAMOS

Y tal vez son varios factores los que influyen en este cambio de percepción: la madurez, principalmente es la que ayuda a que el enfoque sea distinto y ya no te claves tanto con el hecho de lograr algo físico, si no seguir manteniendo y logrando mayor estabilidad emocional, mental y con ello, prolongar tu bienestar físico. Ese bienestar que nos ayuda a mantenernos lejos del doctor y cerca de este tipo de estilos de vida “preventivos” que además te hacen sentir super bien.

Actualmente sigo con mi yoga, pero como cuarentona, ya me comenzó a dar un poco de lata la espalda baja. Entonces por recomendaciones médicas me han sugerido combinar ejercicios que involucren levantamiento de pesas para fortalecer más la masa muscular y así evitar molestias y daños en el sistema óseo. Y entonces viene la mayor recomendación que puedo darte si te ha pasado por la cabeza practicar yoga y crees que por la edad ya ni al caso o no sea para ti.

Las únicas personas que no pueden hacer yoga son los flojos. Desde bebés hasta gente de edad muy avanzada puede adoptar este estilo de vida, complementarlo con lo que considere positivo y sumarle puntos a una salud física, mental y emocional.

Si tienes duda sobre cuál es el tipo de yoga que te favorecería más, no dudes en preguntarme. ¡Namasté!

Mayte Cepeda: Yogini ~ abogada ambientalista ~ mamá ~ esposa ~ hija ~ hermana ~ enamorada de la naturaleza, la vida, la familia, los libros y la música ?
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