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EL CORDÓN UMBILICAL NUNCA SERÁ CORTADO

¿El sexto sentido existe? ¿Crees qué hay un lazo entre las madres y sus hijos?

No hay una explicación científica, no hay una manera tangible de explicarlo pero si hay pruebas vivenciales de las que de seguro muchas madres e hijos tienen sus propias anécdotas.

Anoche antes de dormir besé a mis hijos para que por fin se acostaran y poder disfrutar de las dos únicas horas libres para ver una película con mi esposo.

Cuando besé a mi hijo el de en medio, sentí que estaba tibio así que me puse a buscar el termómetro por toda la casa y no lo encontré.

Y es que siempre pasa ¿no? Salen las cosas cuando no las necesitas. Pero cuando urgen no están en ningún lado. Ya saldrá cuando no lo ocupe.

Y bueno tratando de corroborar mi sospecha le pregunto a mi esposo, ¿puedes tocarlo? lo siento caliente. Lo comparaba con sus otros hermanos y sentía una muy leve diferencia.

Se acerca mi esposo, lo besa y me dice, lo siento normal. Había tosido unas cuantas veces pero comió bien incluso estuvo jugando con sus hermanos… Aún así le di jarabe para la tos para que durmiera tranquilo.

A las 3 am me levanté sintiendo mucha angustia, en verdad fue como si tuviera un nudo en la garganta y me faltara aire… lo primero que se me vino a la mente fue… ¡¡Emiliano!!!

Me levanté, me acerqué a tocarlo y estaba ardiendo en temperatura, se movía de un lado a otro, probablemente pesadillas por la misma temperatura, así que se la traté y le estuve poniendo compresas de agua fría.

Me recosté junto a él y estuve dos horas esperando a que conciliara el sueño. Lo acariciaba para intentar dormirlo y así terminamos los dos en un profundo sueño.

No es por alardear; pero definitivamente las mamás si tenemos algo que nos hace diferentes a todos los seres humanos.

Tenemos un sexto sentido y una conexión impresionante con los hijos.

Alguna vez escuché que el cordón umbilical nunca se rompe, siempre habrá como ese hilo que nos una, por eso tanto insisto en las mamás primerizas confíen en sus instintos, estamos más ligadas a nuestros hijos de lo que podemos llegar a imaginar.

Y me atrevo a decir que aún sea un bebé que no creció en el vientre produce este efecto con la madre que por algún motivo no dio a luz desde el vientre pero si desde el corazón.

Hay cosas que aprendemos con la experiencia… pero definitivamente este hilo, este cordón umbilical extendido nace con la “maternidad”, es decir cuando nos volvemos madres.

Ya siendo adulta sigo teniendo esa conexión con mi madre. Sigo necesitándola y ella sigue levantándose con esa misma falta de aire cuando a mi o a mi hermano algo nos sucede.

¿Alguna vez te ha pasado que sientes que algo no anda bien y de pronto recibes esa llamada de la escuela avisándote que pasó algo? No es coincidencia. Las mamás presentimos casi todos los eventos importantes o que de alguna manera exponen a nuestros hijos.

Aquí es donde confirmo que definitivamente no solo somos quienes los criamos y educamos sino que además de eso tejimos ese lazo invisible que única y exclusivamente es de madre e hijo.

Y claro; no dudo que también muchos padres tienen lazos fuertes con sus hijos, lazos que con la convivencia y el dedicarles su tiempo han construido. Tienen su mérito (de hecho científicamente comprobado que la presencia del padre importa más de lo que imaginan) pero en este artículo estamos hablando exclusivamente de este súper dotado sentido de la mujer, que creo que es digno de reconocerse.

Quisiera extenderme más a fondo sobre este tema, pero tengo a uno de mis hijos necesitando esa dosis de “mamá”.

Mientras tanto seguiré contando las horas para que nos reciba el doctor y así poder verlo como siempre bien sanito, correteando y jugando con la plena seguridad de que ahí siempre estará su mamá.

Concluyo diciendo: agradezco ese lazo maravilloso, dotado por ese Ser Supremo; ese cordón umbilical que jamás será cortado.

El lazo de amor que une a una madre con su hijo.

Cristina Aguirre: Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.
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