X

RELATO DE AMOR

Por Cristina Aguirre

Ayer el aire comenzaba a sentirse helado; las aborregadas nubes anunciaban la entrada de un frente frío.

Rumbo a mi casa pasé por un negocio en cuya puerta había un cartelón hechizo que decía:  “Tamales y champurrado”.

No la pensé dos veces. Me detuve a comprar una docena con sus rajas, ¡¿y por qué no?! ¡También un champurrado!

En la entrada; se encontraba un señor mayor que los estaba despachando. Un señor alegre que no les puedo mentir; tenía una risa sumamente contagiosa y una manera de platicar, que estoy segura, tiene clientes se paran a disfrutar de su conversación.

Amablemente me ofreció probar un atole de guayaba también exquisito. Y vaya que las guayabas están en esta temporada en su punto perfecto.

Así que ante tal amable gesto me quedé platicando con él. Imaginé es el esposo de quien prepara tan exquisitos tamales.

Cristy mi hija la menor no esperó a llegar a casa; y para cuando llegaron a cobrarme ya se había terminado el suyo.

La plática culminó y le pedí de favor me diera su teléfono. Definitivamente quería su contacto. Entonces me respondió… “Señora ¡los de a lado están muy buenos también! ¡Bien llenitos y bien sabrosos! Así que le paso el teléfono”.

No pude evitar mi cara de confusión. Me los recomendó muchísimo; así que mi mente voló. Solo pensé; ¿cómo una persona podría recomendar un negocio que no es el propio siendo el mismo giro?

Marqué el teléfono en mi celular; y le comenté “Fíjese que ya tengo ese número”.

Ya saben soy la típica que tiene en sus contactos :
Tamales 1
Tamales 2
Tamales Perrones
Tamales ultratelabañaste
Tamales todopoderosos

Que ya ni sé cuáles fueron los que me gustaron… también así me pasa con los eléctricos, plomeros, etc… que ya la pienso antes de pasar el contacto… ya no sé si estoy pasando el que me quemó la lavadora o el que si me la hizo funcionar.

En fin…

Cuando le comenté el nombre que tenía registrado con el teléfono que él mismo me proporcionó; una preciosa sonrisa le apareció de oreja a oreja. ¡Es mi hija! ¡Cómprele también!

Yo sólo sé que mi corazón no cabía en mi pecho. Este hermoso personaje; sólo me hizo recordar el amor infinito de mi padre.  Aquel que en un San Valentín dejé de mandarle cartitas de amor… aquel que me dibujaba rosas en mis libretas de tarea para recordarme lo mucho que me amaba.

Impresionante lo que puede amar un papá a sus hijos. Ese desprendimiento que sólo puede venir de un ser tan amado.

No hay moraleja en este relato.

Me quedo con lo mucho que un padre puede amar a sus hijos. Y que este 14 de febrero quisiera retomar y hacerle sentir a mi padre que el torrente de amor que siempre me dio y me sigue dando es vital para mi y plenamente correspondido y lleno de deudas de gratitud.

Te amo papá.

Cristina Aguirre: Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.

View Comments (1)

Related Post