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VIVO EN VOZ ALTA

Por Dona Wiseman


Hace días escuché, entre tantas reflexiones en torno al desabastecimiento de la gasolina, que (palabras más, palabras menos, y consciente de mi interpretación) si necesito gasolina es porque he construido una imagen que depende de tener un coche específico, una manera específica de moverme en el mundo, de lo que sí acepto hacer o no en mi vida diario (como subirme o no a transporte colectivo o caminar, o usar el coche más o menos).  Es verdad que he diseñado, creado y construido una vida que tiene ciertas características, comodidades, incomodidades y estilos.  También es verdad que, si tengo la capacidad de usar el cerebro y un grado suficiente de madurez, seré flexible y me adaptaré a la opción o necesidad de hacer una fila si requiero gasolina y que mis maneras de llevar mi vida cambiarán según las circunstancias del momento.  Pero ¿será cierto que mis necesidades y el estilo de vida que formo en torno a ellas es algo equivocado?  Más aún, tú que me dices que estoy apegada a un estilo de vida, ¿te das cuenta de que tú también tienes un estilo de vida?  ¿Te das cuenta de que eso es normal e inevitable?

Nos apegamos a comer de cierta manera y también a no comer.  Nos apegamos a usar un coche para movernos y también a negarnos a esa posibilidad.  Nos apegamos a la moda y también a darle la espalda a la moda.  Nos apegamos a ser madres que practican porteo y colecho y también a promover la independencia de los hijos y la libertad de las madres.  Nos apegamos a la lectura, al cine y al arte y también a la naturaleza y/o al ejercicio.  Nos apegamos a la vida con comodidades y también a una vida sacrificada y de carencias autoimpuestas.  Nos apegamos a la “buena música” y también a la música criticada por los conocedores.  Nos apegamos al conocimiento, a las creencias, a los tiempos, a cierta velocidad de movimiento, a que nos escuchen a fuerza, a tener la razón, a ser reconocidas, a imponer nuestra opinión, a ser centro de atención, a pasar desapercibidas…

Yo tengo un estilo de vida y me ha costado mucho.  Ha implicado autoconocimiento y reconocimiento de mis necesidades. Ha conllevado alejarme de las necesidades o “expectativas” y opiniones de otras personas.  He tenido que mirar la vida tal y como estaba en momentos dados para quedarme con algunas cosas y cambiar otras.  He pasado por procesos de “¿qué sí y qué no?”.  Y eso ha implicado crisis.  Cualquier cambio o movimiento, dejar esto y tomar aquello, implica entrar en crisis.  Hoy día tengo una vida que es resultado de este proceso, y seguiré así, contemplando lo que sí aplica y no aplica a mi vida en cada momento.  La vida no es un resultado estático, sino un proceso continuo.  Mi proceso continuo.

En estos días pasados no hice fila para comprar gasolina.  Yo me muevo poco.  El día que requerí gasolina ya había.  ¿Suerte? No creo.  ¿Hubiera hecho fila de ser necesario?  Sí.

Tengo un estilo de vida.  Así es y así me gusta, por hoy.  Tú tienes un estilo de vida.  Vívelo en voz alta.  No caigas en hacer cambios, o en negarte a ti misma, porque alguien dice que tu necesidad de gasolina (o cualquier otra cosa) es algo inadecuado.  Haz cambios si tu los necesitas.  No muevas tu estilo de vida para quedar bien con quien critica, ni con el fanatismo de tantos grupos de activistas.  Busca ser capaz de vivir la vida de acuerdo contigo misma.  Créeme…así llegarás a ser al final realmente ecológica y comunitaria.  La consciencia de ti misma llevará a esa consciencia mayor. 

Dona Wiseman: Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.
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