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¿QUÉ HABRÁ HECHO ELLA?

Por Susana López Siller

Hace dos semanas nos levantamos con la noticia a nivel nacional de un episodio de violencia de género del cual había un video circulando en redes sociales. Sí, estoy segura que quien me lee escuchó sobre él. Tal vez este sea un tema que se ha debatido demasiado en las últimas semanas, pero considero que tengo una necesidad enorme de hablar sobre él. Tengo la necesidad de exponer porque considero, que al leer o escuchar comentarios respecto a él caigo en cuenta que hemos normalizado y tolerado la violencia a tal nivel, que nos cuestionamos si la víctima en realidad merecía lo sucedido. Y en este escrito, no quisiera hablar personalmente de los involucrados, quienes tendrán que rendir cuentas con la justicia y no está en mis manos decidir exactamente qué sucedió y por qué. Lo que sí está en mí es denunciar lo injusto que ha sido que el foco de atención se ha centrado en preguntar ¿Y qué hizo ella?  Como si la violencia hacia la mujer pudiera justificarse.

                Me gustaría empezar por decir: la violencia física, psicológica o sexual en NINGUN caso es justificada. Repito, la violencia física, psicológica o sexual en NINGUN caso es justificada. No debería existir en nosotros la más mínima duda, de que a menos que una persona actúe en defensa propia, violentar NO es la opción y hacerlo debe ser perseguido y castigado. Para poder explicar por qué es importante que el caso de hace dos semanas en Saltillo se conozca, y por qué el hecho de que sea tan mediático es en realidad de beneficio para la sociedad, revisemos los datos sobre violencia de género en el país.

                Sabemos al día de hoy, según cifras de las Naciones Unidad y el Gobierno Federal,  que 9 mujeres son asesinadas diariamente en categoría de feminicidio. Es decir, que las matan por el simple hecho de ser mujeres. De igual manera, la ONU reporta que 6 de cada 10 mexicanas han sido víctimas de algún episodio de violencia y 41.3% ha sido víctima de agresión sexual. Yo lo veo así, de mi grupo de 10 amigas más cercanas, a quienes conozco y a quienes estimo con todo mi corazón, 6 de ellas sufrirán al menos uno o más episodios de violencia en su vida. No es algo que pase en lugares remotos o que tenga que ver con el nivel socioeconómico de la mujer. Sucede aquí, cerca de todas, y tiene que ver con el machismo y la idea de que la mujer pertenece a una categoría inferior, que debe comportarse a la altura de las expectativas de nuestro género: humildes, sumisas, complacientes. Y creo que esto no es lo peor del caso, sino que una gran parte de la violencia que viven las mujeres es perpetuada por sus parejas o familiares directos. Al parecer, en lo que vamos del 2019 las cifras no parecieran mejorar, sino que van en aumento, sumando 311 feminicidios en el país en el primer cuatrimestre de este año. Del 2015 a la fecha, los asesinatos violentos de mujeres han aumentado un 37%. La cosa parece no terminar.

                Si seguimos culpando a las mujeres de la violencia en su contra, seguiremos viviendo en un país en donde se justifica que cualquiera de nosotras no estemos seguras ni en la calle, ni en nuestros propios hogares. Preguntarse si la víctima era una buena pareja, madre o ciudadana, está de más, no es en este contexto de importancia. Puedes ser una mala madre, una pésima vecina y mala en tu trabajo, aun así NADA justifica que te bajen de una camioneta de forma violenta y te pateen estando tirada en el piso. Si la mujer es quien se rehúsa a retirarse de la situación a pesar de la petición del hombre o si la mujer incurre en actos violentos, existen números de emergencia de las autoridades que están disponibles para en estos casos, mediar con ambas partes o castigar conductas violentas. Tomar control de una situación a partir de la fuerza, te hace el victimario, punto. Así tu familia crea que eres un excelente hombre, así tengas muchos amigos. Una persona que golpea, es una persona violenta, y más que aceptarlo, debemos luchar por erradicarlo.

                A la próxima que escuches que una mujer fue agredida, no te preguntes ¿Y qué habrá hecho para merecerlo? ¿Cuál es la otra versión? Mejor llénate de rabia, sabiendo que un día puedes ser tú, tu madre, tu hermana o hija. Hagámonos mejor la pregunta ¿Cómo educamos a nuestros varones para que no violenten a sus iguales? Enseñemos a nuestros hijos a respetar y manejar sus emociones de manera positiva, en lugar de enseñar a nuestras hijas a defenderse y estar a la defensiva, porque al día de hoy en este país, no estamos seguras.

Susana López Siller: Mamá de dos, psicóloga, soñadora y feminista. Me apasionan los temas de salud mental, crianza y equidad de género, y cómo puedo aportar desde mis textos a crear una sociedad más justa. Escribir se ha vuelto mi terapia.
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