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5 TIPS PARA QUE TU TATUAJE NO TE DUELA

Hand detail with rotary tattoo machine pink gloves

Por Laura Prieto

Cada vez somos más los tatuados, pero, después de 18 años tatuando, me siguen preguntando lo mismo: ¿duele? sí, si duele, pero es soportable y existen distintos métodos para que las agujas en tu piel sean más llevaderas.

Hoy te voy a platicar cinco métodos científicamente comprobados que te ayudaran a lidiar con el dolor, no solo de un tatuaje, si no de cualquier dolor que llegue a tu vida, tan pequeño e intenso como pegarte en el dedo pequeño del pie o también, ¡para el dolor de tener un bebé!

Respira.

De niña cuando mis hermanos y yo estábamos muy hiperactivos mi papá nos decía “hagan respiraciones profundas”, no entendía porque si no hasta mi adultez cuando empecé a practicar yoga, el respirar de manera consciente calma cuerpo y mente.

El método más sencillo es el 4,7,8, del Dr. Weil, esto es: inhala contando hasta 4, sostén la respiración hasta 7 y suelta contando hasta 8, esta respiración funciona como tranquilizante natural del sistema nervioso, muy utilizado para calmar ataques de ansiedad. Aguantar la respiración mientras te tatúas aumenta el dolor y la tensión, provocando mayor sangrado, así que, si te duele, respira, deja que fluya y que el dolor se vaya a través de tu respiración.

Rie.

¡Ríete mucho mientras te tatúas!, suelta unas carcajadas cuando mas te duela ¡solo ten cuidado de no moverte!

Existen muchísimos estudios acerca de la risa como forma de paliativo contra el dolor, entre ellos una investigación realizada por la Universidad de Oxford, publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, donde señala que la risa puede ser un calmante natural muy efectivo. Concluyó que quien se ríe puede aguantar 10% mas el dolor. La condición es que hay que reírse a carcajadas, para segregar endorfinas que alivian el dolor. Aunque, te cuento que en el estudio mis clientes y clientas aunque no se rían a carcajadas, aguantan mejor cambiando la quejumbre por la risa, como dicen ya ni llorar es bueno, así que a reír.

Canta.

Hace unos días tatué a una chica y me preguntó si no me molestaba que cantara, le dije que no y durante todo el proceso estuvo entonando múltiples melodías.

Cantar aporta beneficios a la psique y al organismo humano. Personalmente durante esta pandemia cuando me siento ansiosa pongo música cantable, que me levante el animo y canto, canto muy fuerte y eso me hace olvidar el encierro y la incertidumbre.

La música contribuye al tratamiento paliativo del dolor, también puede mitigar la ansiedad y la depresión. No es raro saber que por el mundo hay cada vez más clínicas que integran el canto y música como terapia de apoyo para diversas afecciones tanto físicas como mentales.

Entonces, que no te de pena echarte un palomazo al momento de tatuarte, te va a doler menos.

Gritar.

No es raro que en mi estudio griten, y tampoco que se les salga una que otra palabrota y ¿sabes por qué? es una respuesta evolutiva.
Nuestro cerebro se remonta al paleolítico y gritamos por instinto, por tres razones: para espantar a un posible atacante o depredador, para advertir a otros de un peligro (en este caso las agujas) y la tercera, atraer la atención.
Si gritamos se libera adrenalina y endorfinas por la respuesta de quedarse y luchar o para huir, así que no te reprimas, grita para aliviar el dolor.

Meditar.

Esta opción la dejo al último ya que es la más complicada de llevar a cabo si no tienes experiencia en la meditación, pero nunca es tarde para empezar y meditar durante tu tatuaje puede llevar tu mente a otro lado.

Puede ser algo tan sencillo como enfocarte en la respiración, hacer una exploración corporal y detenerte a pensar ¿de verdad duele demasiado? y al poner atención y estar presente te das cuenta que no duele tanto y que es mas tu mente que te predispone al miedo y al dolor.

Es tan sencillo como decirte a ti misma “ya pasará, esto no dura para siempre”.

¿Con cuál opción te quedas? ¿cómo afrontas el dolor? No estás sola.

Laura Prieto: Nací en Saltillo, Coahuila hace 32 años. La vida me llevó a aprender a tatuar, complementé mi aprendizaje estudiando artes gráficas y haciendo toda cosa creativa que llegara a mí. Ahora soy madre, esposa, llevo 14 años en el mundo del tatuaje y sigo feliz y encantada de trabajar en lo que estoy.
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