Hablar de Educación humanista en el IEH es hablar de historias reales que nacen en momentos difíciles y florecen en procesos de profunda transformación.
Fotografías: Karina Briones / Entrevista por NES
Entrevista con Diana Velázquez Rodríguez, directora del Instituto de Educación Humanista (IEH)
Formación humanista para la salud integral y el bienestar emocional
En un contexto donde el cáncer de mama invita a reflexionar sobre la salud y el autocuidado, también surge la necesidad de hablar de educación. Pero no cualquier educación: una que acompañe, que transforme y que sane.
El Instituto de Educación Humanista (IEH) ha hecho de esta misión su propósito central. Su modelo académico se basa en el desarrollo humano, la atención personalizada y un entorno inclusivo donde cada estudiante encuentra el espacio para crecer en lo académico, lo emocional y lo personal.
Diana Velázquez Rodríguez, directora del IEH, lo resume con una historia que refleja el alma del instituto: “Recuerdo a una estudiante que llegó con una carga muy fuerte: había acompañado a su madre en el proceso de cáncer de mama. Durante su formación en Tanatología no solo encontró respuestas, sino la fuerza para acompañar a otras mujeres. Hoy, esa experiencia se ha convertido en su vocación.”
Para Diana, este es el verdadero poder de la educación humanista: formar seres humanos capaces de transformar sus heridas en aprendizajes que impactan a los demás.
Desarrollo humano y conciencia: el corazón del modelo del IEH
“Nos acostumbramos a sonreír cuando sentimos miedo”, dice Diana. “A cumplir con todos menos con nosotras mismas.” Desde su experiencia, muchas mujeres cargan con mandatos y creencias aprendidas —lo que la Gestalt llama introyectos— que las desconectan de su cuerpo y sus emociones.
En el IEH, explica, se acompaña a quienes llegan con ese peso invisible. Algunas con diagnósticos que cambian su vida, otras simplemente cansadas de sostenerlo todo.
La salud integral, sostiene, no se limita al cuerpo: también implica reconocer emociones, romper con mandatos limitantes y permitirse pedir ayuda.
“La salud también es sentir, reconocer, y sanar lo que no se dice.” Desde la educación humanista, el IEH ofrece ese espacio seguro para reconectar con el cuerpo, con las emociones y con el sentido de la vida.
Programas del IEH que impulsan la transformación personal
En el IEH, cada programa académico es también un viaje interior. “Nadie puede transformar su entorno si no aprende primero a mirarse”, afirma Velázquez. Los posgrados en Gestalt y Desarrollo Humano, junto con diplomados y talleres como Sentir para crecer, Trabajo con emociones o Psicopatología, son experiencias diseñadas para que las mujeres encuentren herramientas prácticas y vivenciales.
“No se alejen de la terapia —recomienda Diana—. Háganla parte de sus prioridades. Es ahí donde aprenden a escucharse, a conectar con su cuerpo y a descubrir nuevas formas de vivir.”
Las egresadas del IEH salen con una preparación sólida, tanto académica como humana, listas para acompañar procesos profundos de transformación personal y profesional.
Prevención y provención: dos pilares de la educación humanista
Cuando se habla de cáncer de mama, la prevención suele ser la palabra clave. Pero en el IEH, Diana propone ir un paso más allá: hablar también de provención, un concepto de la Tanatología que significa prepararse antes de que algo suceda.“La prevención cuida. La provención prepara. ”Mientras la primera busca evitar que aparezca la enfermedad, la segunda educa para afrontarla con recursos emocionales y una red de apoyo sólida.
Desde edades tempranas, señala, debemos hablar sin miedo del autocuidado, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. “Solo así podremos vivir con más conciencia y acompañar mejor a quienes atraviesan momentos difíciles.”
El acompañamiento humanista: escuchar, sostener y sanar
Uno de los valores más profundos del IEH es el acompañamiento humano. Sus docentes no solo enseñan desde la teoría: muchos trabajan en hospitales, consultas privadas y áreas de cuidados paliativos, donde aprenden y transmiten el arte de estar presentes.
“Acompañar no es resolver, es estar. Escuchar sin juzgar, sostener con empatía y cuidar de uno mismo para poder cuidar de otros.”
Los programas en Tanatología, Logoterapia, Desarrollo Humano y Gerontología ofrecen herramientas inmediatas para aplicar en la vida cotidiana. Los posgrados permiten profesionalizar esta vocación desde una mirada vivencial y profundamente humana.
Educarnos para sanar: el legado del IEH
Al final, Diana Velázquez deja un mensaje claro para las lectoras: “La educación humanista enseña que el cuidado, la prevención y la empatía son tareas compartidas. Cuando las integramos a nuestra vida diaria, transformamos no solo lo que sabemos, sino lo que somos.”
En el IEH, cada historia es una muestra de que educarse también puede ser una forma de sanar. Y que, en los procesos más difíciles, nadie debería hacerlo sola.💗
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Porque la educación también puede ser un acto de amor propio.
