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Transiciones

Por Alex Campos

Transición, paso de un estado o modo de ser a otro. Estado intermedio de un proceso, que no tiene un carácter propio y definido al combinarse aspectos del anterior estado con otros nuevos que anuncian el siguiente.

Todos pasamos por diversas transiciones en nuestras vidas. A veces, son tan rápidas y efímeras que no logramos captar el instante en el que nosotros cambiamos, nos camuflajeamos a las necesidades de alguna etapa de la vida, adquirimos habilidad camaleónica y dichas transiciones no duelen, tenemos que actuar tan rápido que, en tan sólo unos instantes, hemos conseguido balancearnos ante el remolino que pasó rápido y nos movió de nuestro lugar.

Hay otras transiciones más lentas, como si vinieran en “slow motion”, probablemente esas dan más miedo, pues a lo lejos, alcanzamos a ver cómo definitivamente muchas cosas están por cambiar, nos quedamos estáticos y un tanto miedosos, analizando cada momento qué debemos hacer.

Esas transiciones lentas vienen acompañadas de dudas, miedos, resistencia al cambio, pero indudablemente no hay nada ni nadie que pueda detener el tiempo o presionar el botón de “pausa” para que nosotros podamos huir, revertir el tiempo o evitar el cambio.

Hace unos días, escuchaba a mi pastor hablar precisamente de las “transiciones”, narraba una anécdota de su paso de los 30 a los 40, comenzaba a haber un terror de perder “juventud”, dicha transición le hacía sentir una necesidad tremenda de cambiar de rumbo su vida para “refrescarse” y “disfrutar de la vida”.

Se encontraban en ese preciso momento tomando decisiones acerca de su vida, su matrimonio, su carrera y su esposa sólo pensaba ¿Y ahora, a este hombre qué le pasa?

La historia de mi pastor fue narrada de una manera tan simpática que sólo de recordar algunas palabras, recreaciones y gestos lanzo una carcajada y pienso ¿Cuántos no hacemos lo mismo?

Justo en el momento de una transición, comenzamos a tomar decisiones, en medio de un remolino, vemos todo cambiando y nosotros también queremos cambiar y lo chistoso es que actuamos así ¡por el miedo al cambio!  Que irónico.

Hay una recomendación que justo escuché ese domingo y nunca dejaré de largo: “Justo en el momento de la transición, es cuando más tranquilos debemos obligarnos a estar, nuestro estado debe ser tan flexible como una liga, maleable, las decisiones sabias raramente se toman atravesando por una transición”.

Así recuerdo yo muchas decisiones tomadas en mi adolescencia, vaya que si alguien me hubiera dado esta misma predicación tal vez me hubiera evitado muchos momentos se arrepentimiento.

La primera decepción amorosa, de preparatoria a la licenciatura, la separación física de mis padres, mi primera prueba laboral, la primera crisis matrimonial, el cambio de amistades y en cada una de estas transiciones, una decisión tomada por sentir que tomaba el control y por querer evitar e ignorar a toda costa mis miedos a “¿Qué sigue?”.

Como mujeres, madres y simplemente como ser humano, las transiciones son el ingrediente básico de nuestra vida. Tal vez nos sintamos obligadas a tomar decisiones, pero siempre será mejor esperar a que la marea baje, el sol salga y haya silencio en nuestros corazones, pues sólo así podremos tomar la decisión que nos dicte el alma, y a ella siempre debemos escucharla. En cada transición llamemos nuestra hambre de control, soltemos un poco el volante, respiremos profundo y demos tiempo a nuestra alma y mente de conectarse para tomar decisiones acertadas.

Que una transición no sea el motivo de un acto con arrepentimiento.

Alex Campos: Lic. en Comunicación por la Universidad Del Valle de México. Conductora en diferentes facetas, actualmente presentadora de noticias. Apasionada de la escritura y enamorada del arte de ser mamá. Mamá de Samantha, José Antonio y Rafael.
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