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CRÓNICAS DE UN FEBRERO NEGRO

Por Cristina Aguirre

Estos días, han sido una reverenda mentada de mother. Quiero pensar que era el febrero loco y que ya en marzo será solo un poco….  y si se puede pedir, que mejor nada de nada, pues mejor.

He estado desconectada del mundo, no sé en qué dimensión porque pareciera que en todo ando desfasada. He estado batallando para encontrar tiempos para escribir (cosa que me asusta) y tengo poco tiempo para despabilarme.

En uno de esos lapsus de desesperación, platiqué con una amiga acerca de mi “racha garrafal”… a lo que ella me aconsejo: enfócate en lo positivo. Si piensas positivo te pasan cosas positivas.

Olvidé piñatas, citas… bendito Dios no olvidé a ninguna de mis bendiciones.  Nada trágico, simplemente de esas cosas que nada más me pasan a mí; ocurrían… una, tras otra, tras otra.

Siempre tratando de recordar… ¿olvidé algo? Y si, entre esos olvidos SE ME OLVIDÓ PAGAR EL GAS, también olvidé convocar una junta, así que los asesores iban llegando, pero la gente no… en fin viendo mi problema de memoria por si las dudas volví con la maña de contar a mis hijos en la camioneta. 1,2,3 ok vienen todos a bordo.

Se me cayó un niño y terminamos en el hospital con tremendo chipotón y días después me mandaron a hablar de la escuela: “pueden venir para platicar acerca de uno de sus hijos”, nada más estresante que esas palabras.

Mi hija en la noche tosiendo y yo casi de “por favor no tosas que tienes que ir a la escuela; mañana tenemos junta con tu maestra y espero que sea para decirme que te portas muy muy bien”. SE LE QUITÓ LA TOS.

Corriendo como nunca, para llegar a tiempo a la cita, delegando pendientes de trabajo y ¡¡crackk!!, en uno de los agachones que revienta el pantalón. Así que me encontraba con medio costado del pantalón ABIERTO.

Y bueno regresando al tema de la tan temida llamada de la escuela: Ahí vamos mi esposo, yo y mi reventado pantalón, pensando en las posibles teorías, por las que nos pudieran estar hablando y cuando vimos que no estaban las maestras sino la coordinadora dijimos “esto es grave”… salimos contentos de la plática pero con tarea… (reforzar reglas y enfatizar el estoy enojada, estoy triste, estoy cansada). (Yo aún sigo trabajando conmigo misma para identificar mis estados de ánimo, pero en fin, aprenderemos juntas).

Y bueno entonces, veníamos caminando acordando nuevas estrategias que impondríamos cuando nos topamos con una maestra a la que (aprecio bastante) y nos dice que nuestro hijo… “el que no rompe un plato” había hecho una travesurilla…. casi que con ganas de preguntar… ¿segura que fue él? ¿No habrá dos iguales? (Es que el nunca hace nada de eso).

Pero bueno hay que darle oportunidad y la verdad es que son esas travesuras que te quieres reír pero NO LO HACES después de tan buenas calificaciones tenía derecho a una… (así que bueno una tareita más para la casa).

Y así seguía mi caótico mes; complicaciones pasajeras y en mis días muy pocas horas para remendar hilos sueltos.

Y bueno para rematar esta racha… casi que REMATO, PERO A UN INDIVIDUO:

En mis ene mil vueltas, voy al trabajo y un señor “come ligas” (porque se atravesó como si fuera de plástico) se me estampa en la ventana. Bendito Dios apenas arrancaba y como el personaje de plástico venía distraído siguió caminando; quedó casi embarrado en el vidrio del copiloto.

Bajé el vidrio LITERALMENTE esperando una “temible reacción”… el señor se ríe, yo también de los nervios, nos disculpamos, nos hicimos amigos y seguí mi trayecto. Así que pensando, bueno, vamos mejorando; justo llegando al trabajo se corta una compañera y cuando me acerco con toda la intención de ayudar, cuando veo así de lejitos algo rojizo, casi me le desmayo encima.

Total; en todo el mes de febrero no daba pie con bola.

Entonces recordé lo que me dijo esta amiga de trabajar con pensamientos positivos.

Y así fue… mientras me bañaba a jicarazos (ya que como les comento se me olvidó pagar el gas) intentaba enfocarme en lo bueno, congelada pero bien bien positiva.

¡Al menos no tendré que cocinar!

Desde hace tiempo encontré esta herramienta en mi vida; hacer que mis días caóticos terminen con una reflexión y sobre todo una buena anécdota si no es de risa (porque desgraciadamente si hay situaciones difíciles) al menos que sean de aprendizaje. Quiero esta actitud, así como “el come ligas”, que pese haber estado embarrado en una ventana, está dispuesto a dar su mejor cara.

Pensamientos positivos: ¿pueden venir a mi? ¿AHORA?

Cristina Aguirre: Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.
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