X

FEMINISMO Y MATERNIDAD

Por Sandra Machuca

Hace unos días platicando con algunas madres de mis diversas tribus de mujeres, cabe destacar que la pandemia ha reforzado los grupos de apoyo de diferente índole entre nosotras; se abordó el tema de la maternidad, la crianza y el feminismo.

La pregunta fue directa ¿quién voluntariamente ha decidido dedicarse de tiempo completo al cuidado de otros; entiéndase otros por hijos, esposo y familia; es decir, ha dejado de percibir ingresos y se ha convertido entonces en dependiente económico de su pareja?

Curiosamente estos colectivos de madres de los que soy parte se caracterizan por ser madres profesionistas y con una vasta conciencia sobre el ejercicio de la maternidad, la crianza respetada y la educación de sus hijos. Son colectivos de mujeres de diferentes edades, nacionalidades y posturas ideológicas pero todas ellas, de cierta forma, promueven los ideales feministas. Es aquí donde surgió el dilema entre ¿qué tan feminista soy si he decidido volcarme de lleno a la maternidad y a la crianza dejando de lado mi independencia económica? ¿Estaré saboteando el movimiento feminista qué tanto ha luchado por abatir el sistema patriarcal que nos tenía sometidas en casa?

Mientras el discurso feminista radical evoca la maternidad como un impedimento para la liberación femenina; al mismo tiempo otros grupos feministas están redefiniendo el concepto de maternidad visto como un espacio de empoderamiento femenino. Esta ambivalencia más allá de confrontar el feminismo y la maternidad nos lleva a diferenciar entre la maternidad patriarcal que hace de la crianza un deber exclusivamente femenino; y el discurso feminista que propone la libertad de  las mujeres para decidir sobre su cuerpo, su parto, su lactancia y la crianza de sus hijos.

Las opiniones fueron diversas; hay algunas madres que han tomado la decisión de dedicarse exclusivamente al hogar y la crianza; algunas otras que tienen un trabajo de tiempo completo y que económicamente aportan a los gastos del hogar, y por ende han delegado la crianza a un tercero; y otro grupo que ha decidido alternar la crianza y las labores del hogar con un trabajo más flexible que le permita equilibrar ambos escenarios.

En este contexto ninguna de las posturas anteriores nos hacen más o menos feministas, anteponiendo que hemos decidido libremente la manera de ejercer nuestra maternidad y tomando en cuenta que el contexto económico y social conforman un factor importante en la toma de estas decisiones.

“El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente.” -Simone de Beauvoir.

Sandra Machuca: Internacionalista y ciudadana del mudo. Vivo al borde cada emoción y eso le da sentido a mi vida. Apasionada de la literatura y el arte; profesiones que considero esenciales para que la humanidad trascienda a través de la belleza y la magia.
Related Post