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Alimentación y lactancia. ¿Puedo lactar y comer de todo?

Por Clara F. Zapata Tarrés

Casi siempre cuando hablamos de alimentación y lactancia, la pregunta surge, después de los 6 meses, cuando nuestros bebés comienzan a comer. Habrá que recordar entonces que las organizaciones internacionales recomiendan 6 meses de lactancia materna exclusiva. Esto significa, 6 meses de leche humana, SIN complementos de algún sucedáneo, SIN agua, SIN té (de lo que se te ocurra), SIN “probaditas” porque se le antojó, porque tenía hambre o simplemente porque a alguna tía se le ocurrió que tenía que probar ese helado tan delicioso…

En México, 70% de los bebés no logran disfrutar de estos 6 meses, lo que es muy importante saber porque aparte de que no se respetan sus derechos de ser alimentados y nutridos correctamente, tenemos severos problemas de salud en el futuro de la infancia. Este es tema de otro texto, pero siempre me gusta recordarlo porque es un asunto de salud pública del que necesitamos reflexionar.

Pero, ¿qué pasa con la alimentación de la persona que amamanta? Existen mitos, leyendas, historias ancestrales y familiares que prohíben, fomentan o conducen a que podamos o no comer ciertos alimentos.

Lo primero que necesitamos reconocer es que cada lugar, cada país, cada región, tiene ciertas costumbres y una cultura nutricional y gastronómica. Desde la tortilla de maíz, pasando por unas tlayudas, tlacoyos, tortillas azules, amarillas, tortillas de harina de trigo, carne, frijoles, chile jalapeño, guajillo, habanero, tomates, lechugas, papas, col, repollo, leche, queso, pescados, mariscos y así nos podríamos ir desde Chiapas hasta Baja California.

¿Qué se te antoja?… ¿y te diré qué sucede con tu lactancia?… Que sí, que no, qué comas mucho, que comas poco, que lo prohíbas, que ni tantito chile… que 6 litros de agua… Surgen miles de preguntas porque a veces pensamos que hasta las burbujas que están en una bebida gaseosa, pasarán a la leche que damos a nuestros bebés. Sí. Seguramente te lo has imaginado. Te tomas un refresco y luego le das pecho y la leche tendrá burbujas… Te puede dar risa, pero es un gran ejemplo para demostrarnos los efectos que pueden o no tener los alimentos y bebidas en nuestra alimentación cuando estamos en periodo de lactancia.

Depende mucho pues, de las costumbres locales. En Argentina por ejemplo, toman mate. En la India comen muchísimas especias. En China, arroz, en Japón pescado. En México las tortillas, los frijoles y el chile son la base de nuestra alimentación. Tenemos infinitas costumbres. De lo que se trata entonces es que sigamos respetando nuestra cultura, aprovechando todo lo que la naturaleza nos brinda para tener una gran variedad y que poco a poco introduzcamos a nuestro bebé a nuestras costumbres cotidianas, desde el embarazo o antes, durante la lactancia y ya con alimentación complementaria después de los 6 meses.

¿Qué sucede entonces? Comemos alimentos enteros. Estos alimentos pasan por la digestión, los jugos gástricos, las enzimas… los alimentos se quedan en sus componentes más básicos: los nutrientes (vitaminas, minerales,…). Se absorben y pasan a la sangre. Van a todos los lugares del cuerpo y a cada uno de nuestros órganos… Luego, viajan a los alveolos que son las células productoras de leche. Así, pasan los nutrientes a la leche materna. Los alimentos enteros no pasan a la leche. No pasan los frijoles, o una manzana o el gas de alguna bebida.

Nombraremos algunos alimentos característicos que nos llevan a preguntarnos sobre los cólicos en los bebés, sobre las alergias, los sabores, las texturas, y sobre posibilidades o incluso prohibiciones.

El chile

Tiene una sustancia que pica llamada capsaicina. Después de todo el proceso descrito, pasa en cantidades mínimas a la leche materna. Además, en algunas investigaciones se demuestra que lejos de irritar, a los bebés les empieza a gustar el sabor. Cuando son más grandes y empiezan la alimentación complementaria les gusta… Un bebé yucateco podrá saber lo que es el placer del habanero; un bebé oaxaqueño, irá descubriendo las infinitas variedades de chiles de un mole y un bebé norteño distinguirá cuándo un tamal tiene chile rojo o le habrán agregado chile piquín a la salsa. Esto claro, lo podrá disfrutar ya mucho más grande, pero la sensación, el gusto y el sabor se irán preparando.

Los frijoles

Causan gases en los adultos. A veces nos afecta o no necesariamente. Algunos carbohidratos de los frijoles no se digieren entonces puede ser que sí afecte la leche. Sin embargo, no es una regla y no es que esté prohibido y si comiste frijoles no significa que tu bebé automáticamente tendrá cólicos porque comiste frijoles.

El chocolate, el café, algunos tés, el alcohol.

Tienen sustancias que sí pasan a la leche pero depende mucho la edad del bebé. Puede que el bebé esté irritable pero no en su sistema digestivo, sino en su estado anímico. Son sustancias que estimulan el sistema nervioso. La observación te permitirá comprobarlo. Si comes chocolate o un café y observas a tu bebé intranquilo, sobreexitado, muy estimulado, probablemente tengas que aplazar comerlo o tomarlo o tomar café descafeinado con moderación. El alcohol no es recomendable porque además puede afectarte a ti y en consecuencia afectar a tu bebé. Conforme crecen los bebés la situación cambia. Es cuestión de ir probando….

No es blanco y negro.

Puedes revisar aquí:

https://www.e-lactancia.org/breastfeeding/coffee/product/

https://www.e-lactancia.org/breastfeeding/chocolate/synonym/

https://www.e-lactancia.org/breastfeeding/alcohol-alcoholic-beverage/product/

Lácteos y otros posibles alergenos

Cada diada es diferente. Los productos de leche de vaca reportan que se pueden dar alergias. No existe alguna razón por la que se prohíba “por si acaso”. Cuando se da alguna alergia en general es porque en la familia se ha presentado y los síntomas en general son alarmantes y hay que acudir con tu pediatra o con alguna nutrióloga especializada en lactancia. Saber que los síntomas sí son muy notorios: ronchas, granos, sangre en heces…te darán mayor seguridad. Las alergias por proteína a la leche de vaca es la principal y en general, más o menos al año de edad el bebé ya no tendría que haber problema. Así que no hay que abusar pero tampoco prohibir. La proteína del cacahuate también puede pasar a través de la leche materna por lo que si tienes una herencia de propensión a alergias en tu familia, podrías considerar disminuir, eliminar y estar atenta a ello.

Puedes ver este texto:

Agua natural

Frecuentemente se escucha que hay que tomar muchísima agua para producir muchísima leche. Lo cierto es que tu cuerpo de lo va a indicar. En general, da mucha sed a la hora de amamantar. Por ello, casi todas las que amamantan tienen una botella de agua natural junto a su sillón favorito o junto a la cama. Sentirás esa necesidad de tomarla y podrás saciar tu sed. Si tu orina es demasiado amarilla, o si sientes algo de mareo puede ser que te falte tomar agua. Procura tomar líquidos cotidianamente pero no exageres porque puede haber consecuencias por tomar demasiada agua. Una cosa es cierta, mientras amamantes constantemente y respetes la libre demanda, más leche tendrás, si es que esta es tu preocupación.

Así, existen más alimentos y bebidas que se pueden ir analizando. Lo que puede pasar son las reacciones a algunos alimentos. Los bebés usan el llanto como manera de comunicarse. Si se sienten incómodos por algún gas, te darás cuenta: levantarás a tu bebé y sentirá alivio o le darás un masajito y se relajará su estómago. La observación es muy importante. Conocer las necesidades de tu bebé y experimentar es importante.

En conclusión, una dieta equilibrada y saludable sin duda, hará que tú te sientas mejor. Esto se refiere a cualquier persona, no necesariamente a quién se encuentre amamantando. No olvides que siempre puedes pedir acompañamiento a una asesora de lactancia. No hay dietas perfectas para lactancias perfectas. Cada lactancia es única, cada persona y cada bebé también.

Clara Zapata: Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.
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