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YO CONTRA EL BERRIENCHE

Por Cristina Aguirre

 

Me causa gracia cómo denominan algunas etapas de los niños SEGÚN LOS BERRINCHES (Entiéndase por berrinche ese lapsus explosivo en el que el niño quiere posicionar su deseo o necesidad sobre el de los demás).  ¿Te suenan los terribles dos, los terribles tres? Y así consecutivamente hasta contar al 10 (que yo de adolescentes no sé) irán creciendo y la cantidad de berrinches disminuyendo; puede ser porque maduraron o se desesperanzaron.

En mi caso (creo que voy ganando) y prefiero pensar que maduraron; para esto fue una emboscada extenuante; me ganaban en número y el mayor ya comenzaba a negociar… ¿me estás chantajeando? Ok. ¿Cuánto por dos horas de silencio ABSOLUTO?

En algunas etapas de verdad que me llegué a cuestionar quién manda a quién, casi que sacando el micrófono… “uno dos”, probando, probando,  ¿si se calman niños por favooooooor?” Y es que cuando los berrinches son en masa rebasan hasta a la persona más paciente del universo. (Menos a un señor que más adelante les cuento).

Así que, frustrada, cansada o todo al mismo tiempo, simplemente JUSTIFICABA LOS ACTOS DE MIS HIJOS DETRÁS DE LAS ETAPAS. “Está en la etapa de la mordida”. Si, si existe esta etapa…. ¡pero no nos hagamos telarañas mentales! ¡Morder es malo criatura rebeldeee! (es broma) Decidí entrar en acción cuando me hablaron de la escuela para decirme: “Señora su hij@ mordió a la mitad del salón”. Yo solo pensé, ¿será denuncia anónima? ¿o soy oficialmente la mamá de Hannibal Lecter?” Están de acuerdo que no es como que le ando enseñando por el mundo a morder gente… así que por muy chiquit@ que esté, LOS LÍMITES SON URGENTES. “Pero si es un bebé.” ¿Sí?, explícaselo a las mamás de los niños que se comió.

Ahí entendí la palabra EMPATÍA.

Leí tantos artículos y estudios de psicología infantil, disciplina positiva y mil métodos educativos para sobrevivir estos momentos; sin embargo, pareciera que en los momentos “de manifestación” todo consejo se esfumaba…Respira, tómalo con calma, que no te vea enojada”, “Agáchate a su altura, no, más arriba para que pueda abrirse, no, más abajo para que sepa quien tiene el control; lo ves a los ojos y le hablas duramente pero con amor”. ¡CARAY! ¿Es en serio? Duro… pero con AMOR. ¡Va!

“Ven, acércate mi amor, No eres Hulk,  rompiste la tele que seguimos pagando… quisiera que supieras que la consecuencia es que hasta que terminemos de pagar, más o menos en dos años más, compraremos otra, si te aburres mi vida voltea a la ventana y disfruta de la naturaleza y de este bello atardecer, NO te estoy castigando, NO te estoy reprimiendo y deseo con mi gozoso corazón que seas feliz”.

DEJA REVALUAR ESTA ESCENA Y TRATA DE IMAGINAR LO QUE REALMENTE PASÓ.

Cuando tienen uno o dos años; todo berrinche es entendible, la frustración de no poder decir con palabras lo que siente, “estoy cagado hasta el mameluco cámbiame por favor”. ¡Lo entiendes!  Pero cuando ya están “maduritos” y su frustración es INCOMPRENSIBLE, como: “no te puedes ir descalzo”. Vuelvo a repetir NO ES NEGOCIACIÓN y tiene que entender que definitivamente de lonche no le voy a mandar hotdog. Creo que mi autoridad de madre, me exonera a no tener que sacar la tabla nutricional todos los días para que comprenda que no es sano.

Me platicaron de una mamá que un día se cansó de esta lucha de la ponedera y quitadera de zapatos (y algo así estaba viviendo yo), entonces esta señora QUE NO SOY YO LO JURO habló seriamente con la maestra y DE COMÚN ACUERDO lo mandó sin zapatos. EL NIÑO ENTENDIÓ  lo útil que es el calzado; así que terminaron las luchas. (No lo hagan en invierno PORFA).

LOS PARÁMETROS DE MAMÁ PERFECTA SON MUY ALTOS

Casi tan altos como las exigencias que ahora hay de los hijos: No los traumes, pensamientos positivos, enséñale a que exprese sus emociones, dale su espacio (todas estas disciplinas tienen su razón y su motivo de ser) pero en esos momentos de “revolución infantil y casi huelga de la madre” te pasas todas las disciplinas por el dorado arco del triunfo.

Sin ser experta; pero sí con hijos, creo que toda teoría tiene su COMÚN DENOMINADOR:

1.- CONSTANCIA. Cumple lo que  prometes y la disciplina que impongas hazlo por lo menos TODA LA VIDA.

2.- CONGRUENCIA. Todo acto tiene consecuencia y la consecuencia debe estar ligada al acto. AQUÍ NO APLICA: “No comiste verdura, entonces no vas a la piñata”.(si es porque TU no quieres ir, no lo uses como excusa, acuérdate que tú eres buena); “¿Lo rompiste a propósito? No te preocupes, lo pagamos con tu domingo”; ESTO SI APLICA y aquí si puedes sacar tu más macabra carcajada. ¡Sácala! ¡BUAA JA JA JA!

3.- EMPATÍA.  Si, es difícil de entender el razonamiento de un niño pero no imposible. Si no lo logras en el momento de verdad que si se vale respirar un rato a solas o pasarle la batuta al papá, (que bastante ayudó en su procreación), mientras logras encontrar a tu madrecita interior.

Y AQUÍ EL SEÑOR EXCEPCIONAL DEL QUE LES HABLO:

Decía en un video que vi hace poco “El problema es, que la mamá se engancha en el berrinche”, quiero buscar su teléfono para hablar unas cuantas cosas con él…

Vas en el carro y el niño ya quiere llegar y falta una hora de camino. Después de un millón de respuestas al “¿cuánto falta?”; Si uno no se engancha… ¡es porque ya saltó!

– “¡Señor!, ¡Si, usted!,  ¡El de video!  El de la laaaarga paciencia, le comunico a mi hijo, a ver si me puede ayudar durante estos 45 minutos de camino, ¡se lo paso!¡Gracias!”. 

 4.- LÍMITES: Muchas mamás piensan que los límites se ponen a determinada edad, pero entre más grande es mucho más difícil. Esto lo aprendí de una experta en disciplina. La edad temprana es la edad del molde.

Concuerdo con todas las teorías pro paz familiar; y aunque en la práctica es MUY difícil, vale la pena intentarlas al fin de cuentas ya sin chascarrear. Así como tratamos de dar lo mejor a nuestros hijos para que estén sanos, los límites, los horarios y responsabilidades según su edad son una de las mejores herramientas en su vida futura; la tolerancia a la frustración y el saber que hay consecuencias buenas y TAMBÍEN MALAS.

No recuerdo quién dijo esto, pero se me hizo muy acertado “prefiero educarlo yo a que lo eduque el mundo”. Así que aunque me equivoque o impaciente en ocasiones, cumplo con mi misión, algún día entenderán porqué su mamá (que de pronto SI se engancha en el berrinche) los tuvo que regañar.

Cristina Aguirre: Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.

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