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¿APRENDER A AMAMANTAR?

Por Clara Zapata Tarrés

Existe una pregunta casi filosófica sobre si hay que aprender a amamantar o si es un instinto como tal.

Este fin de semana estuvimos intentando tejer en un bastidor de madera con mi hija mayor. Vimos videos, elegimos la madeja de lana color rojo, compramos lo necesario y comenzamos… Surgió en mi, después de ver el primer resultado, la pregunta sobre cómo aprendemos a hacer las cosas. En ese espacio de tiempo, además de los retos tejedores, vinieron a nosotras varias emociones: desde alegría por lograr el primer nudo corredizo, explicado por un joven en un video tan didáctico y paciente con sus observadores que nos salió a la perfección. Luego la primera línea tejida, nos generó sorpresa porque no creíamos que nos saldría… y así, pensando que ya todo era fácil, rápido y natural, mi hija se lanzó con un entusiasmo desbordante a darle vueltas y vueltas a los palitos del bastidor.

A la mitad del asunto, vimos que se estaba construyendo una especie de gorro, bolsita, cosa rara y que no precisamente quedaba un tejido uniforme y lineal como debería de ser una bufanda. Aquí las emociones iban desde la desesperación al enojo pasando por la desilusión… Decidimos parar un poco para observar. Y para nuestra quizás desgracia en ese momento, cerramos con un ganchito de crochet nuestra extraña creación para volver a comenzar. Volvimos a escuchar y ver a nuestro maestro youtuber del nudo corredizo y a la maestra de bufandas rosas. Ahí fue cuando mi hija comenzó a mencionar en cada repetición de cada paso, los errores que pudo haber cometido: ¡Ya sé! Pasé demasiadas veces el estambre por el mismo palito!… Y es que hice un nudo extra que no debío de haber estado!

Algunos dirían que aprender a dar de mamar o en el caso del bebé amamantar, es muy distinto. Sin embargo, dado que somos seres culturales y tenemos cada quien nuestras cosmovisiones y miradas de la vida, así como costumbres y prácticas que se construyen y reconstruyen atemporalmente, lo más probable es que las cosas cambien y exista una combinación entre nuestro ser animal y nuestro ser cultural.

Así, tenemos nuestra naturaleza a cuestas pero también nuestro mitos, leyendas, historias, pasado, presente y futuro. Y en el tema de la lactancia sucede algo parecido que con el tejido de mi ejemplo: podemos mirar videos, tener múltiples textos o imágenes sobre cómo se hace; pero a la hora de la hora, cuando ya tenemos a nuestro bebé en brazos, las cosas pueden cambiar y llevarnos a esta enorme variedad de emociones. Puedo decidir volver a empezar, deshacer cada punto que tejí, o reconocer que algo salió diferente y tengo que rectificar, corregir, volver a intentar y tal vez, esta vez sí me salga cómo lo deseaba.

Las arañas no fallan al hacer su tela, o tal vez sí, habría que observarla más de cerca… En todo caso, nosotros sí podemos tener algunos errores en los aprendizajes, algunas veces más que otras. Y entonces amamantar sería un aprendizaje que combina nuestra naturaleza con nuestras prácticas cotidianas.

Lo más impresionante de todo ello, y seguramente muchos lo sentimos, es que cuando tenemos un reto relacionado con la lactancia –en este caso específico- (ya sea informarme en el embarazo o antes, comenzar, prepararme, hacer un banco de leche, tener y crear y recrear una relación de apego, vivir en el presente mi maternidad, intentar pasar un momento sin hacer nada más que amamantar placenteramente, como algunos ejemplos), llegamos a sentir emociones muy poderosas de orgullo, alegría, poder, seguridad, autoestima, que seguramente nos ayudarán a crear una relación única con nuestros hijos y nuestras hijas.

Amamantar es una mezcolanza entre instinto, naturaleza y cultura. Es necesario pues, tener en mente que implica mucho más que alimento físico. Si amamantar fuera automático y no implicara retos, metas, temblores emocionales, ¿cómo serían las cosas?

Clara Zapata: Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo maestría en Ciencias Sociales y estudios de doctorado en Sustentabilidad. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.
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