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¿POR QUÉ DEBEMOS CUIDAR A NUESTRAS AMIGAS?

Por Cristina Aguirre

Mi mamá siempre me dijo: “las verdaderas amigas son lo que más debes cuidar”.

Ella sabía de lo que hablaba, en efecto las amigas son una pieza importante en todo el desbarajuste para balancear la vida; son esas personas que reparan el alma y seguro tu también tienes esa función en la vida de ellas.

Cada una con su papel y cada papel muy importante en las facetas que la vida nos presenta.

Desde muy chica, como toda niña, estuve rodeada de maravillosas compañeras, pero como pocas tuve la dicha encontrar a aquellas personas que serían las amigas de toda mi vida.

Nos conocemos de todo; aquellas que te bajan el drama, las que escuchan, las que te reactivan de positivismo, las que ya recorrimos historias viejas, anécdotas de infancia, crianza de niños aprendimos juntas de decepciones y de desiciones que marcaron nuestras vidas.

Formamos esta camaradería en la que aprendimos a cuidarnos, a entenderos y sobre todo a aceptarnos. Nos hemos ido acoplando a las necesidades de cada una en cuanto esposos, hijos y demás actividades y hasta a seccionar el tiempo con las nuevas amistades, que por el trabajo o escuela de los niños fueron apareciendo.

Pero de las peores épocas con ellas. De las de patito feo y la pubertad. Me encanta que hasta la camada de hijos coincidieron y claro puro hijo cuervo. Nuestros sobrinos tienen tantas tías! De esas que sacarían uñas y dientes si alguien osase tocarles un cabello.

Realmente tengo un invaluable tesoro en mi vida y son ellas.

Esas amigas a las que llamas con un profundo dolor para compartirles una triste noticia y están contigo no solo en el “pesar” sino derramando esa dosis de lágrimas por ti y tu por ellas. Por que te conocen. Por que saben lo que te duele. Con las que puedes hablar sin detenerte y sin final (y sobre todo sin filtrar) por qué te aceptan así tal cual.

En fin. Coseché amistades así de hermosas también en carrera, muy muy importantes de igual manera.

Otras que en el trayecto fueron apareciendo para quedarse… y las que por alguna razón sólo coincidimos pero no echaron raíz; no es que no valore a este último sigo dándole ese valor de estrella fugaz (y no cualquier tipo de estrella), así como las que no vemos tanto pero de igual manera apreciamos….

Pero más aprendido no puede ser la lección: las que verdaderamente son: son y serán siempre.

Hace poco deje de ver a una de ellas; esta amiga es y sigue siendo importante en mi vida pero por los hijos, por el rumbo de su vida y la mia nos encontrábamos bastante distanciadas. Las llamadas cada vez menos frecuentes, los mensajes cada vez más distanciados; hasta que dejaron de mandarse.

Me duele decirlo pero nos encontramos tras una dolorosa partida y lo fue para mi también cuando me enteré de la manera que me enteré “en redes sociales”.

Cuando lo vi, sentí colapsar mi tiempo, su tiempo, la distancia. En ese mismo instante fue como si la amistad no entendiera de obstáculos; este muro levantado por el tiempo y la distancia, cada ladrillo construido por detalles omisos u actividades completamente distintas… se derrumbó con esa terrible noticia.

La llamé e inmediatamente fui a visitarla. Me di cuenta la tremenda falta que me hacía. Y creo que este vacío (esas charlas de horas apagadas) era recíproco. Tal vez suene egoísta pero me encontraba acompañándola en este momento de dolor y a la vez pensando… ¡¡¡la extrañaba tantooo!!!

¿Por qué dejamos pasar el tiempo? Los hijos, el matrimonio, el trabajo, su trayectoria, la mía … parecía cada día ser un parte aguas en nuestros caminos, ella en su carrera y yo poblando al mundo, jamás pensé que un tan doloroso momento volvería a recordarme lo importante que era en mi vida.

Yo no se si esto te sirva. Pero si hay una buena inversión de vida y tiempo: son las amigas. ¡Pero estas! Las que realmente aportan y suman cosas buenas a tu vida y a la vez son correspondidas.

Algunas las llamamos comadres, a otras sin importar el título igual de valiosas e importantes para nuestra vida.

No imagino el dolor, de ver una silla vacía. Pero aún menos soportaría no haber valorado y cosechado uno de los regalos más maravillosos de la vida: una buena amiga.

Nadie sabremos con certeza qué nos depara el futuro. No tengo ni idea dónde me encuentre en treinta años.

Pero hay algo que si tengo claro; siempre cerca del corazón de las que han sido y seguirán siendo mis BUENAS AMIGAS.

Cristina Aguirre: Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.
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