Por Anagabriela De la Garza
Hoy me leí en una columna que escribí hace 5 años en pandemia. Describía cómo mis días se repetían igual uno tras otro, cómo intentaba que mis hijos me vieran animada y contenta a pesar de estar cansada, lo afortunados que éramos al tener trabajo y salud.
Me dio nostalgia y risa, porque ahora no estoy encerrada en una casa 24/7, pero mis días son iguales. No tengo casi tiempo para mi, me siento cansada pero al mismo tiempo inmensamente feliz, me da nostalgia ver qué rápido pasó el tiempo, me da felicidad saber que sigo estando para ellos, en otras actividades y fuera de casa pero igual, al pie del cañón y agradecida.
Ya no me tengo que esconder en el brincolín para poder descansar un rato, hay veces que extraño me busquen y soy yo la que los busca a ellos.
Pasaron 5 años y al leerme me sentí ahí, en ese momento y me dieron ganas de volver a escribir. Ya que en este tiempo también perdí el darme tiempo para buscar esa inspiración que me hiciera encontrar las palabras para poder expresarme. Ya no me escondo en un brincolín, ahora mis minutos de paz son estar sentada en el pasto sintético de una cancha de futbol viendo gozar a mis hijos un partido de futbol, donde ponen en práctica todo lo que practican en esos entrenamientos a los que diariamente los llevo y se han convertido en tiempo para mi también.
Espero tener la fortuna de leerme en 5 años y poder decir que sigo al pie del cañón, feliz y realizada de hacer lo que más me gusta: ser mamá.
