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VOLVER A MI

Por Verónica Barredo

Me decía que había llegado a los 50 sintiéndose completamente desmotivada. Toda su vida se la había pasado cuidando de los demás: los hijos, la casa, el marido, la rutina… Y ahora, con los hijos grandes y el silencio rondando la casa, sentía que ya no sabía quién era. “Me veo casi vieja, fea y ni siquiera sé cómo vestirme”, me dijo, entre risa nerviosa y tristeza.

Te confieso algo: me dolió escucharla. Porque sé que no es la única.

Y es que últimamente, he escuchado más historias como la suya —de mujeres hermosas, inteligentes, llenas de vida— que se sienten perdidas justo en la etapa en la que deberíamos estar más libres que nunca. Y aunque hay estudios que dicen que las mujeres de 50 en adelante estamos llenas de energía, viajando, aprendiendo, creando… también hay muchas que no se reconocen en ese espejo.

Y aquí entre nos… yo también he estado ahí.

Pero ¿sabes qué descubrí? Que “pertenecemos a una nueva generación”. La generación de los 50. Demasiado jóvenes para sentirnos demasiado mayores. Sí, puede que la piel ya no tenga la misma lozanía, que las canas asomen sin pedir permiso, que los estrógenos anden de vacaciones permanentes… pero, aun así —o más bien, por eso mismo— estamos en el mejor momento para volver a empezar.

1. Nunca es tarde para reinventarnos.

Podemos retomar aquello que dejamos pen-diente. En mi caso, volví a escribir esta columna después de años de pausa. Sin plan per-fecto, solo con ganas de volver a compartir.

2. Por fin aprendimos a decir “no”.

Antes decía que sí a todo… hasta que el cuerpo me pasó la factura (literal, me costó el hi-gado). Ahora entiendo que cuidarnos también es poner límites.

3. Adiós regla, adiós anticonceptivos.

Se acabó eso de planear la vida según el calendario. Podemos ir a la playa, tener citas románticas o dormir sin miedo a la mancha inesperada. ¡Bendita libertad!

4. ¿Bochornos? Nada que un abanico y buen humor no arreglen.

Hace unos días celebramos nuestro 30 aniversario de graduados en Monterrey. Treinta y cinco grados, humedad total… y ahí estábamos todas: empapadas, riéndonos como locas, buscando desesperadas una sombra y pasándonos el abanico de mano en mano. Volver a encontrarnos, abrazarnos y reconocernos en medio del calor fue simplemente maravilloso. ¡No tiene precio!

Y sí, ahora toca cuidarnos más. Un buen “arsenal” de cremas, serums, protector solar, ejercicio constante y, por qué no, algún tratamiento estético si se antoja. No se trata de cambiar quiénes somos, sino de sentirnos bien en nuestra piel.

Un corte de cabello que ilumine la cara, un color que te haga sonreír al verte al espejo, o incluso dejar las canas al natural si eso te empodera. Cada una su estilo, su ritmo, su belleza. Pero, sobre todo, lo más importante es “sentirse feliz”.

RECETAS SIMPLES PARA ESO:

  • Agradece haber llegado hasta aquí.
  • Suelta las culpas y los “hubiera”.
  • Vive el presente, sin tanta exigencia.
  • Rodéate de gente buena, la que te hace reír y sentir paz.
  • Y si quieres bailar, ¡baila! Si quieres reírte de ti misma, hazlo. Si quieres volver a empezar, hazlo hoy.

Porque al final, no se trata de tener 50… sino de

**sentirte viva**.

Yo ya estoy lista para compartir esta nueva etapa contigo, desde este espacio que tanto quiero.

Bienvenida de nuevo, amiga lectora.

Nos reencontramos cada quincena, con un café

-o dos— y con muchas ganas de acompañarnos.

veronica barreda:
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