Más allá de mis límites

Por Dona Wiseman

En general no me gusta el frío. Me gusta el entretiempo, otoño, cuando jeans y un suéter amplio se vuelven mi uniforme. En invierno necesito jeans y un suéter amplio, y una camiseta térmica, y una bufanda, y un abrigo o algo. Es mucha ropa.

No me gustan los trastes de plástico. Me gusta el vidrio, el barro, el peltre, la cerámica.

No me gusta la cerveza, el tomate crudo, el aguacate, la sandía, la guayaba. No como carne. No me gustan los bufetes. Me gusta el vino tinto, el tequila, los quesos, los panes artesanales, la pasta y los totopos. No, no me gustan los totopos. Lo mío con los totopos es adicción.

No me gusta la simetría. Me gusta la asimetría planeada, la imperfección a propósito. Es una maña para bajar mi nivel de estrés.

No me gustan los lugares turísticos. No me gusta ser tratada como turista. Vivo en un país que no es mi país de origen. No se requiere mucha astucia para sacar las conclusiones.

No soporto las faltas de ortografía y letreros en inglés con palabras mal aplicadas. Soy capaz de evitar esos negocios solo por eso. Les daría un ejemplo, pero acabo de comer allí hoy. Me gustan sus crepas, pero hago hasta lo imposible por no mirar el menú.

Cada uno de nosotros tenemos una larga lista de lo que nos gusta y no nos gusta, en sus variedades y grados. Nos gusta, nos encanta, nos fascina, o bien, no nos gusta, nos choca, no lo soportamos. Hemos desarrollado la opción de “aguantar”. Lo hacemos muchas veces para acompañar a otras personas que son suficientemente importantes para poner nuestros gustos particulares de lado por un rato.

Dándole forma a nuestra persona

Nuestros gustos son como nuestras características de personalidad. De alguna manera nos definen o más bien nos identifican, pero conforme avanzamos en nuestro proceso personal, conforme avanzamos en conciencia, conforme crecemos, dejamos de ser esclavos de nuestras características y gustos y ampliamos nuestras posibilidades de acción.

Decir cosas como, “No puedo hacer (ponerme, comer, probar) eso, no sería yo,” es una expresión de nuestros límites autoimpuestos. Efectivamente sabemos lo que preferimos, pero hacer otra cosa no hará que nos perdamos, más bien, es posible que sea la oportunidad de ampliar nuestra manera de estar en el mundo.

Estamos entrando a la segunda semana de 2017. Te invito a hacer un experimento: Esta semana escoge una cosa que normalmente no harías, que parece que no te gusta, o que no te has atrevido a hacer. Hazlo. Por ejemplo: Vístete de rojo, ponte una blusa con escote, prueba una comida que no has probado antes, pide una bebida distinta cuando sales, acompaña a alguien a hacer algo que no has hecho antes (ver una película de un género que generalmente no ves), ensúciate las manos, camina bajo la lluvia (si estás en un lugar que no está a casi cero grados como aquí).

Nuestros gustos son cómodos y la comodidad es buena, pero esta semana hagamos un movimiento hacia fuera de nuestra zona de confort y supuesta identidad. Me encantaría escuchar o leer sus experiencias.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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