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Hagámosle el amor a la vida

Por Dona Wiseman

Corté un brote de la lavanda que está en el jardín de la casa, así como arranco a veces hojas de romero, ruda, salvia, menta, y las pimientitas del pirul. Me gusta frotar todo entre mis manos y perderme en su esencia. También me da por compartirlo con otros. Las fragancias son distintas en contacto con distintas pieles. Hay mucho de sensualidad en este placer mío. Sensual – de los sentidos – las sensaciones de las manos y la piel, los olores que me remiten a tonos y sabores, los lugares y personas que se deslizan por mi lengua, la música que mueve cada fibra y me lleva a encontrar mi ritmo.

Me pierdo a veces en los sentidos, en las sensaciones. Me seducen los olores de todo tipo desde la lavanda hasta el cuerpo después de sudar o hacer el amor. Me enamora la música. No toda. Mi música. No puedo evitar cerrar los ojos y dejarme ir, lejos o cerca, sola o acompañada. Mis manos buscan explorar las texturas de la vida. Las curvas y los filos, rugosidades, firmezas, suavidades. Busco mirar más allá de lo evidente y llenarme de historias, de atardeceres y de las miradas de otros. Me recreo en ver y ser vista, en el lenguaje de la contemplación mutua. Soy movida en el movimiento del otro.

En este momento al tener el aroma en mi mano, debajo de mi nariz, al impregnar mi respiración con un olor que recobra forma, color y sensación, me encuentro imaginando que la pequeña flor pudiera volverse prenda y perfumar este día. Pero no sé cómo. El perfume es fuerte e inherente a la flor en sí. Así como tantos momentos en la vida que son eso, momentos. Veo manos que acarician un teclado, la concentración de otras en las notas de una guitarra. Otras manos muestran su arte sensual con un balón de futbol americano o de basquetbol. Estambres, hilos, agujas y ganchos; la maestría del artesano. El tacto y la precisión. Momentos que se presentan y se van. Y se quedan.

En una ocasión una maestra nos hizo esta pregunta a un grupo: ¿Cómo sería vivir como si le estuviéramos haciendo el amor a la vida? Yo creo que sería así… sensualmente.

Dona Wiseman: Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.
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