No soy lo que hago

Por Dona Wiseman

“Yo soy…”

Bueno, esa frase es difícil de completar. Podría decir que soy mujer, y de allí arrancarme con una lista tremenda de ideas vagas que determinan, según yo, mi identidad. En esa lista es muy probable que mezcle lo que soy y lo que hago. Ese problema surge cuando entramos al tema de los roles femeninos y masculinos, el tema de ser hombre o ser mujer.

Un día escuché a una amiga decir: “¿Quién dijo que a las mujeres nos tiene que gustar cocinar?” Yo podría agregar muchas preguntas más. Tenemos una larga historia de ideas y nociones aprendidas y aceptadas. Voy a confesar algo. Yo viví en una familia en la cual el papá, el hombre, trabajaba, arreglaba el coche, podaba el césped, arreglaba llaves de lavabos y fregaderos, atendía el jardín/el huerto y sacaba la basura. La mujer limpiaba, cocinaba, atendía a los hijos, organizaba las finanzas y tenía uno que otro hobby como coser, tejer, leer o jugar boliche. Era lo esperado y lo funcional en esos tiempos. Era la vida un reflejo de los programas de televisión de ese tiempo, o los programas reflejaban y sostenían las creencias sobre cómo debería ser la vida. Pero si miramos bien, esas listas son de acciones, de haceres. No definen quiénes somos sino los roles que tomamos. No tienen nada de malo estos roles.

Lo difícil hoy día es que no deseamos los roles que tenían nuestras mamás, en el caso de las mujeres, y de pronto nos encontramos con parejas que no hacen las cosas que nuestros papás hacían. Tampoco tiene nada de malo que no deseemos esos roles. Lo complicado es que antes de formar una pareja no hemos hablado, con esa persona con la que vamos a formarla, de estos temas. No hemos determinado cuáles serán los roles que, en nuestra pareja, para nosotros, serán deseables y funcionales. Por años, décadas, siglos, hemos pensado que los roles nos definen como hombres y mujeres. Y nos aplicamos más roles, no sólo esos. Soy maestra y entonces hago manualidades. Soy artista y entonces me desvelo. Soy deportista y entonces me pongo tenis siempre. Soy ingeniera y entonces me gustan las cosas ordenadas y cuadradas. Nada de esto es cierto, a menos de que sea por coincidencia.

El hacer no determina el ser. Los roles no nos definen.

Podemos hacer prácticamente lo que sea, lo que decidamos hacer. Un hombre puede cocinar, una mujer puede arreglar el coche. Dentro del ser mujer o ser hombre queda claro que el hombre no parirá a un hijo, pero eso no significa que no puede ser el cuidador principal. Los roles pueden y deben ser determinados por cada individuo y por la pareja. Seguramente todas hemos hecho algo que ha sido criticado por nuestros padres o la sociedad. “Las mujeres no hacen eso.” “Las niñas no hacen eso.” Hay mujeres que son madres solteras. ¡No! No son madre y padre. Solo son madres que toman parte de los roles que normalmente tomaría el padre. Hay mujeres que trabajan en profesiones que alguna vez se contemplaban sólo para hombres. Hay mujeres tatuadas. Hay mujeres que no cocinan. Hay hombres que no saben cambiar un foco, ni cualquier otra cosa que creemos que deberían hacer.

Ser mujer, u hombre, no determina una serie de acciones. No a todas las mujeres nos gusta cocinar. Pero hay mujeres que hoy en día deciden ser madres de tiempo completo y atender al hogar. Hay parejas que deciden que ella se irá a trabajar y él se quedará a atender a hijos y al hogar. Ninguno es más o menos mujer u hombre. El rol no determina la persona. Decimos, “No puedo hacer eso.” “Así no soy yo.” “Si hago eso no soy yo.” “Yo no cocino.” No hay nada que podamos hacer que nos robe nuestra identidad. Limitar nuestro hacer es hacernos esclavas de una serie de creencias sobre quiénes somos. Hacer algo diferente, fuera de lo común para nosotras, nos da la oportunidad de dejar de ser esclavas, de ser libres para decidir, de manera consciente, lo que realmente deseamos hacer en cada momento, decidir lo que realmente aplica al momento de vivir y no limitarnos por ideas y creencias, y menos por roles determinados por esas ideas y creencias.

Es un reto. Es una invitación.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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