EL SENTIDO IRÓNICO DE LA VIDA

Por Dona Wiseman

“La ironía es una figura literaria que se ha de emplear para un gran efecto.”  Se presenta la ironía de forma directa o velada en momentos más que menos frecuentes, a diario diría yo.  Siempre he escuchado que “más pronto cae un hablador que un cojo” y frases así que atestiguan a la experiencia cercana que tenemos con la ironía. 

La ironía es un modo de expresión en el que se utiliza un tono burlón, una figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario a lo que se dice.  Se relaciona con la paradoja, haciendo contraste entre las cosas de modo que parece una broma pesada, una burla fina y disimulada.  La ironía es el arma de los cínicos.  Puede ser un suceso inesperado que parece una burla del destino, o una burla realizada con disimulo.  Necesita inteligencia, ingenio y artificio para ocultar la burla de manera ágil. 

Usamos la ironía para burlarnos de las situaciones dolorosas que nos aquejan en nuestras vidas, de todas esas cosas que nos salen al revés, esas que parecen que fueron resultado de la intervención de alguna deidad bromista o muy cruel.  Así como esas veces que nos vemos en la necesidad de pedirle ayuda o colaboración de alguien a quienes hemos criticado o dañado.  Pasa, ¿verdad?  O al revés, que después de saber que alguien ha hecho algo en nuestra contra, justo aparece pidiendo nuestro apoyo directa o indirectamente. 

Hace años un canadiense se mudó de su país a México.  Él sabía que venía a un clima distinto, a un clima “mexicano”.  Valga la imagen que tendrá la mayoría del mundo sobre lo que es el clima “mexicano”, pero el canadiense no tomó en cuenta la altitud de Saltillo ni el ecosistema del nuestro desierto.  Conforme hizo el viaje en autobús, más y más hacia el sur, la temperatura bajaba todo el camino.  Era diciembre y fue una temporada de muchas heladas.  Llegó a Saltillo justo en una de aquellas nevadas que nos caen una vez cada tres años más o menos.  Y, valga la ironía, salió a la cochera una mañana y se cayó.  Resultado:  esguince en el tobillo por resbalarse en el hielo que encontró en México, donde supongo que pensaba que encontraría un clima tropical en todos los rincones del país. 

Los últimos dos años han estado llenos de ironías.  Hubo a quien le dio COVID, se recuperó, y falleció de otra cosa dentro de días o semanas.  El virus atacó a personas de grupos vulnerables, mismas que se recuperaron sin mayores problemas, a la vez que dejó sin esperanza de vida a personas fuertes y sanas. 

Mi yerno bromeaba, cuando nació mi nieto, que ese hijo de dos deportistas consumados llegaría a ser un magnífico jugador de ajedrez.  Parece que el niño no va por ese camino, pero aún podría dar cualquier sorpresa.  Los hijos hacen eso con frecuencia. 

Lo irónico a veces tiende más al lado cómico y a veces más al lado trágico.  Hay ironías que tiene un sabor agridulce, otras saben a sal (a lágrimas), y aún otras saben a risa (aunque sea un poco torcida).  Creo que se acerca un momento irónico.  Cada fin de semana de marzo el escenario de Foro Amapola se inunde de ironía dentro de la obra “Wit”.  Es una ironía cruel y despiadada.  Me pone muy sensible, y con una fibra filosa para ver cómo aparece momento tras momento en la vida fuera del escenario.  Ser “actriz” aporta muchas lecciones de vida.  Pone a una muy despierta.

¡Las espero en Foro Amapola!

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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