Por Anagabriela De La Garza Moeller
Cuco, llegaste a nuestra primer casa justo cuando mi suegra había partido. Te llamamos así por ella, llegaste hace 10 años a nuestro hogar y siempre fuiste ese perrito cariñoso, juguetón, respetuoso y obediente.
El día de hoy sin saber que no regresarías te despedí con un abrazo y un beso, vi tus ojos y me dieron ganas de llorar, sabía que tenías algo pero no sabía lo grave que era.
Muchas personas no podrán entender por qué llorar así por un perro, o por qué dedicarle un espacio en mi columna, pero para mí eras mi hermosa compañía. Esa cabecita que se asomaba cada vez que llegaba, el que se quería ir conmigo cuando salía, el que me traía un juguetito para que se lo aventara cada vez que yo entraba por la puerta , ese que protegía a mis hijos, los abrazaba enroscándose a ellos.
Cuco fuiste un gran compañero, no puedo creer que ya no regresaste a casa físicamente, pero siempre serás parte de nuestra familia, tu fuiste el primero que llegó a nuestro hogar.
Te voy a extrañar tanto, te amé mucho.
Gracias por ser la mejor mascota del mundo.
