La sustentabilidad puede empezar en tu cocina

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Como madres podemos ayudar enormemente a mejorar la situación actual de nuestro planeta, creando consciencia en nuestros hijos desde temprana edad, y cocinando.

Por Elizabeth García Luna

El planeta batalla cada día más para cargar con todos nosotros, y en este artículo quisiera aligerar un poco esa carga. No pretendo que, de la noche a la mañana, todas tengamos un huerto familiar, hagamos nuestra composta casera o evitemos por completo los productos procesados, pero si quisiera sugerirles cambios fáciles, que serán de gran ayuda no solo para la Tierra o para nosotros, sino también para nuestros niños. El aprendizaje que puede tener un niño al conocer sobre su alimentación y cómo tener bases nutricionales sustentables donde su bienestar sea también el de nuestro planeta, es invaluable.

En el 2050 no habrá comida suficiente para todos, si seguimos con el consumo que tenemos actualmente. De la comida que producimos se desperdicia una tercera parte. 1 de cada 8 personas sufren de hambre. 100 millones de niños en el mundo padecen desnutrición mientras que 40 millones padecen sobrepeso. El 35% de los adultos son obesos, mientras que en México más de la mitad de la población tiene obesidad o sobrepeso (69%). Si sigo con datos alarmantes (que ustedes mismas pueden consultar en línea), nunca acabaría, porque ni siquiera estoy contando los problemas ambientales, así que mejor empezamos en cómo nosotros podemos poner un granito de arena en nuestro hogar para mejorar la situación.

A veces se nos olvida una gran herramienta de resistencia y cambio social que todos tenemos a la mano y es nuestra cocina. Nuestra relación con lo que comemos –qué compramos, dónde compramos y cómo lo cocinamos- nos permite combatir muchos problemas alimenticios. La comida es mucho más que nutrición. La comida es cultura, educación, empatía, gratitud y amor. Nos ayuda a definir quiénes somos. Recordar el pasado, celebrar el presente y planear el futuro. Desde nuestra mesa podemos hacer un gran cambio.

Cada vez más personas se unen a diferentes movimientos como los lunes sin carne, composta casera, huertos familiares, reciclar, dejar de consumir productos animales, reusar y cada vez hay más gente trabajando en maneras de producir comida saludable y sustentable. Todo esto es de gran ayuda y respiro para nuestro planeta, pero en el día a día siempre podemos hacer más.

Apoya a la agricultura local. Compra local y de temporada. Recordemos que la Tierra no nos necesita a nosotros, nosotros la necesitamos a ella. Como dijo Jacques-Yves Cousteau: “Somos socios del pez, del caracol, del cangrejo, de los pastos que crecen en lugares secretos fuera del alcance de nuestra vista. De su supervivencia cuelga la nuestra.”

Compra con conciencia. No tiremos comida solo porque no está bonita o porque lleva mucho tiempo en el refrigerador. Más del 30% de la comida que compramos, la tiramos. Muchos pensaríamos que no es grave, pero se estima que se desperdician alrededor de 150 kg de comida por persona cada año. Es demasiado.

Educa con el ejemplo. Como madres la responsabilidad es enorme. Por un lado, enseñar a nuestros niños a no tirar basura, reciclar, respetar, cuidar de la tierra y la comida. Pero que también aprendan a comer comida “real”. Y además enseñarlos a disfrutar el cocinar. Esto solo lo van a aprender con nuestro ejemplo. Porque en su educación está el futuro y si desde chicos no conocen, conviven y respetan la naturaleza, nunca lo van a hacer. No puedes amar lo que no conoces.

Cocina en casa. Debemos tomar el control de nuestra alimentación, cuestionarnos e informarnos, saber de dónde viene nuestra comida, cómo se prepara y así cambiar la forma en que alimentamos a nuestras familias. Lo ideal es que al menos el 50% de nuestro plato provenga de alimentos vivos, pero la realidad es que estamos muy lejos de esto. Hay niños y adultos que al día no consumen ni una sola fruta o verduras. La dieta cada vez se vuelve más monótona y procesada. Necesitamos comida real, accesible, fresca y nutritiva. Imaginación y creatividad a la hora de cocinar, comprar y preparar nuestros alimentos, porque no hay nada más valioso que dejarles a nuestros niños herramientas para mantener su salud.

Como dice Michael Pollan: “Siempre encontramos el tiempo para las cosas que valoramos y dejamos de valorar el cocinar. Cuando nos demos cuenta que no cocinar nos está costando tan caro a nosotros y a nuestra familia, vamos a encontrar el tiempo para hacerlo.” Por nosotros, por nuestra familia y por el planeta. Cada acción cuenta y las bases que sembremos hoy serán las bases del futuro. Yo quiero una base en donde la empatía, el respeto y el amor sean prioridad, para mi ese es un futuro prometedor y eso si está en nuestras manos.

Artículo de la edición impresa

Elizabeth García

Soy licenciada en Salud Publica y Nutrición desde hace 11 años con consultorios en Saltillo y Monterrey. Toda la vida he estado enamorada de la nutrición, y cada día me convenzo más de que una alimentación saludable puede cambiar tu vida entera.

2 Comments

  1. Responder

    Elisa

    mayo 11, 2017

    Hola Elizabeth me encanto tu articulo …

    Estoy tratando de involucrar a mas gente en el cuidado del medio ambiente por medio de una pagina de FB.

    y claro que comparti tu articulo porque es la escencia de lo que quiero compartir en Reto por el planta : Pequeños cambios hacen la diferencia.

    Muchas felicidades por tu articulo estare al pendiente para seguir compartiendo.

    • Responder

      Elizabeth

      mayo 19, 2017

      Gracias Elisa por tus palabras! Que gusto saber que te gusto y te sirvió 🙂 Como se llama tu pagina?

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