A mi hija, familia y amigos

La verdad es que no me gustan las cadenas de WhatsApp y generalmente no las leo, pero como siempre hay una excepción a la regla, hace días recibí una que mi jefe me envió y me ha encantado, realmente resume todo lo que he escrito. Se las comparto. A pesar de que no tiene autor, lo transcribo a la letra:

Lo leí por ahí…

A mis hijos con amor:

Si sientes que te he abandonado. Lee con atención.

En Medicina, te entrenan para ser fuerte, para insensibilizarte, a no llorar una muerte, ni a celebrar un nacimiento, a agradecer porque todo salió bien y sentir confort cuando un paciente dice gracias.

En Medicina, te entrenan para trabajar 7 días de 7; 36x12h los 365 días del año. Para descansar un par de horas, levantar las piernas, recuperar el aliento y seguir adelante.

Te entrenan para interrumpir tu sueño porque alguien más tiene dolor, porque es la hora precisa de que un bebé deba nacer, porque alguien se ha lastimado corriendo, celebrando, cocinando o haciendo “nada”.

Y cuando por fin puedes dormir por un segundo, mantienes la guardia, porque sabes que en cualquier momento alguien puede llegar necesitando ayuda, aunque sea mínima. Te entrenan para dar atención sin mirar a quien. Atender al herido y al agresor. A dar un trago amargo y a seguir adelante, a vivir a expensas de alguien más. A no demostrar tu cansancio ni cabecear frente al paciente, a no expresar frustración, dolor o esperanza, a no gesticular nada frente a un familiar al decirle que ya no hay más que hacer…

Te enseñan cómo ser un pilar de apoyo sin establecer un lazo, a sonreír todos los días, a seguir de pie. A no quejarte.

Curioso.

Te entrenan para ser alguien fuerte… a decir “uno más, solo un ciclo más” cuando te encuentras dando RCP (Resucitación Cardio Pulmonar) y todo parece indicar que ya no hay más.

A celebrar profundamente al ver el ascenso del electrocardiograma cuando ha recuperado el pulso un paciente, al observar en el monitor que las cifras se estabilizan, a sonreír cuando le otorgas el alta a tu paciente y éste sonriendo te da las gracias.

Te enseñan a ser “una mejor persona, porque tienes vida en tus manos” pero…

¿Quién nos enseña a no descuidar lo esencial?, a no descargar la frustración con comentarios recibidos habituales de: “Siempre te la pasas durmiendo…”, “Nunca puedes…”, “Siempre es lo mismo…”

Quién nos enseña a no llorar porque sabes que has descuidado cosas que no debías descuidar. Que sabes que no estás dentro de sus planes porque asumen que no podrás.

Lo siento y te pido perdón:

Por no responder los mensajes, por no aceptarte una chela, por no acompañarte al centro, por olvidar tu cumpleaños, por llegar tarde o por no llegar, por haberme dormido o trabajar un poco más.

Juro que, a veces no se en que día vivo.

Mis días cambiaron de nombre y ahora son “Guardia, Pre Guardia y Post Guardia”; mis días de descanso se dividen en Fin (de semana) libre, Mini Fin y Fin Cortado.

Lo siento.

Por no ser la persona que te gustaba que fuera, sinceramente ya no lo recuerdo. Pero juro, que estoy haciendo mi mejor esfuerzo. Que sigo queriéndote tal como siempre y cada día más. Que cuando extraño estar en casa y siento que el camino es muy difícil reviso las fotos que tengo y sonrío por saber que formas parte de mi mundo. Solo dame tiempo. Que estoy aprendiendo y no quiero perderte.

Mamá, papá, hermano, hermana, amigo, amiga, FAMILIA…

Sólo dame un poco de tiempo y no te vayas. Que, si me esfuerzo realmente tanto por alguien más, ten en cuenta que todo lo hago por ti. Porque mi mayor motivación es que a ti nunca te pase nada.

Recuérdalo: Sigo aquí

¡SIEMPRE AQUÍ!

Y todo ha sido pensando en ti.

 

Es todo el mensaje, y estoy segura de que lo escribió un médico, y no puedo estar más de acuerdo con él, al final del día nos preparamos para hacernos el mejor y mejores cada día, y brindar la mejor atención, esperando que cuando alguien que amamos vaya al médico, reciba la misma atención que nosotros hemos otorgado a alguien más.

Amigos, familia, hija, les agradezco infinitamente su paciencia y ofrezco una disculpa por todo el tiempo que no he estado con ustedes, pero tengan la seguridad que siempre están en mi corazón.

Daniella Monárez

Soy médico general y desde hace un año y medio inicié mi travesía en la residencia para la especialidad de Anestesiología, la que se ha convertido mi más grande pasión. Volví a nacer cuando me convertí en madre de una hermosa niña. Fanática del béisbol, amante de las ofertas y las ventas de segunda. Ando por la vida sin equipo de protección y me encantaría tener la condición necesaria para ser toda una biker. Feliz de respirar, honro cada uno de los días que he vivido y agradezco a Dios que me permita seguir intercambiando oxígeno (qué sería de un doctor sin su frase rimbombante).

2 Comments

  1. Responder

    Gaby Rodriguez

    noviembre 28, 2017

    Es admirable como heroes sin capa, con bata blanca y estómagos de acero, lo dejan todo por salvar vidas. Poco mérito para los médicos de vocación. Perdiendonos en el mal servicio burocrático y desacreditando el trabajo arduo de doctores.
    Curando cuerpos y alimentando espiritus.

  2. Responder

    Lety Rdz

    noviembre 29, 2017

    Absolutamente de acuerdo, ustedes los medicos tiene un trabajo adminable y de mucho valor. Gracias por dar lo mejor de ustedes!!

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