ADULTING

Por Angélica Rodriguez

Durante el último mes sentí que me había convertido en una persona adulta. Una serie de acontecimientos como preparar mi primera declaración de impuestos, pasar por un proceso para solicitar un crédito, comprar un carro y pagar la tenencia me dieron la impresión de haber escalado varios niveles en la adultez. Considerando que todo esto pasó en escasas tres semanas fue un crecimiento acelerado.

Nunca había considerado que ser adulto era algo emocionante, de hecho ni siquiera me había dado la oportunidad de asimilar que desde hace algunos años ya lo soy. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera jóvenes a aquellos individuos cuya edad se encuentre en el rango de los 10 a 24 años; por su parte la Organización Mundial de la Salud (OMS) utiliza una escala diferente que va desde los 10 y hasta los 30 años. Pero ¿realmente llegar a ese número te transforma?

Yo ya era un adulto viviendo una vida con responsabilidades, metas, objetivos y logros cumplidos pero nunca me había tomado el tiempo para sentirme adulta y reconocer el camino recorrido. Hace algunos años tenía una idea muy diferente sobre llegar a esta etapa; cuando me case, cuando tenga hijos, en ese momento ya seré “señora”, eventos que aún no suceden pero que no me hacen menos madura.

Ser adulto es hacerte responsable de tu vida y tus decisiones. Tener la libertad y el privilegio de decidir vivir de la forma que mejor te parezca. Es ir a terapia por gusto, pagar impuestos, tomar café por la mañana, aprender sobre finanzas, tener hijos o decidir no tenerlos. La adultez es experiencia.

Pero no solamente se trata de la edad, ni de los logros cumplidos, ser adulto es todo el conjunto. Un adulto es un joven que creció. Crecer es cambiar, vivir es crecer. Ningún ser humano tiene la capacidad de permanecer igual durante toda su vida y eso es maravilloso. Que afortunados somos los adultos por el simple hecho de estar aquí y pertenecer a ese grupo.

Aún me faltan muchos niveles por pasar en el camino de la adultez. Me imagino que en algunos años cuando me case y tenga hijos volverá ese golpe de realidad al darme cuenta de lo “grande que soy”. Vivimos rodeados de adultos que no nos enseñan a serlo porque es increíble descubrirlo.

Ver atrás en mi historia hace que me dé cuenta de lo diferente que soy, me siento afortunada de poder ver como me reinvento una y otra vez. Hoy puedo llamarme orgullosamente un adulto consiente que se dedica a vivir día tras día plenamente. Abrazo cada instante y disfruto de esta transformación. La suma de cada momento es lo que crea esta maravillosa experiencia de vida.

Angelica Rodriguez

Licenciada en Mercadotecnia, emprendedora, soñadora y creativa. Feminista en progreso. Creadora de la marca y libro planeador de bodas To be Bride. Veintinueve años de experiencia en la vida y sumando. Escribo con el objetivo de inspirar, ayudar y documentar.

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