Los sueños

Por Clara F. Zapata Tarrés

Tuve un sueño de reconciliación…

Soñé que estaba en Carcassonne en un viaje colectivo familiar. Pero estaba sola con mi celular caminando por la tierra. Era flaca y muy bonita. De pronto apareciste, sí Jean Bernard… Mi amor de mi muy juventud.

Estabas haciendo un espectáculo que era parte de un especie de curso de verano infantil y traías a 2 niños. Bailabas música de Yugoslavia. De pronto a través de un vidrio nos miramos y pegamos nuestras frentes… Abrí la puerta corrediza y nos saludamos con tantísima ternura. Hablamos de cómo estábamos y de nuestro encuentro en la secundaria, los almuerzos en casa de tu abuelo, nuestras caminatas por Homero, sobre que creías que mi papá era el dueño de Zapata (unos coches o algo así)… Reíamos pero siempre mirándonos a los ojos. Tus ojos tan lindos tan tiernos y tu piel café y tu nariz particular y tu boca frondosa. Siempre ternura.

Nos pedimos el teléfono pero el mío estaba como pasmado y seguimos caminando en lo que trataba de arreglarlo. No podía. Seguimos hablando. El celular era el pretexto. Hablar y encontrar nuestras miradas verdes, la excusa.

Y pasó mucho tiempo…

Llegó un como gemelo tuyo y nos deseaba feliz año. Me abrazó y me dijo unas palabras en Yugoslavo o de algún país de por allá… Sonaba muy bonito ese idioma. Luego pasaste a abrazar a tu gemelo y luego me dijiste que qué burro eras que no grabaste tú mi celular. Nos abrazamos y nos dimos un beso eterno… Nuestro primer beso pero era hoy. Con todos esos recuerdos y con la ternura y candidez de la niñez. Esa ternura ese no juicio ese amor que sólo tiene la infancia. Sin preguntas sin reclamos, sin nada de obstáculos.

Fue un sueño. Sólo un sueño… Lloré al despertar.

A veces la adultez me conmociona. La maternidad me cimbra. Ser mujer me enloquece. Pero bueno. El sueño me percata y me reconcilia. Por hoy puedo seguir y aprender.

Clara Zapata

Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.

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