Mamá en casa

No soy la mamá que el mundo espera que sea, sólo soy la mamá que puedo ser.

Por Alex Campos

Hace tan sólo unos meses mantenía una lucha intensa contra la posibilidad de convertirme en el tan devaluado y erróneo concepto de “mamá de tiempo completo”. Jamás me vi o me imaginé haciendo lo que desde hace unos días hago, en lo que poco a poco me voy convirtiendo y en lo que nunca imaginé sería una versión de mi ser.

Estoy desarrollando el más difícil, encantador, sorprendente, cansado, retador y fascinante papel de mi vida, me han dicho que pasa rápido que, en un abrir y cerrar de ojos, los años habrán pasado y yo sólo tendré memorias y fotografías para volver al lugar donde me encuentro hoy.

Hoy en día el papel de “mamá” ha cambiado por completo, hay tantas ideologías de lo correcto, de lo incorrecto, de la mujer abnegada, de las rebeldes, de las apegadas a la crianza natural y de las más prácticas.

Yo, sigo sin poder identificarme en un sólo concepto de estos anteriores, soy uno y ninguno, un día soy todos y al otro día ninguno, y sinceramente, no busco convertirme en una versión forzada y nada natural de mí en un intento por ser “la mejor mamá”, si es que eso existe.

Si existe, no creo serlo, mucho menos si me comparo con otras mamás que me rodean, en mi ciudad, en mi país, al otro lado del mundo… millones de mujeres envueltas en su papel de madres, dando todo por mantenernos cabales, enfocadas y apegadas a lo que creemos es lo mejor para nuestros pequeños.

Hoy le dedico mi espacio a las “MAMÁS DE CASA”.

No sin antes decir que TODAS, también las que trabajan, somos mamás “de tiempo completo”, pues no dejamos de serlo si salimos a trabajar. Mis respetos para todas aquellas haciendo doble chamba, sé muy bien lo cansado, difícil y desgastante que llega a ser.

Ahora que soy una “ama de casa”, o “mamá de tiempo completo” creo que deberíamos encontrar un concepto más preciso para aquellas que decidimos quedarnos en casa y dedicarnos a admirar y disfrutar cada minuto de la infancia de nuestros pequeños.

Se lee increíble “disfrutar y admirar la infancia de nuestros peques”, pero vaya que he comprobado que esas palabras llevan consigo gran responsabilidad emocional, compromiso y enfoque.

Antes de convertirme en una “mamá en casa”, hacia mil y un malabares para poder cumplir con todo lo que este mundo de mamás exige y además cumplir con el voraz mundo de mujeres luchando por no dejar su profesión y mantenerse vigentes. Sí que fue cansado y a veces frustrante pero muy satisfactorio mientras se pudo.

Hoy, sigo haciendo malabares en casa, para lograr que mi hogar se llene de armonía, que mis hijos sean bien criados y felices, y mantenerme lo cuerda suficiente como para cumplir conmigo y no perder noción de quién soy antes de ser madre.

Esto de ser madre de niños pequeños es todo un arte, un delicioso plato que no quieres acabarte de un solo bocado, pero todo lo hermoso, lo verdaderamente importante y trascendente en esta vida se conforma de responsabilidad, esfuerzo, toma de decisiones y compromiso.

Hay días llenos de risas, momentos, fotografías, juegos, alegrías, dicha, y en realidad todo esto está siempre, pero hay días que se une la frustración, el cansancio, la falta de tiempo para una misma, los ánimos bajos, la fatiga mental, la incertidumbre cuando están enfermos, las dudas de si estamos haciendo lo correcto y la culpa por un regaño o un acto impulsivo.

Si nos preguntan qué hicimos durante todo el día o qué problema se nos presentó, seguramente sonaremos vanas, “mi niño se enfermó y vomitó en el carro”, “la lavadora tiene días sin funcionar y los cestos de ropa están a reventar”, “mi hijo llegó triste de la escuela y no me dice qué pasó”. Nadie jamás se ha puesto a pensar que, en la mayoría de las casas, la estabilidad emocional mucho depende de “mamá”.

Siempre las admiré silenciosamente, a las mamás en los supermercados, en las fiestas de cumpleaños, en las actividades escolares sentadas en primera fila… y pensaba “me encantaría, pero no sé… tal vez no sea para mí, tal vez tendré mucho tiempo libre, y qué hay de mi profesión”.

Hoy me doy cuenta que si tengo hijos y puedo quedarme en casa definitivamente ES PARA MI; que de “tiempo libre” no tengo nada, y no me importa, pues la vida está hecha de etapas y en esta quiero comerme los segundos que me regale la vida, al lado de mis enanos; que mi profesión puede esperar, pero ellos no esperarán para crecer, los años pasarán muy rápido y ellos irán atesorando momentos, aventuras, anécdotas con mamá y yo estoy aquí creando esos momentos, equivocándome muy seguido pero con el tiempo mental y espiritual para poder corregir, enfocada en criar niños libres y felices, asegurándome de que el día de mañana no me arrepentiré por no haber pasado el suficiente tiempo con ellos.

Así que, luego de algunos días de “oficialmente” obtener el título de “MAMÁ EN CASA”, he decidido que lo haré con propósito, consciente y convencida de sacarme un 10 o al menos un 9… así que… me comprometo y decido ser agradecida por cada día que comienza con jalones de pies en mi cama y vocecitas diciéndome “mami quiero hacer pipí”, me comprometo a agradecer todos los días porque existe el jabón de trastes o ropa o lo que encuentre a la mano para limpiar deditos de catchup o grasa en las paredes de mi casa, a enseñarles a amar la naturaleza y la belleza simple de la vida, un paseo en el parque, una canción a todo pulmón camino a la escuela, un cuento por las noches con voces y personajes interpretados y una oración para que la oscuridad no asuste a mis pequeños durante la noche y muchos abrazos y besos, todos los que pueda mientras me dejen dárselos.

Me comprometo a dejar de sentirme culpable por quedarme en casa y más bien sentirme dichosa porque puedo y me tocó hacerlo. A sacarle jugo a esos días en los que la energía es mi amiga y cuando el cansancio, los berrinches o las travesuras me quieran sabotear, darme el tiempo suficiente para recuperarme, porque soy humano, porque mi corazón a veces es frágil y porque lo necesito para inyectarle gasolina al resto de mis días cómo mamá.

No soy la mamá que el mundo espera que sea, sólo soy la mamá que puedo ser, soy una mamá que se queda en casa y que trabaja mucho desde que amanece hasta la hora de dormir. Mamá aprendiendo de otras mamás, ideando recetas para cambiar un poco la sazón y lograr que coman verduras, una mamá intentando criar conscientemente, la que inventa juegos que duran no más de 15 minutos pues termino exhausta pero ellos muy felices, la que llora y ríe al mismo tiempo luego de un día difícil… soy orgullosamente “mamá en casa”.

Alex Campos

Lic. en Comunicación por la Universidad Del Valle de México. Conductora en diferentes facetas, actualmente presentadora de noticias. Apasionada de la escritura y enamorada del arte de ser mamá. Mamá de Samantha, José Antonio y Rafael.

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