Talla M

Aceptar la evolución a la que nos enfrentamos diario, y parte de esta transformación es debido a las consecuencias de nuestras propias acciones.

Por Daniella Monarez

Hoy cambié de talla, mejor dicho hoy lo acepté. Llevo dos años sumiendo el abdomen en cada blusa que visto en un intento por ocultar lo que sobra, así también he guardado más de un par de prendas con la esperanza que pronto me ajusten, aunque sé que no lo harán.

Ya tengo más de 30 años, la vida hace rato que me alcanzó y me encuentro estando aferrada a estancarme en una talla y en una zona de confort, sin embargo, hoy me doy cuenta de lo que significa no entrar nunca más en ese vestido ajustado, con ello también acepto deshacerme de un montón de jeans y aprovecho para esfumar el cúmulo de miedos y vicios mentales que he estado cargando.

En la especialidad que realizo el año inicia y termina en marzo, así que lo que va de este segundo año escolar, he decidido calzar la mejor actitud, dentro y fuera del quirófano, con mis maestros, la familia y sobre todo mi hija.

Durante mi primer año la pasé experimentando, desde volver a entrar a las 7 en punto diario, hasta el trato con nuevos compañeros y profesores adjuntos, los cuales uno que otro me sorprendió en mi examen de grado. Y aunque durante mis 5 años de médico general nunca perdí del todo el contacto con el ambiente médico, siempre me sentí igual que todos, generales o especialistas, médicos al fin. Si me agarró en curva el volver a ser estudiante, con jerarquías mucho muy marcadas, en las cuales en ocasiones ni de “tu” se le puede hablar a otro médico que ya sea especialista, aunque seamos de la misma generación, y todo por el simple hecho de tener un título extra.

Por el ambiente de cordialidad en el que ejercí como general, casi olvidaba la cadena alimenticia de los hospitales, siendo yo el rival más débil al cursar el primer año de la residencia. Sin lugar a dudas he forjado grandes amistades que pienso conservar en el futuro. No olvido a los que me han apoyado desde el principio y han creído en mí, realmente esta es la inversión más fuerte que he hecho en mi vida y el ver como he adquirido nuevas y buenas habilidades y conocimientos me llena de satisfacción, pero sobre todo de tranquilidad, al saber que el empeño y tiempo que he puesto en este proyecto ha estado bien empleado. Al alcanzar estas destrezas he tenido que soltar una que otra chaqueta mental, así que, si me dieran a elegir un poder de superhéroe, sin lugar a dudas sería el regresar en el tiempo, obviamente sabiendo lo que se hasta ahora, y en definitivo optaría por ser una buena estudiante, ya que siendo honesta, siempre fui un poco rebelde con marcados problemas de autoridad. Y eso en la medicina, simplemente no va.

Ahora que lo sé y vivo con el agobio que me significa ser madre con la conciencia de la responsabilidad que me corresponde de transmitirle lo bueno y malo de la vida, es que procure ser una buena alumna, dedicada, con la entrega correspondiente que merecerán los sueños que tenga.

En conclusión, solo queda aceptar la evolución a la que nos enfrentamos diario, y parte de esta transformación es debido a las consecuencias de nuestras propias acciones, simpáticamente como la de si dejé de hacer ejercicio y me enamoré de los carbohidratos, obviamente desarrollé una talla M.

Fuente de foto http://www.freepik.com

Daniella Monárez

Soy médico general y desde hace un año y medio inicié mi travesía en la residencia para la especialidad de Anestesiología, la que se ha convertido mi más grande pasión. Volví a nacer cuando me convertí en madre de una hermosa niña. Fanática del béisbol, amante de las ofertas y las ventas de segunda. Ando por la vida sin equipo de protección y me encantaría tener la condición necesaria para ser toda una biker. Feliz de respirar, honro cada uno de los días que he vivido y agradezco a Dios que me permita seguir intercambiando oxígeno (qué sería de un doctor sin su frase rimbombante).

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