¿Cómo ser mamá de una señora de treinta y tantos?

Amo a mi mamá y seguramente, es lo mismo que ella buscaría de mí.

Por Valeria González

 

Soy hija, tengo 38 años y hoy quisiera decirles a las mamás de mujeres como yo, cómo nos gustaría ser tratadas. Aunque infiero que es casi lo mismo lo que a una mamá de una mujer de mediana edad le gustaría recibir.

Los siguientes puntos son en base a un consenso de muchísimas pláticas con amigas.

  1. Por favor, ya no eduquen a sus hijas. Nos vamos a equivocar seguramente durante el camino, pero cuando les platicamos nuestros problemas o situaciones lo que en el fondo buscamos no es consejo, es apoyo y consuelo. Sentir que llegamos a un puerto seguro donde podemos desahogarnos sin sentirnos juzgadas. Un abrazo con mucho cariño y palabras de aliento son mucho mejores que los “deberías hacer esto u el otro”. Si la hija pide consejo eso es otra cosa, pero nunca dar un consejo no solicitado.
  1. Confíen en que durante nuestra infancia y adolescencia hicieron lo mejor. Todos nos equivocamos, pero en ese momento y con las herramientas con las que contaban tomaron la mejor decisión. Y así, confíen en que nosotros hacemos lo mismo con nuestros pequeños. Véanos capaces, con todas las herramientas para tomar las mejores decisiones.
  1. Tal vez la decisión que tomamos no es lo más adecuado para ustedes, pero, recuerden que cada quien tiene que caminar su camino y ahora nos toca a nosotros equivocarnos. Y si al final de cuentas nos equivocamos, la caída no dolerá tanto porque hay una red de seguridad cuando una hija siente el apoyo y aprobación de su madre a cualquier edad.
  1. Las situaciones que ustedes vivieron son muy diferentes a las que ahora estamos viviendo y así nuestros hijos vivirán una realidad completamente diferente. Yo sé que quisieran seguir protegiéndonos, pero insisto, ya estamos grandes. Véanos fuertes, confíen en su trabajo previo y si no es así, perdónense para poder perdonar que nosotras no hagamos las cosas a su manera.
  1. Traten de vernos más allá del prejuicio. Es bien sabido que cuando a alguien le asignan una etiqueta se comportará de acuerdo a ella y más si son tantos años cargando con esa etiqueta o expectativa. Si les gustaría mejorar su relación con su hija treintañera o cuarentona, eliminen las etiquetas o expectativas, se sorprenderán de lo que descubren.
  2. Traten de NO ver el error, el negrito en el arroz. Sé que la forma de ser madre en los 70´s era ver en qué están fallando sus hijos para ayudarlos a corregir sus errores. Igual y eso les funcionó cuando estábamos chicas, (yo con mis hijos lo he implementado, pero no me ha funcionado para nada). Ya somos unas mujeres hechas y derechas, llenas de virtudes, llenas de fortalezas y habilidades, ojalá pudieran verlo para su tranquilidad. Y si no lo pueden ver, no importa, pero si quieren una mejor relación con su hija solo guárdenselo y no lo expresen tanto. Hacer esto no les quita el ser “buenas” madres, de verdad, es sólo una creencia pensar que son “buenas” madres porque corrigen el error en sus hijos, (además, ya podemos hacerlo solos). Son buenas madres porque nos aman sin condiciones.

Amo a mi mamá y seguramente, como comentaba en un inicio, es lo mismo que ella buscaría de mí. Que la vea capaz, la apoye y ame sin condiciones. Es muchísimo más sencillo ver a nuestros amigos capaces, apoyarlos sin condiciones en sus decisiones, pero cuando el círculo se vuelve más estrecho: hermanos, padres, hijos; todo se complica más. De verdad se aligera la carga cuando nos quitamos costales que no nos corresponden y confiamos en el otro y lo vemos capaz de vivir de la mejor manera lo que está experimentando. Y en cuanto veamos más capaces a los demás, por consiguiente, nos veremos a nosotros mismos igualmente capaces. Lo que damos es lo mismo que recibimos.

Valeria Gonzalez

Valeria González, esposa y mamá de una niña y un niño. Estudió Ciencias de la Comunicación, aunque profesionalmente se ha dedicado a la industria restaurantera. Actualmente se siente feliz siendo ama de casa ya que solo dedica unas horas a la semana a los restaurantes. Inicia su búsqueda o madurez espiritual con Yoga kundalini y más tarde y desde hace casi 4 años con Un Curso de Milagros y ahí dejo de buscar más no de aprender.

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