APRENDIENDO A EXTRAÑAR

Por Alma Lorena Chávez

Me he dado cuenta que por lo que más sufrimos en esta vida es por los procesos de desapego que pasamos los seres humanos.

Nos apegamos a las personas, situaciones, lugares, animales o hasta a algo material, realmente podríamos apegarnos a cualquier cosa y cada quien tiene sus propios apegos.

Me gustaría compartir que en los últimos años, he vivido una serie de desapegos que me han hecho crecer y reflexionar acerca de esto. De lo que más me ha costado es a desapegarme de personas que ya no están con nosotros ¡Qué difícil son esas pérdidas! Sin embargo, podemos sufrir también al desapegarnos de personas que aún viven, algunas veces provocando más aflicción.

También, como todos, he perdido mascotas queridas, he aceptado la distancia y hasta hace algunos días aprendí a desapegarme de la información de mi computadora personal de hace 5 años.  Renunciar a trabajos de años, información o fotos me ha costado mucho,  puedo confesarlo.  APEGO.  Recientemente me cambié de casa, una mudanza que representó una serie de desapegos materiales y de expectativas, me deshice de objetos que guardaba pensando en que los volvería a utilizar o aquellos inutilizables que me recordaban una experiencia en particular, confieso también que no fue fácil para mí deshacerme de todo esto hasta que entendí que los recuerdos están en nuestra mente y no en los objetos. DESAPEGO.   

Aceptar estás pérdidas nos causan tristeza, dolor, frustración y una combinación de sentimientos que por nuestra naturaleza humana no podemos evitar. Lo que si podemos hacer es manejar estas emociones de una manera positiva para que no nos “atasquemos” en ellas. Y aunque es algo que es parte de la vida, me pregunto ¿Cómo puedo ayudar a mis hijos a que aprendan a llevar estos desapegos de la mejor manera? ¿Cómo puedo yo enfrentar éstos retos personalmente?

Podemos ayudar a nuestros hijos a largo plazo si utilizamos las situaciones del día a día, comunicándonos continuamente con ellos, desde tener que aceptar que no podemos estar el 100% del tiempo con ellos,  a separarse de un juguete, peluche o cualquier cosa, a enfrentar de la mejor manera un cambio de casa, de escuela, de logística, etc. Acompañarlos en este camino sin pasar por alto ningún detalle. Ayudarlos a  desapegarse de cosas sencillas y hacer un alto para preguntarles qué es lo que sienten o piensan. Tal vez no podremos evitar las lágrimas pero estaremos modelando algo que necesitarán para enfrentarse a situaciones complicadas de la vida. Es como aprender en chiquito.

Para trabajar en nosotros mismos, la teoría que desarrolló Lynn Lott en su libro “Conocerme es amarme”, usar las AAA siempre es aplicable y beneficioso. El primer paso es hacer AUTOCONSCIENCIA ¿Qué ocasiona este apego? ¿De dónde viene? ¿Cuándo era una niña o niño, qué hizo que yo me apegara a esto que ahora me estoy apegando?

El segundo  paso es la ACEPTACIÓN, es decir dejar a un lado los juicios, comparaciones, deberes, críticas y aceptarnos tal cuál somos para después pasar al tercer paso que sería la ACCIÓN, el pequeño paso que estamos dispuestos a dar para no dejar que ese apego te siga afectando o dañando.

Ahora,  extrañar, ¿en qué grado es apego? En la medida que esto te afecte o no. Pienso que extrañar es algo inevitable.

Un día, una persona muy importante en mi vida,  acertadamente me dijo  que en lugar de extrañar podemos recordar los bellos momentos y alegrarte el día. Me di cuenta de que esa es la mejor manera para superar el extrañamiento e inconscientemente así lo he hecho toda mi vida.

Podría definir que extrañar es añorar a una persona o alguna situación que te causó felicidad así que tal vez lo mejor que podemos hacer es iniciar en nuestra mente, con nuestros pensamientos, continuar en nuestro corazón, familiarizándonos  con nuestros sentimientos y valorando todo aquello que en ese momento estás viviendo y que puedes llegar a extrañar algún día.  Analiza y comprende tus emociones, siempre tendrán mucho que enseñarte.

Cerraré estas líneas con lo que nos compartió Alfred Adler en su libro “El sentido de la Vida” (1937):

No estamos determinados por nuestras experiencias, sin embargo estamos determinados por el significado que les damos, y cuando tomamos determinadas experiencias como la base de nuestra vida futura, estamos casi seguros de equivocarnos en cierto modo. Los significados no son determinados por las situaciones. Nos determinamos a nosotros mismos por el significado que les damos a las situaciones.

La inteligencia emocional no es una temática de moda, grandes filósofos y científicos de todos los tiempos nos invitan a abrir nuestra mente y entender nuestro corazón.

Vive el hoy,  reduce tus expectativas, deja que todo fluya y aprende en el camino.

Alma Lorena Chávez

Mamá de 3, dos niñas y un varón, apasionada de la crianza con amor y de construir un mundo mejor. Empresaria y maestra, amante de la naturaleza, de la cocina y de pasar tiempo con mi familia.

DEJA UN COMENTARIO

LECTURAS RELACIONADAS