¿Puedo encontrar mi elemento?

Por Liliana Contreras Reyes

He estado enfrascada en la lectura de dos libros de manera simultánea. No sé si les haya pasado, pero, teniendo estas dos opciones, la única salida fue leerlos alternadamente. Un rato uno, un rato el otro. ¿Por qué?

Ambos libros tratan del éxito. Tratan de responder, a través de la exposición de casos, por qué unas personas tienen éxito y otras no.

Sir Ken Robinson y Lou Aronica

En una entrada previa, ya les hablé de la Escuela creativa de estos mismos autores. En dicho libro, Robinson refiere una y otra vez a El Elemento, así que es inevitable buscarlo para comprender su planteamiento por completo. Robinson se enfoca en el estudio de escuelas y casos de éxito, proponiendo un cambio de paradigma en la educación, ya que, como pintan las cosas, realmente no sabemos qué profesiones se van a necesitar cuando nuestros hijos sean adultos y, por ende, sería más provechoso educarlos en torno a la creatividad, la flexibilidad, la solución de problemas, entre otras habilidades, que favorecerían su adaptación en cualquier circunstancia y contexto.

No pude evitar hacer un diagrama, para poder compartirles mi análisis. El Elemento es el término usado por Robinson para describir ese lugar donde convergen las aptitudes naturales y las inclinaciones personales. Es decir, cuando hacemos algo en lo que somos hábiles y que, además, nos apasiona. ¿Cuántos se encuentran en ese lugar?

Robinson entrevistó a una gran cantidad de personas exitosas en su campo: músicos, profesores, deportistas, economistas, matemáticos, para conocer sus historias de vida, tratando de explicar cómo lograron llegar a su Elemento. Sus características principales son: capacidad y vocación. Soy bueno en algo y, además, estoy llamado a dedicarme a ello. Las condiciones, (una de las cuales coincide con lo que encontró Gladwell en su estudio, la oportunidad) son actitud y oportunidad, lo que implica que voy en busca de algo y tengo la oportunidad de aprenderlo o ejercerlo.

El autor lo resume de esta manera: lo entiendo, me encanta, lo quiero, lo busco (p.45).

“Encontrar nuestras fuerzas creativas es parte fundamental para llegar a ser quienes realmente somos” (Robinson, p. 47). Lo entiendo así: hacer o crear algo con todas las habilidades, aptitudes, intereses, personalidad, contexto, etc., que tenemos cada uno de nosotros, da pie a que haya tantos tipos de inteligencias, tantas creaciones, tantos modos de llegar a ellas, como personas en el mundo.

Varias veces he escrito que, tal vez, me equivoqué de profesión. Debí haber estudiado para ser maestra. O quizá no. Me encanta mi trabajo, pero aún no estoy segura si estoy en MI ELEMENTO. Robinson escribe que cuando una persona encuentra su elemento y se encuentra en su zona, tiene una sensación de libertad y autenticidad, describiéndolo como un tipo de “metaestado” donde las ideas surgen con rapidez, donde simplemente fluyes.

Estoy en esa encrucijada en la que me pregunto si debo hacer otra cosa y es aquí donde entra Malcolm Gladwell con su libro Fueras de serie (outliers). El libro me parece motivante e inspirador porque trata de describir cómo las personas geniales, a quienes consideramos “gurús” en lo que sea que estén haciendo, no nacieron con dicha genialidad. Que hayan llegado a donde se encuentran se debe a horas y horas de especialización. Sus cálculos rondan en un mínimo de 10 mil horas para convertirse en expertos en su área.

Al igual que Robinson, Gladwell analiza a deportistas, escritores, científicos, premios nobel, fotógrafos y encuentra que todos ellos lograron ser tan buenos en lo que hacen, por varios factores: un mínimo de 10 mil horas, habilidad o capacidad, oportunidad, contexto familiar, una comunidad que los preparó para el mundo (un mentor o tutor, un compañero).

En los casos que analiza el autor, compara los resultados de personas geniales con personas con una inteligencia “suficiente”, encontrando que esto no lo es todo. En el seguimiento hecho a niños con un CI muy superior, encontraron que, en el largo plazo, los que aprovecharon su inteligencia para desarrollarse plenamente, solo fueron aquellos que contaban con una educación familiar y un contexto que los encaminó hacia ello.

Muchos de los casos exitosos propuestos, abandonaron la escuela y llegaron a ser expertos en su área por una vocación férrea, por horas de práctica, por encontrarse con un mentor que los acompañó en su crecimiento, por haber nacido en determinado momento histórico que aprovecharon como nadie más.

¿Por qué es motivante?

Leerlo de manera superficial puede ser abrumador. ¿Diez mil horas? ¿En serio? ¿Son mil doscientos cincuenta días, practicando por ocho horas diarias? Y esto, solo para adquirir una habilidad de experto.

Pero, haciendo un análisis más detallado de lo que propone el autor, nos está diciendo: no necesitas tener un CI de 195, puedes tener éxito en tu campo, si estás lo suficientemente comprometido.

Si quiero ser exitoso, puedo hacerlo, siempre que tenga la disposición de dedicarle 10 mil horas, como mínimo, de mi vida.

Puedo infundir en mis hijos la certeza de que ellos tienen el derecho de ser tratados con bien en el mundo, para que aprendan, desde temprana edad, que su voz es importante.

No hay una edad límite para el éxito.

Es necesario y posible un cambio de paradigma en la educación.

La inteligencia no es el único ingrediente del éxito. Hay factores más importantes como la educación familiar, el contexto y las oportunidades que nos da la vida.

Después de las lecturas, mi compromiso es encontrar (o aceptar) mi Elemento y enfocarme a sumar y sumar horas de práctica.

Mi compromiso es convertir estos planteamientos en un proyecto educativo que llegue a mis hijos y a mis alumnos.

¿Ya sabes cuál es el tuyo? ¿Vives en él?

Fuentes:

Gladwell, M. (2008). Fueras de serie (Outliers). Por qué unas personas tienen éxito y otras no. Penguin Random House.

Robinson, K., Aronica L. (2009). El elemento. Descubrir tu pasión lo cambia todo. Penguin Random House.

Contacto:

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Liliana Contreras

Psicóloga y Licenciada en letras españolas. Cuenta con un Máster en Neuropsicología y una Maestría en Planeación. Se dedica a la atención de niños con trastornos del desarrollo. Fundó el centro Kua’nu en 2012 y la Comunidad Educativa Alebrije en 2019. Ha publicado en la revista La Humildad Premiada, Historias de Entretén y Miento, La Gazeta de Saltillo, en los periódicos Vanguardia y Zócalo de Saltillo. Colaboró en el libro Cartografía a dos voces. Antología de poesía (Biblioteca Pape & IMC, 2017) y en el Recetario para mamá. Manual de estimulación en casa (Matatena, 2017). Publicó el libro Las aventuras del cuaderno rojo (IMCS, 2019), Brainstorm. Manual de intervención neuropsicológica infantil (Kuanu, 2019), Abuelas, madres, hijas (U. A. de C., 2022), Un viaje por cielo, mar y tierra. Aprender a leer y escribir en un viaje por México (Kuanu, 2022) y, actualmente, escribe para la revista NES, en la edición impresa y digital.

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