X

DAR Y RECIBIR

Por Liliana Mendoza

¿Cuántas veces hemos escuchado la frase, tienes que dar sin esperar nada a cambio? Muchas ¿verdad? Y muchas veces cuando no te sientes correspondido, hasta culpable te sientes por sentirte así porque te han dicho infinidad de veces que tienes que dar sin recibir.

Me he puesto mucho a pensar, con base a experiencias pasadas, que esta frase tiene una parte de mentira, te explico un poco mi perspectiva.

Dar constantemente puede provocarte un gran desgaste a todos los niveles y eso no es positivo para ti. Tú también tienes derecho a recibir, aunque sea tan solo una mínima parte de lo que tú has dado. Porque si no, tarde o temprano, te terminarás cansando de esta situación.

Ahora primero habrá que separar dos aspectos importantes para sostener este argumento, primero es el hacer las cosas porque queremos y nos hacen sentir bien (no importa si recibimos o no algo a cambio), es decir donaciones, ayudar a gente que lo necesita, entre otras; segundo es hacer o dar en las relaciones cercanas, allí es donde debemos esperar una relación recíproca.

Piensa un poco lo siguiente, te desvives o planeas algo especial por el cumple de tu mejor amiga y cuando llega tu cumpleaños solo recibes un mensaje por parte de ella. O tienes una pareja que siempre puede contar contigo, puesto que tú siempre estás ahí, disponible, para él o ella pero cuando necesitas a alguien no puedes recurrir a tu pareja porque siempre está ocupada o te juzga o no está dispuesto a escuchar. Injusto ¿verdad? Te sientes tonta y aparte culpable porque te dicen que no debes esperar nada de nadie; MENTIRA, cuando hablamos de relaciones cercanas siempre esperamos algo a cambio, una reciprocidad.

Claro que si yo le ofrezco mi amistad e interés o amor, o atención a alguien que aprecio, claro que merezco, creo y me gustaría recibir lo mismo que yo doy. Tenemos que diferenciar entre las relaciones cercanas, y las “generales” o puntuales.

Una cosa es ayudar a aquel que lo necesite y la otra dejar que otros se aprovechen de nosotros, hay que saber distinguir. Cuando ayudamos a los demás, también nos ayudamos a nosotros mismos. Sin duda, ofrecer lo mejor de nosotros a los demás sin esperar nada a cambio, es una acto que nos llenará de felicidad. Si somos generosos, no dejemos que nada ni nadie cambie nuestra auténtica naturaleza.

Es importante reconocer nuestras necesidades y nuestro valor como personas para reconocer que también merecemos lo que estamos dispuestos a dar. Creo que esto nos ayudará a seleccionar de una manera más cuidadosa y responsable a quien le damos nuestra atención y tiempo.

Liliana Mendoza: Mamá de Diego, Maestría en Administración de Instituciones Educativas, trabajo en el sector público, me apasiona leer y aprender sobre mujeres. Ahora aprendo a ser mamá.
Related Post