UNA CLASE DE AMOR PROPIO POSITIVAMENTE SEXY

Por Mary Carmen Urrieta

Dicen que el cine tiene el poder de moverte de tal forma que cuando sales de ver una película no eres la misma persona que entró a la sala de proyecciones. Eso me sucedió hace unos días cuando fui a ver “Buena Suerte, Leo Grande”.

Esperaba pasar una tarde divertida en el cine y ver una comedia ligera, en su lugar me enfrenté a una bomba que me puso a pensar en temas como la aceptación que cada uno hacemos de nuestro cuerpo, los cambios que experimentamos a lo largo de la vida, el papel que ocupan el sexo, el placer, la culpa, el amor, el deber, la religión, las buenas costumbres en nuestro día a día, entre otras cosas… y creo que no fui la única que se quedó muy pensativa.

“Buena Suerte, Leo Grande” es una cinta inglesa de este 2022 que presenta Nancy Stokes, (Emma Thompson) una maestra de estudios religiosos jubilada, viuda, con hijos independientes, de más de 60 años y siempre ha hecho lo que es políticamente correcto, es más, es capaz de enlistar todas las cosas que quiere, ¡restándole espontaneidad a todo!

Un día, decide explorar algunos detalles de su vida “antes de que sea demasiado tarde” y contrata a un joven que brinda el servicio de compañía sexual, dicho así con todas sus letras.

Lo que sucede entre Leo Grande (Daryl McCormack) y Nancy es una interesante experiencia que abarca más allá de lo sexual. Sus conversaciones van de menos a más y tocan aspectos que tienen que ver con su forma de pensar, lo que han vivido, lo que piensan de la familia, de sus profesiones, sus placeres, sus alegrías, etc.

En algún momento los diálogos son fuertes y conmovedores, en otros, son sencillos, espontáneos y llenos de enseñanza en ambos casos arman dos visiones de la vida: la de una mujer de la tercera edad con mucho por experimentar y la de un joven que busca sanar, mientras brinda compañía, a veces emocional y a veces física.

Podría contar más sobre la trama de esta película, pero sería, más que hacer un spóiler, quitarle lo consistente y reflexivo a una historia que es un agradable respiro en la cartelera actual.

La cinta tiene momentos muy interesantes que pudieran servirnos a los espectadores como una especie de test personal, ese que se hace en lo privado y que nos pone frente a una situación igual, parecida o ya superada.

Lo que sí voy a destacar son dos cosas, la primera es que en “Buena Suerte, Leo Grande”, Emma Thompson nos regala una cátedra de actuación, elegancia y dignidad con un personaje que, como si fuera una oruga en el camino a su bella transformación, aprovecha las enseñanzas de la situación que vive y crece ante los ojos de espectadores.

Sería un acierto que Thompson recibiera reconocimientos por ese papel, no solo por los matices con los que viste a una mujer como Kate, sino por la generosidad con la que se muestra ante la cámara a sus 60 y tantos años.

Qué belleza ver en pantalla a dos personas muy distintas y que son capaces de tener intimidad con ropa y sin ella, que desnudan sus pensamientos, antes que sus cuerpos y que ganan batallas no contadas en una situación que en otro momento podría no haber sucedido.

Lo segundo que diré es que probablemente los espectadores con una limitada visión de su entorno se sentirán ofendidos por el tema de esta cinta, quizá quienes son felices en todos los aspectos de su vida la disfrutarán mucho, tal vez quienes no saben o no quieren ver lo mucho que valen, se sentirán plenamente identificados y buscarán, como los protagonistas de esta historia, disfrutar más y sufrir menos.

Buena Suerte, Leo Grande (Good Luck to you, Leo Grande)
Reino Unido 2022
Actúan: Emma Thompson y Daryl McCormack
Directora: Sophie Hyde

Mary Carmen Urrieta

Soy comunicóloga de profesión, géminis al 100% y cinéfila de corazón. Tengo 20 años de experiencia en edición periodística y a mi paso por diferentes diarios de Saltillo y uno en Guadalajara, aprendí la magia que despierta la palabra escrita en todos los que nos dejamos enamorar por ella. Hace muuucho tiempo, para celebrar mi cumpleaños número 4 le pedí a mis papás que no me hicieran fiesta, pues además de que no me gustaba el pastel, me sentía más contenta en una sala de cine. Con el paso del tiempo, solo una cosa ha cambiado, ya amo los pasteles. Mi amor por el cine no solo creció y me llevó a prepararme y escribir sobre lo que veo, también me ha regalado increíbles experiencias que comparto con quienes me leen.

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