Las “malas palabras” que dicen los niños

Laura Carrillo

Es común que, cuando los niños están en edad preescolar, y comienzan a estar en contacto con más niños, regresen a casa con nuevas palabras. O también existe la posibilidad de que, en casa, los adultos utilicen “malas palabras” como parte de su vocabulario; sobre todo en nuestra sociedad mexicana, donde las “malas palabras” no necesariamente se usan para ofender.

Sea cual sea la situación, cuando escuchamos a un pequeño decir palabras ofensivas como “cara de moco”, “eres popó” o “malas palabras” de adultos, nos asustamos y a veces hasta enojamos.

Aún recuerdo aquella vez que mi hijo, en ese momento de 4 años, me dijo: “Mamá, mira el desmadre que ya hizo mi hermana.” A lo que atiné decirle, “la palabra correcta es desorden, y él simplemente corrigió y cambió la palabra.

Nuestra reacción se vuelve muy importante. Si lo vemos como algo sumamente malo, le damos más importancia, y por lo tanto se vuelve un recurso para que los niños llamen nuestra atención.

A continuación, te daré algunas opciones que encontrarás en el libro Disciplina Positiva de la A-Z, escrito por Jane Nelsen, Lynn Lott y H. Stephen Glenn:

  1. Generalmente las malas palabras obtienen una respuesta drástica. En lugar de expresar consternación o enojo, simplemente diga que tal lenguaje es inadecuado porque es irrespetuoso. A veces ayuda designar un lugar en la casa o fuera de ella en la que el niño pueda mencionar toda una lista de sus malas palabras y después regresar a las áreas comunes una vez que lo haya hecho.
  2. Sea afectuoso y firme con los niños preescolares, diga: “No usamos ese tipo de palabras en nuestra casa”. Lleve al niño que ha insultado a otra habitación e invítelo a que regrese cuando esté dispuesto a utilizar palabras adecuadas. Ignorar el lenguaje inadecuado no es conveniente pues se pasan por alto los lineamientos para un buen comportamiento.
  3. Otra posibilidad es hacer algo inesperado: Cuando los niños muy pequeños utilicen groserías o lenguaje sucio (“cabeza de caca”) haga un juego de palabras absurdo: “coco, cucu”. Rápidamente olvidarán la palabra original y se divertirán alterando sonidos o inventando palabras absurdas.
  4. Haga uso de su sentido del humor. Si realmente cree que su hijo no comprende el significado de las palabras tanto como la reacción que éstas generan, entonces reaccione de diferente manera. Cuando su hijo le llame “cabeza de chorlito”, usted diga “tú Mickey Mouse” o cualquier otra frase absurda que no sea irrespetuosa. Probablemente el niño intentará obtener la reacción que obtenía antes escalando en sus insultos, pero usted deberá seguir tratando de regresarlo con “tú Petunia”, etc. Al final se dará por vencido y lo más probable es que ambos terminen riendo.
  5. Cuando los niños insulten, hágales saber cómo le afecta a usted: “Me siento incómoda cuando insultas y te voy a agradecer si eliges otras palabras para describir la forma en que te sientes”.
  6. Cuando los insultos vengan por ira o alteración, valore los sentimientos del niño. “Me doy cuenta que estás muy enojado. Esto debe ser muy difícil para ti.” O, “Parece que estás realmente enojado, pareces muy molesto. Es frustrante cuando no obtenemos lo que queremos”. Espere un tiempo antes de discutir sobre las formas más adecuadas de expresar los sentimientos si usted y su hijo necesitan un periodo de enfriamiento. De otra forma diga: “no es malo sentir enojo, pero por favor exprésalo diciendo “estoy enojado”, en lugar de decir groserías”.
  7. Practiquen el respeto mutuo: “Yo te respeto y quisiera escuchar lo que tienes que decir. Me respeto a mí misma, y quiero escuchar lo que tengas que decir sin malas palabras”.

Estas son algunas sugerencias respetuosas que podrías poner en práctica, y si tienes alguna que a ti te haya sido útil, compártela.

 

Encuentra este artículo en nuestra Edición Impresa No.06

Laura Carrillo

Mamá de 2 hijos, egresada de la carrera de Psicología UDLAP, Educadora Certificada en Disciplina Positiva para Padres y en el Salón de Clases por la Positive Discipline Association. Psicóloga del Centro Integral de Maternidad del Hospital Universitario de Saltillo. Cofundadora de Matatena A.C.

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