Mamá Shakti

Lo que es cierto, es quela llegada de un hijo puede ser un gran impulso y despertar.

Por Kim Dewey

 

Escribo mientras mi hijo duerme “en rebozado” pegadito a mi pecho. Recién cumplimos seis semanas. Él seis semanas de nacido, yo seis semanas de ser mamá de dos. Respiro profundo e intento poner en orden mis ideas y mi vida. Y es que, no sé si les pase a todas las nuevas y no tan nuevas mamás, pero la llegada de un bebé a casa sea el primero o el cuarto, no solo revoluciona la vida familiar, también remueve todo el mundo interior de la madre. Y no me refiero solo a lo obvio: la recuperación física, el reajuste del cuerpo, la falta de sueño y el llevar el día a día con un nuevo ser –  me refiero a otro tipo de energía que se despierta y que va de la mano con el haber creado y dado vida, a la energía creativa femenina, a shakti. Hablo de los sueños, proyectos, ideas, nuevas posibilidades y nuevas formas de ver el mundo que salen a la luz y piden ser escuchadas. Que aún con la falta de tiempo y el desgaste físico que se vive los primeros meses tras el nacimiento de un hijo, hay una chispa creativa que, al contrario de apagarse, brilla con más fuerza.

Creo que es por el hecho de desprendernos de nosotras mismas, de sentir profundamente el poder de nuestro cuerpo y de experimentar el amor más grande posible, que hace que todo cobre un sentido diferente, que aparezcan revelaciones y mucha más claridad en nuestra propia vida (aunque esa claridad venga disfrazada de dudas y confusión, que simplemente está mostrándonos nuestro lado más honesto y real). O es tal vez es el contacto con la magia, la fragilidad y la fortaleza de un bebé lo que nos permite percibir lo más sutil y sagrado de nuestra propia existencia y el mundo en el que vivimos.

Esa chispa creativa puede ser una sacudida fuerte o ser una voz más sutil, de cualquier forma, que se manifieste, es liberadora y es un gran regalo de la vida para cada madre. Muchas veces es un llamado a hacer cambios, o lleva nuestra mirada hacia caminos desconocidos, otras veces llega a reinventarnos, o a poner en marcha aquello que venimos postergando. Quizá simplemente invite a contemplar y agradecer, a detenernos y a reconocernos desde la consciencia y con nuevos ojos. Lo que es cierto es que la llegada de un hijo puede ser un gran impulso y despertar. Esta en nosotras el dejarnos guiar o no, el nutrir esa shakti o dejar que se duerma.

Durante el embarazo, parto y primeros días postparto la energía creativa de vida fluye con fuerza y de forma natural a través de la madre y su bebé. Si la mamá se lo permite, es fácil sumergirse en ella. Estamos diseñadas para ello, es lo natural, es dejarse envolver por la magia y milagro de la vida.

Los siguientes meses, después del nacimiento del bebé, cuesta un poco más encausar y aterrizar esa energía.  Por un lado, hay una explosión de ideas, visiones e inspiración, por otro y al mismo tiempo se siente el cansancio, las demandas de la vida real, las expectativas del mundo exterior y los cambios inevitables que vienen con la maternidad. Puede ser un caos y sentirse muy abrumador, hasta parecer imposible pensar o tener energía para algo más que arrullar, cambiar pañales, dar la teta y con suerte poder dormir un poco. Definitivamente no es fácil, pero es posible y sobre todo es necesario, para no desaparecer, para nutrirnos desde adentro, para seguir creciendo, para que esa chispa creativa sea nuestra aliada en la crianza de nuestros los hijos.

¿Pero con un recién nacido en brazos como podemos hacerlo? a través de pequeñas acciones conscientes que nos conecten con nuestro centro, que nos hagan sentir bien y que nos permitan escuchar la voz de shakti a través de la intuición o la voz interior. Algunas de nosotras necesitamos aprender a pedir ayuda para aligerar la carga, o a lo mejor darse el tiempo para tomar un té calientito o un buen baño; crear sencillos rituales como prender una vela y agradecer – especialmente los días difíciles – puede ser muy sanador, o meditar solo por tres minutos, o escribir, aunque sean dos renglones, o cantar o bailar. Es buena idea tener un cuaderno cerca para anotar las ideas y sueños que surjan, por más locos que parezcan, o salir a caminar descalza y sentir el sostén de la tierra y respirar profundo. Cada mujer debe encontrar su medicina, lo que la conecta con su propia shakti.

Después es simplemente dejarse guiar, confiar, tomar valor para actuar, sea lo que sea que eso signifique, y soltar. Cada una a su tiempo, a su modo, a su ritmo.

Se acerca el fin de año, hagamos un huequito en nuestro día para mirar de frente esa energía creadora, escuchemos con atención, honremos nuestra fuerza y poder de madres, dejemos que la magia se libere. Caminemos llenas de shakti, despiertas, imperfectas y creativas junto a esas personitas que nos han elegido como sus compañeras y guías. Brillando, creando y criando en consciencia, radiantes, felices y libres.

Kim Dewey

Mamá, yoguini, diseñadora y viajera de corazón. Criando despacio. Lo que me inspira: mi familia, la naturaleza, la magia de lo cotidiano.

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